Soy más rica que mi exmarido multimillonario romance Capítulo 4

El ambiente en el estrecho espacio era sofocante.

Caleb sacó su mechero, encendió un cigarrillo y empezó a fumar para aliviar la presión. El color del humo del cigarrillo era un poco desagradable. Alina frunció ligeramente el ceño, pero no dijo nada.

Ella se recostó bien en el asiento y desarrugó la camisa, que había sido desordenada por el hombre.

Caleb exhaló una bocanada de humo y dijo a la ligera:

—¿Te alivias ya después de haberme enfadado a propósito?

Ante sus palabras, Alina detuvo en seco sus manos que alisaban la ropa, y, sin responderle, dijo:

—Dame esa información que tienes y borra la copia de seguridad.

La información a la que Alina se refería era lo que Tomas acababa de mostrarle en la tableta. Ella no esperaba que en tan poco tiempo Caleb ya había obtenido tanta información desfavorable de Andre.

El ambiente en el coche se volvió aún más incómodo cuando las palabras salieron de su boca.

—Estás muy preocupado por él —Caleb dijo con seguridad en su voz.

Alina mantuvo en silencio sin replicar.

Al ver que ella no dijo nada, Caleb se enfadó un poco y mandó:

—Redacta un acuerdo de divorcio y divórciate de él inmediatamente.

Sosteniendo casualmente el cigarrillo entre sus dedos, con la otra mano, él le pellizcó ligeramente la mejilla y añadió:

—Y no intentes provocarme siempre. Puede que no puedas soportar las consecuencias si me haces enfadar de verdad.

«¡Cabrón! ¡¿Cómo se atreve a amenazarme?!»

Alina, quien acababa de calmar su ira, se enfadó de nuevo, apartó la mano que pellizcaba su mejilla e interrogó con disgusto:

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Me estás amenazando?

El hombre la lanzó una mirada aterradora y Alina se apresuró a esquivar su mirada.

Después Caleb preguntó:

—No has leído las noticias de hoy, ¿verdad?

«¿Las noticias de hoy? ¿Ha pasado algo escandaloso?»

En ese momento, Alina recordó lo que le Andre había dicho por teléfono y quiso buscar su teléfono, pero se dio cuenta de que se le había caído en el coche roto.

Caleb le pasó el celular a ella. Alina lo cogió, abrió la página web y acto seguido vio muchas noticias sobre la exposición de ayer con títulos con los siguientes:

«La esposa del señor Caleb, desaparecida durante tres años, apareció en la exhibición de obras de la actual prometida de este, ¡y su obra creativa se convirtió en el foco!»

«¡La esposa del señor Caleb VERSUS la actual prometida del señor Caleb!»

«La esposa del señor Caleb ya regresó, ¿qué va a hacer la señorita Emma, la actual prometida de este?»

«La esposa del señor Caleb es increíblemente talentosa.»

Tres años atrás, la desaparición de Alina había causado gran sensación en Ingford, llamando mucha atención a cada uno, por eso, su repentina aparición pública ayer fue un shock para todos los medios de comunicación de la ciudad, quienes habían estado prestando atención a cualquier noticia de ella durante los últimos tres años.

Alina había ido al extranjero después del accidente de tráfico, y si no hubiera sido por su abuela, probablemente no habría pisado Ingford en su vida.

De repente, el teléfono móvil que Alina tenía en la mano sonó. Era Emma quien llamaba a Caleb.

Sin esperar a que ella reaccionara, Caleb le quitó el celular de la mano, pero en lugar de contestar, simplemente colgó.

Alina preguntó con un poco de confusión:

—¿Por qué no contesta a la llamada de tu prometida?

El hombre, en vez de responder a su pregunta, dijo:

—¿Sabes lo que tienes que hacer ahora?

—Solo son unas noticias escandalosas. No importan —el tono de Alina era apagado.

En los últimos tres años se había hablado mucho de Joslan Hughes, tanto en positivo como en negativo, pero ella nunca había respondido a nada, así que ahora las noticias tampoco le importarían a Alina.

—¿Cuánto tiempo crees que Andre y tú estarían en la cárcel si yo les demandara ahora por convivencia ilegal dentro del matrimonio?

Al oír sus palabras, Alina miró al hombre que tenía delante y le dijo en un tono frío:

—Te envié los papeles del divorcio por correo electrónico entonces...

—¿Acaso yo tengo que firmar cualquier cosa que me manden? Si fuera así, ¿no habría desaparecido ya el Grupo Collins?

De esa manera, los dos se miraron fijamente, sin ceder el uno al otro. Tomas, quien estaba sentado en el asiento delantero, sintió un escalofrío en la espalda al ver la escena.

Tomas pensaba que Alina se dejaría convencer por Caleb, pero, para su sorpresa, ella replicó bruscamente:

—Señor Collins, ¿cuánto tiempo cree que usted estaría en la cárcel si yo lo demandara ahora por estar comprometida con otra mujer dentro del matrimonio?

Tras una breve pausa, añadió sonriendo:

—Ah, qué pena. Ustedes dos solo están comprometidos y todavía no se casan legalmente, no son legalmente responsables. No obstante, ahora estamos en la era de internet, Emma hizo algo tan escandaloso como entremeterse en la relación de otros siendo amante y me temo que la opinión pública le va a costar caro. Y el daño a la reputación del Grupo Collins... Bueno, déjame contar la pérdida por ti. ¿Unos millones de euros?

***

Por fin, Alina se bajó del coche de Caleb. El sol cálido se derramaba sobre su cuerpo, pero no sentía ni un poco de calor. Por su mente no dejaban de pasar las miradas sombrías de Caleb. Al pensar en la información que él tenía sobre Andre, Alina no pudo evitar sentir escalofríos.

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