Te Quiero Como Eres romance Capítulo 126

Micaela asintió la cabeza con mucha alegría.

Muy pronto comenzó la película y Micaela la miró con mucha atención.

Era de versión inglesa, que Micaela veía mucho más atentamente porque quería revisar el inglés.

Por lo tanto, ella no se dio cuenta de que Carlos solo fijó los ojos en ella en vez de la pantalla.

Sosteniendo la barbilla en el brazo del sofá, estaba observando cómo Micaela se mostraba nerviosa con el puño apretado y a veces sonría ligeramente…

Sus ojos brillaban y era muy atractiva...

Se sentiría muy feliz si pudiera mirarla así en toda la vida...

Carlos no se dio cuenta de que ahora se mostraba saciedad en la cara, como si hubiera obtenido lo más valioso en el mundo.

Así pasó el tiempo cuando Micaela estaba concentrada en la película, a la cual Carlos estaba observando, hasta que Micaela de repente se sonrojó…

Pues…

Micaela dejó de mirarla. ¿No deberían prohibir esta parte de la película?

El sonido emitido de la película hizo a Micaela sentirse más inquieta. Por eso, miró a Carlos sin saber qué hacer, pero encontró que Carlos estaba mirándola con sonrisa...

—Pues, Carlos…

Carlos se levantó, se le acercó y la besó…

Ella sintió que se le estaba aproximando y se quedó un poco asombrada. Vio que Carlos cerró los ojos y le sorbió con sus labios frescos…

El corazón de Micaela latía muy rápido. Cerró los ojos y sintió la respiración de Carlos y sus besos...

Echada en el sofá desconcertadamente, ella le abrazó en el cuello inconscientemente y también lo besó…

La reacción de Micaela hizo a Carlos besarla más fuerte y querer ocupar toda la ella…

Micaela le respondió suavemente sin ninguna inobediencia, lo cual contribuyó a que Carlos se comportó más salvaje…

—Bueno… Carlos…

¡La llamada de Micaela le recordó que no podían hacer eso aquí!

Bruscamente Carlos levantó la cabeza del cuello de Micaela.

Retiró sus manos a regañadientes. Y su mente todavía estaba llana del delicado tacto de Micaela…

La miró. Parecía que ella todavía no se había recuperado y sus ojos se veían muy atractivos…

Carlos volvió a sentarse en su lugar. Tomó una respiración profunda, ¡pero todavía no pudo contener el deseo en su corazón!

Se levantó y se dirigió al baño.

A Micaela le merecería el mejor cariño, ¡en lugar de en este cine!

Micaela se rehízo. Lo primero que vio fue la pantalla, en la que aquel argumento sexual había pasado hacía mucho tiempo. Dándose cuenta de lo ocurrido, se enderezó, ordenó la ropa ligeramente revuelta y se ruborizó.

En el baño, Carlos se lavó la cara con agua fría, que le calmó gradualmente. Mirándose un poco desordenado en el espejo, se le ocurrió la suave voz reciente de Micaela…

Carlos se echó agua en la cara otra vez, lo que mojó su pelo en la frente.

Micaela era tan atractiva que él pensó que ya estaba en el límite de resistencia…

Al salir del baño, Carlos se sintió muy preocupado porque Micaela estaba llorando muy triste.

¿Acaso ella no quería hacerlo?

¿O él era demasiado ansioso, que le había asustado?

Él movió la cabeza sin darse cuenta de que Micaela se ruborizó.

Ella no lo hizo deliberadamente y se dio cuenta de lo demasiado cuando se le quitó la mano. Menos mal que él no lo percibió. Sería muy embarazoso…

Apenas terminaba la película, una mujer canosa estaba sentada, contando lo que pararía después.

Micaela estaba aquietándose.

«Dios mío, ¡qué vergüenza llorando así antes de él…»

Sonó el móvil de Carlos, al cual él le echó un vistazo. Encontró que Diego le estaba llamando y recogió el móvil. Pero como el móvil de Micaela también estaba junto al suyo en la mesa de su lado, antes de contestar la llamada, vio que el móvil de Micaela también estaba sonando, en el que se mostraba un nombre: Alba.

Carlos se le dio al Micaela. Cuando vio que ella estaba con ojos un poco hinchados, se sintió triste y pensó que jamás le dejaría ver este tipo de películas que hacían llorar.

A Micaela no le extrañaba que Alba le llamara porque ahora sería medianoche donde estaba.

¿Le pasó algo urgente a esta veladora?

Pensándolo, Micaela se apresuró a responder la llamada.

—¿Alba, ¿qué ha pasado?

—Micaela, de verdad os admiro mucho a ti y a Carlos. ¡Habéis conseguido que Adriana prometa regalar la tierra al orfanato!

Micaela se extrañó un poco.

Todavía no se lo había contado este asunto, ¿por qué ya lo sabía?

—¿Cómo lo sabes?

—¿Cómo lo sé? ¡Ahora ella es la más popular en Facebook! Huy, no entiendo. ¿Acaso tú y Carlos le habéis pedido que regale la tierra al orfanato para que pueda entrar como lo que quiera?

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