Te Quiero Como Eres romance Capítulo 171

¡Ese maldito periódico los ocultó!

Todas las criadas se quejaron…

Mientras Diego ya estaba esperando fuera de la villa.

Para no tener problema, no les preguntó nada cuando vio que Micaela salía enrojecida.

—¡Buenos días, señorita Micaela! —Diego abrió la puerta del coche y la saludó.

Micaela le respondió y se sentó en el coche.

Pensando en lo que acababa de pasar, ella quería esconderse del mundo.

Lo que le dio vergüenza más era que se creía que Carlos la besaría. Pero él solo había lamido la crema quedada por su boca y volvió a su lugar, por lo cual ella se sintió muy inquieta pero también decepcionada.

Ella se regañó. ¡Qué vergüenza!

Carlos también entró en el coche, la miró y sonrió. De buen humor, encendió el ordenador del coche.

Así, ellos salieron de Nyisrenda.

Carlos le contó a Diego la dirección. Diego asintió con la cabeza y empezó a decirle los asuntos sobre el trabajo.

A través del reflejo de la ventana del coche, Micaela estaba observando a Carlos. Él hablaba con Diego, mientras manejaba la computadora. Para ella, él era tan hermoso y tranquilo…

Hasta que el coche se detuvo, a Micaela sorprendió que ella lo mirara durante todo el viaje.

Carlos le abrió la puerta protegiéndola y naturalmente la abrazó a su lado.

—¿Has comprendido lo que te he dicho esta mañana? —él le dijo al oído.

—¿Cómo? —Micaela lo miró confundida.

—No puedo controlar mis ojos para no verte.

¡Exactamente!

Micaela se puso avergonzada.

«Ha descubierto que yo estaba viéndolo...»

—¿Está bien que os acariciéis tanto frente de mí? —se oyó una voz.

Era de Gael. Vestido con un traje blanco y zapatos de piel negros y relucientes, se veía muy animado y salió del edificio.

—¿Qué tal, redactor Gael? —Carlos lo miró y dijo.

Viendo la sonrisa superficial en su cara, Gael ya entendió que esa sonrisa no señalaba una buena intención. Pero al pensar en el apuro que le pasaba últimamente, solo tuvo que resignarse.

—¡Señor Carlos y señorita Micaela, muy buenos días! ¡Bienvenidos, por favor! —bruscamente Gael cambió de actitud.

Colgado de la mano de Micaela, Carlos entró.

La sala era muy amplia y lo más llamativo eran las palabras grandes en la pared: Excelente Gusto·Moda

El estilo convenía mucho a su tema: ¡Moda!

Gael los orientó y Diego siguió detrás.

—¿No vas a la empresa? —confundida, Micaela preguntó a Carlos en voz baja.

—Te acompaño —Carlos apretó la mano de ella y contestó.

Micaela lo miró agradecida. En efecto, se sentía nerviosa y se tranquilizaba cuando estaba con él. Sin embargo, ¿y su trabajo? En el Grupo Aguayo había muchos asuntos que hacer. Ayer Carlos ya quería trabajar, aunque estaba con fiebre…

—No pasa nada. Aquí también puedo solucionar los asuntos urgentes —notando su duda, Carlos le explicó.

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