Esta persona estaba en estado más grave. Su cabeza y pies estaban heridos. También se le rompió una costilla. Pero no tenía riesgo de vida.
Echada en la cama, al ver que Micaela entró, la miró con una mirada feroz. Se arrojaría hacia ella si no estuviera sí.
A Micaela le sorprendió que esta persona la odiara tanto.
¿Pero por qué? Ella no la conocía…
Alba quería golpearla. Pero viendo su cabeza y pies envueltos en gasa, ella no pudo hacerlo porque temía que la pudiera matar con demasiada fuerza.
—¿Quién eres? Micaela no te conoce, ¿por qué quieres matarla? —al ver que Micaela no podía reconocerla, Alba preguntó con más rabia.
—¿Estás tan ocupada que me has olvidado a este viejo colega? —dijo en una voz ronca y terrible después de fijarse en Micaela con mirada cruel.
—¡Eres Alonso! —a Micaela le pareció increíble después de reconocerlo.
¡Esta persona tan lamentable era el gerente del departamento de diseño 1, y también había robado el trabajo de Micaela con Josefina cuando trabajaba en Nubcanción!
A Micaela nunca le importó su nombre completo. Ella se había olvidado de su nombre después de tanto tiempo sin verlo.
Antes Alonso era un caballero y llevaba gafas con montura dorada, ¡que era muy diferente que el estropeado y fiero de ahora!
—¡Bah! No soy gerente, ¡sino rata! —Alonso dijo con rencor.
—Alonso, ¿por qué me quieres matar? Has cometido errores. Robaste mi diseño y copiaste los de tus diseñadores. Hasta ahora, ¿todavía no reconoces tus errores? —Micaela se enfadó.
Alba comprendió. Micaela le había contado este asunto. Este hombre abominable era el que publicaron en las noticias. ¡Era Alonso!
En aquel entonces, se hizo un gran escándalo que duró mucho tiempo. Pero Micaela raras veces leía noticias. Cuando recibió la multa, ella estaba separándose de Carlos, por lo cual no prestó atención a este asunto…
—Por tu culpa, no puedo recuperar mi fama en la carrera. Todo el mundo me discrimina. ¡Te odio!, ¡por eso te quiero matar! —Alonso mostró hostilidad y tristeza.
—Oye, eres educado. ¿Pero por qué eres tan irrazonable? Tienes la culpa, ¿por qué no la admites sino echarla a Micaela? —Alba se enojó.
—¡La culpa es suya! ¡Todo es su culpa! —Alonso miró a Micaela con una mirada extraña.
—¿Qué? ¿Cómo puede ser su culpa?
—¡Porque me gusta ella! Me enamoré profundamente de ella a primera vista. Una y otra vez intenté llamar su atención, ¡pero nunca me hace caso! ¿Dónde no le merezco? ¡Me trata como si fuera invisible!
¡Micaela y Alba se quedaron sorprendidas!
—¿Cómo te atreves a decir eso? —Carlos entró.
Él se le acercó a Micaela y miró a Alonso con una mirada fría, que le dio miedo…
—Déjala entrar —descontento, Carlos dijo.
Abrieron la puerta. Micaela vio que, Josefina entró llorando sujetada por esposas, ¡quien era la novia de Alonso!
Habiendo escuchado lo que dijo Alonso, Josefina se le arrojó, pero fue detenida por el policía.
—Alonso, ¡eres un pendejo! He hecho tantas cosas para ti, todavía quieres dejarme así… Señor policía, voy a decir toda la verdad sobre el accidente de ayer. Me oculté fuera de la casa de Micaela. Al ver que ella salió, ¡se lo avisé a Alonso!
La policía había estado todo el día interrogándola, pero ella no dijo nada. Por fin, le contó algo.
—¿Cómo sabíais que Micaela aparecería en ese camino? —el policía preguntó tomando notas.
—Cállate, ¡Josefina! —Alonso le gritó.
Como su pierna estaba colgada por la rotura, él no podía moverse. Y su costilla le dolía más debido a la rabia.
—No lo sabíamos. Yo estaba vigilando la entrada del Barrio Fanslaño. Al ver que Micaela salió sola, se lo informé a Alonso. Pero él se encontró con ella en el cruce y de repente se le ocurrió morir con ella juntos. Me creía que lo hizo por odio. ¡Qué tonta soy! ¡Quería morir con ella juntos! ¡Qué romántico! —Josefina dijo llorando y riendo.
—Anteayer, ¿también provocasteis el accidente de la señorita Alba? —el policía continuó preguntando.
—¡Sí, nosotros lo hicimos también! ¡Es increíble que lo esquivaran! ¡También habíamos modificado su coche en secreto para matarla algún día! Pero no esperamos que otra persona ocuparía el coche. Por fin, Dios nos dio otra oportunidad. Ayer lo intentamos otra vez. Pero el coche negro se nos dirigió sin temer el peligro. Si no pasara eso, ¡nuestro plan habría realizado! —Josefina contó toda la verdad de una vez.
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