Te Quiero Como Eres romance Capítulo 500

No se sabía cuánto tiempo había pasado, le dio la gana de ver a Alba de repente, así que subió directamente a la tercera planta.

La puerta de la habitación de Alba no estaba cerrada, él la empujó y entró. La luz estaba encendida, la mujercita estaba durmiendo tranquilamente, el cabello se extendía en la almohada como el alga, con esa cara colorada y los labios carmesí, era como si fuera el ángel en la Tierra.

El otro día que ella llevó a Micaela y Olivia a casa, Ernesto escuchó fuera de la habitación que ella no quería enamorarse de él, ¿resultaba que tenía miedo de olvidarlo?

Cuando estaba con ella en privado, Ernesto siempre tenía un ligero sentimiento de distancia, ¿esto se debía a que ella no quería enamorarse de él y reprimía esta emoción adrede?

Después de mirarla por un tiempo, le apeteció tumbarse junto con ella. Pero él no se había bañado, aquí tampoco había ropas extras, por eso se sentó simplemente en el suelo, tendió la mano y cogió a Alba de la suya.

En comparación con su mano grande, la suya era tan pequeña y fina.

Esta delicada mujer había pasado una tragedia tan grande, lo que le dejó esa secuela tan grave.

Pero la granuja de ella ni le dijo una palabra, aguantaba sola el miedo de olvidarlo.

En realidad, ¿hacía tiempo que ella se enamoraba de él?

El momento en el que Alba no quiso olvidarlo era cuando él empezó a entrar en su corazón. Para que él no desapareciera en su memoria, a ella le costaba un montón reprimir este afecto.

Pero, si uno estaba realmente enamorado, era incontrolable.

En este mundo había dos cosas que uno no podía controlar por sí mismo, una era tos, la otra era amor.

Ernesto besó la mano de Alba con los ojos rojos.

Él podía sentir que esta mujer iba a perder el control de sus sentimientos por él.

¿Lo iba a olvidar por completo o lo iba a recordar para siempre y vivían juntos y felices?

Cuando se despertó Alba, sintió que alguien estaba cogiendo de su mano, ya imaginaba quién iba a ser. Abrió los ojos y vio que Ernesto se estaba apoyando en el lado de la cama y estaba profundamente dormido en los brazos. Debido a un largo viaje a pie, Ernesto se había bronceado, lo que le hizo más varonil.

Alba se pensó “¿Este tontito, ¿por qué no duerme en cama?”

Ella soltó una hermosa sonrisa que ni ella misma se dio cuenta, su corazón latía más rápido viéndolo, ella se levantó en seguida, respiró hondo y meneó la cabeza.

Sus movimientos despertaron a Ernesto.

Él miró a Alba teniendo miedo de que Alba le fuera a preguntar con furia quién fue y por qué estaba en su habitación.

Solo pensando en esto, Ernesto sintió un dolor fuerte en su pecho.

—Ernesto, ¿qué te pasa? ¿Por qué tienes esa cara si acabas de levantarte?

Alba se le acercó mirándolo sorprendida con las manos sobre la cama.

Al ver esto, Ernesto se pudo aliviar, tendió la mano, le cogió del brazo y la rodeó en sus brazos con un solo tirón.

Si al final ella lo olvidaba, él no podría aguantar este dolor, si lo empezó a olvidar desde que ella se enamoró de él, prefería volver atrás siendo el doble de Carlos, siempre que ella pudiese recordarlo.

En solo unos segundos, Alba le empujó con impaciencia.

—Ernesto, hueles mal, ¿no sabes lavarte? Puedes llevar la camiseta de mi hermano, pídesela.

Ernesto levantó la cabeza viéndola, dijo con voz tranquila,

—Alba, ahora vuelvo a casa, hoy vas a Brillantella tú misma.

Dicho esto, se levantó y se fue rápido sin mirar atrás.

Alba quiso detenerlo, pero no logró tocarle la camiseta.

—Verrugo, te pones enfadado tan fácil, pensaba en volver contigo, ¡ya lo veremos!

Después de asearse, Alba bajó por la escalera.

Alba cogió la llave del coche de inmediato, dijo que iba a buscarlas ahora, y colgó el teléfono en seguida.

Micaela dejó el móvil a un lado, dio una vuelta y caminó hacia Bianca, se sentó junto con ella, le dio unas servilletas consolándola en voz baja,

—Bianca, no llores, si pasa algo, dime, ¿Tomás se ha metido contigo?

Bianca meneó la cabeza con mucha fuerza, al mismo tiempo sollozaba intentando calmarse.

—Anoche, Elisa no quiso irse.

Bianca hizo una pausa, dijo,

—En realidad, no fue la primera vez que no quiso irse, es más, no nos convenía expulsarla, por eso le pusimos en el cuarto de huéspedes, pero ella no quiso dejarnos en paz insistiendo en que yo no podía estar en la misma habitación que Tomás. Así que Tomás me cedió su habitación principal y fue al segundo dormitorio. Esta mañana, cuando me levanté, me di cuenta de que él no se había levantado, por eso fui a llamarlo, ¡vi que Elisa se tumbaba con él!

Bianca lo dijo todo de una vez, sintió un fuerte dolor en el corazón y en seguida se le cayeron lágrimas de nuevo.

Micaela se quedó tan sorprendida que se tapó la boca, aún no sabía qué era lo que exactamente había pasado, ¡cómo era posible!

En ese instante, Bianca sintió un fuerte mareo y no supo qué hacer, se escapó apresuradamente, al pasar por el chalé de Carlos, entró.

En aquel momento, Carlos y Micaela estaban desayunando, al ver que los dos eran tan felices, Bianca se puso más aún triste y volvió a llorar.

Bianca no paraba de llorar, Micaela dejó la cubertería y se le acercó, le preguntó muchas veces, pero ella no dijo nada, en este momento, Carlos frunció el entrecejo como si se le ocurriera algo, dijo que iba a hacer algo y se fue.

Un poco después, Micaela dijo con firmeza,

—Bianca, esto debe ser un malentendido.

A Bianca le costaba mucho superarlo por haberlo visto, incluso si Elisa entrase en su habitación ella misma, ¿un hombre sería violado por una mujercita como Elisa?

Vio con sus propios ojos que los dos estaban desnudos en la cama.

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