Te Quiero Como Eres romance Capítulo 501

De repente, Tomás entró de prisa como un viento, parecía que no tuve tiempo para asearse, iba con una camiseta blanca y pantalones negras, la camiseta estaba desarreglada y los botones estaban mal abrochados, la habría puesto con mucha prisa, se veía un poco pobre.

Bianca solo le echó un vistazo y miró hacia otro lado, pero ella se levantó subconscientemente y fue rodeado por Tomás en sus brazos.

—Bianca, no tengo nada con ella, créeme, ¡por favor!

Dijo con mucha preocupación, la abrazaba firmemente con las dos manos teniendo miedo de que se le escapase.

El forcejo de Bianca no funcionó nada.

—He visto todo, suéltame, ¡Tomás!

—¡No, no te suelto, Bianca tienes que creerme!

Al ver que los dos no se separaron, Micaela se levantó, miró hacia Carlos y se le acercó, Carlos le acarició la cabeza viendo su cara y dijo,

—No te preocupes, solo es un malentendido.

Al escuchar esto, Tomás dijo en seguida,

—¿Ves? ¡Hasta mi hermano dice que es un malentendido!

Bianca dejó de forcejear y miró hacia Carlos.

—¿Malentendido? Carlos, no me mientes, lo he visto todo.

—En la habitación de Elisa había un incienso que adormecía a la gente, Tomás dormía profundamente tras olerlo.

—¿Cómo? —Micaela también se quedó sorprendida por haber pasado esto.

—¿Cómo era posible que lo hiciera Elisa? —ella preguntó.

—Bianca, no le he hecho nada, de verdad, pensaba en colarme en tu habitación, pero me dormí sin darme cuenta, también me asusté al verla a mi lado.

Gracias a Carlos que viniese y despertase a Tomás tocando la puerta.

Bianca no dijo nada con la cabeza baja.

Porque esa situación de que se tumbaban juntos era un fuerte golpe para ella.

—¿No confías en mí?

Tomás dijo en voz relativamente baja, olía la decepción en el aire.

Micaela se puso inquieta, puso la mano de Carlos a un lado y caminó hacia Bianca.

—Bianca, ¡no caigas en la trampa de Elisa! Ella quiere romper la confianza entre Tomás y tú, la última vez apuntó a ti, esta vez a Tomás, su finalidad es para que os sospechéis, si de verdad sospechas de Tomás, es justo lo que quiere ver Elisa.

Si la confianza se destruía poco a poco, esto era lo más horrible, porque ibas a sospechar de cualquier cosa, ponerte nerviosa y sufrir mucho al oír o ver algo sospechoso.

Bianca volvió a llorar.

—No es porque no lo entienda, pero, ¿qué puedo hacer? Le debía a Elisa una antes, se cortó las venas por mi culpa, tampoco quiero hacerle daño. Pero, si no nos deja en paz y nos molesta una y otra vez, si vuelve a suicidarse, ¿qué hacemos? ¿cómo le explicamos a Andrés? Todo es mi culpa, Tomás, si no te hubiera venido a buscarte con tanta prisa, si no te obligase a elegir —dijo Bianca sollozando.

Tomás besó a Bianca con fuerza, se ve que él estaba un poco triste.

—Bianca, no digas estas palabras que me hacen pensar que te has arrepentido de casarte conmigo, por favor.

Al ver esta situación, la cara de Micaela se sonrojó y dio media vuelta.

Carlos soltó una sonrisa maliciosa, tendió la mano hacia ella.

Micaela puso su mano en la de Carlos y los dos caminaron hacia el portal, justo vieron venir corriendo Alba.

—Albita

Alba echó una mirada a los dos que estaban abrazándose y bromeó,

—Madre mía, ¿vengo aquí para ver vuestro afecto o qué?

Micaela rio y cogió a Alba del brazo preguntando a Carlos,

—¿Dónde está Elisa?

—He mando a mi gente para llevarla a Salamentro —Carlos contestó.

Micaela miró a Carlos sorprendida,

—¿Es una buena idea?

Carlos enarcó las cejas y dijo,

—¿Por qué no?

Micaela se sintió un poco aliviada al escuchar esta respuesta.

Pues ahora Tomás y Bianca tenían tiempo para convivir tras resolver el conflicto.

En este momento, Diego entró en el patio en coche.

Vino a recoger a Carlos a la empresa.

Tras aparcar el coche, él bajó y saludó a cada uno,

El rostro de Bianca todavía estaba ruborizado, se le podía ver la vergüenza en los ojos, parecía que el malentendido se había resuelto.

—Micaela, se la llevo a casa —Dijo Tomás.

Micaela dijo con Bianca a gusto,

—Bianca,Elisa fue llevado a Salamentro, ya podéis hacer lo que queráis.

Bianca soltó una risa forzada.

—Mi vuelo despega a las nueve, me quedan negocios que realizar en la Nación Mangzarent.

Alba echó a reír diciendo,

—No parecéis recién casados, sino dos amigos por correspondencia.

Esta situación era inevitable, porque era un matrimonio de dos grandes familias, además, los Dávalos solo tenían una hija, así que era normal que estaba ocupada.

Tomás dijo a Bianca del brazo,

—Cuando estemos libres, vamos de luna de miel.

Bianca asintió la cabeza.

Los dos se despidieron de Micaela y Alba, luego caminaron hacia su propio chalé.

Viendo su espalda, Micaela dijo una moraleja,

—El amor se debe poner a prueba, ojalá que la pasen rápido.

Alba también asintió la cabeza con la cara seria.

—He oído que es más fácil tener bebé en la luna de miel, te doy la enhorabuena con antelación, Micaela, ¡vas a ser tía!

Micaela rio en seguida y dijo,

—Albita, no te exageres, Bianca aún no está embarazada, por cierto, ¿qué le parece Ernesto a tu hermano? ¿Estáis preparados para casaros?

Al pensar en que Ernesto la dejó sola esta mañana, Alba se puso disgustada.

—¿Quién dice que voy a casarme con él? aún quedan muchas incógnitas, parece que a mi hermano le va muy bien, los dos debían hablar toda la noche, ¡no sería mal que estén juntos!

Micaela rio a carcajadas, de repente, se le ocurrió algo, preguntó,

—Albita, ¿quería preguntarte que si tu hermano sabe que tienes la ceguera facial?

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