Te Quiero Como Eres romance Capítulo 502

Alba meneó la cabeza mostrando indiferencia.

—Siempre está tan ocupado, no tiene tiempo libre para hacerme caso.

Incluso nadie le acompañó al médico.

—Micaela, parece que tampoco tengo muchos amigos íntimos, menos tú.

Aunque se juntaba con Olivia, Bianca y Katarina, no eran paño de lágrimas, si había que clasificarlas, Micaela sin duda se colocaría más arriba.

Micaela cogió a ella del brazo diciendo,

—Lo sé, te gusto más.

De repente, se le ocurrió la pregunta que le hizo Carlos antes, entonces preguntó a Alba,

—Albita, si Ernesto y yo caemos en el agua juntos, ¿a quién vas a salvar primero? ¡Solo uno! ¡Y ninguno de nosotros sabemos nadar!

Iban al coche del brazo. Alba le hizo un gesto curioso.

—Es una pregunta demasiada antigua, si Ernesto no sabe nadar, le dejo morir en el agua.

Micaela se rio, no tomó su respuesta en serio.

Se fueron al Brillantella.

Tan pronto como entraron, las colegas las rodearon y las felicitaron por su regreso de la caminata, hablando de lo espectáculos que fueron los efectos del programa y la envidia que tenían ellos, después de un buen rato, llegaron a la oficina de Eric.

Al cerrar la puerta, Micaela se golpeó la cara con las manos.

—Me muero de risa.

Al ver venir las dos, Eric se levantó de la silla y les habló muy a gusto.

—Alba, se te han acumulado muchos fans en esta caminata. Hay muchas compañías de entretenimiento me tientan si te interesa el mundo del entretenimiento. ¡Si quieres, puedes tener un contrato con Brillantella!

Si seguía a Micaela, debía volverse viral pronto.

Micaela la miró esperando su respuesta.

Pero Alba meneó la cabeza sin pensar.

—No tengo esta intención. Solo quiero quedarme con Micaela.

Micaela se conmovió mucho por sus palabras.

Eric no se sorprendió y asintió.

—Vale, les voy a rechazar.

Eric hizo un plan del trabajo de los próximos días. Rechazó todos los desfiles que eran actuaciones comerciales sin sentido. Solo era necesario seguir haciendo las promociones que había hecho antes.

El rodaje interior del Pionero de Variety era la próxima semana, lo que dio tiempo para arreglar los trabajos recientes.

Era casi atardecer cuando regresaron al vestuario para descansar. Micaela estaba desmaquillándose, mientras Alba, estaba mirando las noticias con el iPad.

—Micaela, el último drama de Adriana es de puta madre. Sería más famosa que protagonista.

Micaela estaba un poco sorprendida.

—Interpretó su papel perfectamente, es tan malvada como si alguien le excavara la tumba de toda su familia.

Micaela se quedó callada, se le ocurrió algo y dio la vuelta.

Alba añadió,

—Además, ¿qué le vas a decir, si hay más secreto sobre tu origen? Antes has decidido no pensar en esto nunca, ¿no?

Micaela titubeaba. Era verdad que no quería pensar en su origen antes, pero ahora, era obvio que Adriana sabía algo que ella no sabía.

—¡Joder, por qué todavía no vino a llevarme a casa! —Alba miraba su móvil por enésima vez, murmurando.

Micaela levantó la cabeza al escuchar esas palabrotas, de repente tuvo el presentimiento de que Carlos debería haberle llamado. Sacó su teléfono, como se esperaba, había varias llamadas perdidas de Carlos, la más reciente fue hace solo un minuto. Le llamó en seguida, y tan pronto como sonó el móvil, Carlos cogió la llamada.

—Cariño, ¿quieres que entre y te pille? ¿O Eric te pide trabajar horas extras? Dijo Carlos con seriedad.

Porque en el contrato estaba escrito muy claro que estaba prohibido trabajar horas extras y sociabilizar por negocio.

—¡No, eres tú el que me desactivó el timbre del móvil! —Micaela explicó de prisa.

Todas las noches Carlos lo hacía, ella tenía pocas llamadas, por eso siempre se olvidaba de activarlo.

—Sal, te espero en la puerta —La voz de Carlos se suavizó de inmediato.

—Vale.

Dejó el móvil, Micaela miró a Alba y dijo,

—Lo de Adriana hablamos mañana. Por cierto, Alba, viniste en coche sola por la mañana, ¿no? ¿vas a dejar tu coche aquí si Ernesto te recoge?

De repente Alba recordó que Ernesto la recogía todos los días y se había olvidado de eso. No era de extrañar que no hubiera venido hoy.

Las dos salieron juntos del salón de descanso, el coche de Carlos estaba afuera del edificio. Diego esperaba al lado de la puerta trasera, cuando vio salir Micaela, se la abrió.

Después de despedirse de Alba, Micaela entró en el coche y se sentó. Tan pronto como se cerró la puerta, Carlos alargó la mano para rodear a Micaela en sus brazos.

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