—La comida esta deliciosa —Angel se metió otra mini tarta de limón a la boca—, esto es fantástico.
Liana puso los ojos en blanco.
—Puedes pedir las tartas que quieras en las cocinas del palacio cuando se te dé la gana —replico Liana—, prácticamente vivimos ahí.
—Es diferente —respondió Angel comiendo otra tarta—, se han esforzado más de lo común para alimentar a toda esta gente de otras manadas, si yo le pidiera al cocinero una tarta otro día, no pondría todo de sí como ahora.
Liana no replicó aquel argumento, aunque le pareció una tontería estar discutiendo por comida. Levantó la mano para tapar su rostro del sol.
—No entiendo porque hicieron la recepción de la boda en la playa —dijo Liana—, me parece un gasto innecesario.
Miro en el mar como las personas se acercaban asombradas por como el agua salía y formaba letras o animales, su tía Catrina estaba dando todo de sí.
—¿Ya te estás quejando de nuevo? —Junior apareció detrás de ella espantándola—. Ya resígnate, ya se casó.
Liana se sonrojo de pronto y le lanzó un manotazo en la cabeza.
—Ya deja de decir tonterías —Liana le susurró con rabia—, no vengas con esa estupidez de nuevo.
—Junior —Angel intentaba retener su risa, no quería que Liana lo golpeara, sus golpes dolían mucho—, ya acaba con eso.
—¿Qué? —dijo él con inocencia—, no tiene nada de malo que Liam fuera su amor platoni…
Junior no pudo terminar porque Liana le pateó la rodilla.
—Si sigues repitiendo eso en frente de tanta gente te voy a lanzar el frasco de agua bendita que tengo en la cartera —le espetó Liana.
Junior se agitaba la rodilla con gesto de dolor mientras Angel soltaba una risotada.
—¡Ya, ya! —Junior levantó las manos en gesto de rendición—. ¿Por qué aun sigues cargando esa agua bendita? ¿también traes la estaca?
—Claro que sí —Liana se cruzó de brazos—, nunca se sabe contigo.
—Yo también necesito un estaca mata vampiros —dijo Angel sonriendo—, a la próxima que me robes algo, te la clavare en el corazón.
—Que crueles son —habló Junior fingiendo indignación—, en especial tu Liana, después de lo que hice por ti para arruinar la boda.
Angel y Liana se alarmaron.
—Por la diosa luna —Angel agito la cabeza—. ¿Ahora que hiciste Junior?
—Debería avisarle a papá —dijo Liana buscando a su padre con la mirada.
—No exageren, solo hice una pequeña broma —Junior descarto su preocupación con un manotazo al aire—, solo una pequeña treta para que Liana se sintiera bien un poco, después de ver al tonto de Liam casándose con la linda de Leia.
Liana buscó con la mirada a Liam, justo en ese momento casi todos estaban a su alrededor porque iba a cortar el pastel de boda junto a Leia.
—Dime que no lo hiciste —dijo Angel palideciendo—, dime que no arruinaste el pastel.
—Claro que lo hice —se burló Junior.
Antes de que Liana pudiera advertirles, el pastel explotó en el momento en el que Liam y Leia hundían el cuchillo en el pastel juntos.
Todos fueron gritos y descontrol después, sus padres habían creído que era un ataque hacia el príncipe heredero.
—¡Vámonos de aquí! —grito Junior desapareciendo en el acto.
Los tres corrieron entre la gente que gritaba y se empujaba.
Liana perdió a sus dos acompañantes entre todo el tumulto, en todo los empujones se le cayeron los lentes, no los busco en el suelo porque era un suicidio; sin embargo, era empujada con tanta fuerza que no le dejaban sacar sus otros lentes de emergencia del bolso. Creyó que no le quedaba más que gritar por alguno de sus primos o sus tíos hasta que sintió una mano sujetando la suya con firmeza. Si bien sabía que ese no era un ataque y que era una de las peores travesuras de Junior. La gente estaba tan asustada y alarmada que parecía que la aplastarían. Así que se aferró a su salvador sin ver quien realmente era porque no veía casi nada sin sus lentes.
Cuando se alejaron lo suficiente de todos los gritos y se encontraban en lo que parecía un estacionamiento de algunos autos lujosos. Al fin reaccionó.
—¡Voy a matar a Junior! —gruño Liana sacando sus lentes de su bolso—. ¡Leia y Liam pudieron salir lastimados! ¡Ahora toda esta gente cree que estamos bajo ataque!
—¿Junior?
—El idiota de mi primo —siguió quejándose Liana poniéndose los lentes—, gracias por….
Entonces sintió toda la sangre en su cara.
—¿Por salvarte? —aquel sujeto le sonrió de manera cautivadora y la observó de manera descarada—, no fue nada mon chéri , vi que estabas a punto de ser aplastada y pensé que necesitabas una mano.
—Lo siento alfa Auguste —habló Liana haciendo una reverencia leve, como dictaba las normas de conducta—, no debió molestarse.
—No seas tonta —Auguste dio un paso más hacia ella—, realmente has crecido, no te veía desde que te colaste en mi casa hace muchos años, eres toda una mujer ahora.
Liana sintió que la vergüenza la embargaba, había rezado muchas veces que la invasión de parte de sus primos y ella a la mansión de “clair de lune” hubiera sido un sueño. Se sentía morir cada vez que recordaba aquello.
—Prefiero no recordar aquello —hablo Liana con la voz rasposa—, yo de hecho intento no recordar eso.
—¿Por qué? —Auguste le sonrió con picardía—, yo en cambio, cada vez que me siento triste, recuerdo aquel día para partirme de la risa otra vez.
—Creo que deberíamos volver —dijo Liana mirando hacia la recepción de la boda—, al parecer todo se ha calmado.
—Uhmm… ¿no quieres dar una vuelta? —Auguste señaló un auto—, es mi convertible, ya todo es un desastre y seguramente tu primo te arrastrara en esto, deberías acompañarme a comer algo mientras solucionan todo aquí.
—¡No! —dijo Liana más rápido de lo que pretendía.
—¿No pudiste detenerlo? —le dijo con severidad.
Liana dio un paso atrás.
—Me lo dijo justo antes de que pasara —hablo agachando la mirada—, lo siento padre, no pude advertirles a tiempo.
—No fue su culpa —Auguste apareció atrás de Liana—, yo estuve cerca de ellos cuando sucedió, sus primos salieron corriendo y ella quedó atrapada entre la gente en pánico. No pudo hacer nada para evitarlo.
Liana se sonrojo y miro hacia el alfa Auguste.
Jaime clavó su mirada en Auguste y después en Liana.
—¿Estuviste cerca de ella? —preguntó Jaime con un tono que parecía amenazador.
Liana se dio cuenta de inmediato que a su padre no le gustaba nada el alfa Auguste.
—Me ayudó a no ser aplastada —explicó Liana—, mis lentes se cayeron y no veía nada.
—Pudo haber salido lastimada —habló Auguste pareciendo molesto por eso.
Había algo en ese intercambio de miradas que Liana no entendía, tampoco entendía porque su padre parecía totalmente a la defensiva.
—Gracias por su ayuda Alfa Auguste —Jaime pareció recobrar la compostura—, déjeme felicitarlo por su reciente nombramiento de Alfa, espero que se esté adaptando a su nueva vida.
—Es un reto, pero lo estoy enfrentando con esmero —Auguste le lanzó una mirada rápida a Liana y después volvió a dirigirse a Jaime—, señor Jaime, yo tengo cosas que discutir con usted.
Liana noto a su padre ponerse rígido nuevamente.
—Lo entiendo —dijo con calma—, pero en este momento tengo que detener una investigación de presuntos terroristas y decirle a Alan que, en vez de buscar atacantes, busque a su querido sobrino.
Auguste asintió con una leve reverencia.
—Vamos Liana —Jaime miró a su hija—, quiero que me cuentes con detalle qué pasó para saber que castigo ponerle a Junior, de esta no se salva.
Se alejaron del alfa Auguste para acercarse a su familia, Liana no pudo evitar voltear a mirar al alfa una vez más. El alfa Auguste tenía la mirada clavada en ella, sonrió cuando sus ojos chocaron miradas y le guiñó el ojo.
Liana se volvió inmediatamente sonrojada, ¿Qué le pasaba?, ella solía tener todo bajo control, pero en ese momento su corazón palpitaba tan rápido y sus piernas temblaban.
Su mano aún se sentía cálida y con una sensación de hormigueo, como si su toque hubiera quedado marcado en ella.
El alfa Auguste era peligroso para ella, muy peligroso. No debía volver acercarse a él.
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