—Nos separaremos —habló Liam cuando todos estaban cambiados, desayunados y listos para comenzar el día—, Bael por obvias razones se quedará aquí cuidando de su familia y para poner al día a Jessy. Los demás seguiremos el itinerario y nos juntaremos con los alfas de estas tierras para investigar cómo podemos ayudarlos.
—Esto no me gusta —Estefan gruño—, solo estoy yo para protegerte.
Theo y Taylor protestaron, Liana no dijo nada porque pensaba lo mismo que Estefan.
—Maldita sea par de llorones, saben a lo que me refiero —Estefan miro amenazante a los prometidos—, planeamos todo este viaje con la intención de no separarnos nunca, Bael y yo a la cabeza para desaparecernos inmediatamente en caso de una emboscada. Me sentía más tranquilo de tener a Bael a lado, ahora solo estoy yo para cuidar sus débiles traseros.
—Deberíamos mandar a la familia de Bael al Reino —propuso Taylor—, sé que temen por el hechicero aparezca, pero no creo que sea tan estúpido para darle frente al señor Alan y los demás.
—Dejar a mi papá con Jessy sin mi —Bael soltó una risotada—, para cuando vuelva estará nuevamente desaparecida, pero metros bajo tierra.
—Entonces procedamos como dijiste Liam —Estefan se dio una mirada con Bael—, pero solo para que conste, si debo elegir, salvaré a Liam. Ese es mi único trabajo, si mueren o algo así, tal vez dejaré una que otra flor en sus tumbas de vez en cuando.
—Nadie va a morir —Liam negaba con la cabeza—, es posible que nunca estemos bajo ataque. Así que no se alteren.
—Quedarnos aquí nos dará un chance para atrapar al hechicero —intervino Liana acomodándose los lentes—, se supone que volverá pronto.
—Hablando seriamente —Theo miró nervioso a Bael—, ¿Qué haremos después de atraparlo?
—Lo interrogaremos —respondió Liam—, tenemos que saber a ciencia cierta cómo llegó Jessy a todo esto.
—Después lo mataremos —dijo Bael con frialdad—, es lo que se merece.
Liam miró a su primo.
—Es uno de los hechiceros que atacó el Reino —Bael le sostenía la mirada—, y se llevó a Jessy por más de 6 años. Gracias a él estuve lejos de mi familia todo este tiempo, lo matare con mis propias manos. Incluso si no hubiera hecho todo eso, estaría condenado a muerte. La magia negra está prohibida.
Escucharon un golpe en el techo. Supieron de inmediato que era Dantalian.
—Jamás debí quejarme de los berrinches de Gabriela —gruñó Bael parándose para dirigirse a la segunda planta.
—Pongámonos en marcha —Liam se levantó después de que Bael se fuera—, no quiero llegar tarde, lo menos que deseo es darles la impresión de que no me importa ayudarlos.
***
Natsuki sonreía al ver como su abuelo estaba encantado con Aiko.
—Así que has estado escondida en tu villa todo este tiempo —decía Hiro sonriente.
—¿Escondida? —Aiko también sonreía.
—Mi querido nieto ha estado buscándote los últimos años —respondió Hiro—, suspirando para encontrar a su amor.
Aiko se rió mientras Natsuki se avergonzaba.
—Abuelo no digas esas cosas —negaba con la cabeza.
—¿Acaso no es cierto? —Hiro se acomodó en su asiento—, has estado viajando a bailes de escuela y a otras manadas para ver si aparecía, cuando todo este tiempo estuvo más cerca de lo pensado. Ahora tendré todos los bisnietos que siempre soñé.
—Abuelo.
—Está en sus genes querer embarazarte mucho —Hiro solo miraba Aiko, esta estaba sonrojada por el tema de conversación—, pero te sugiero que solo tengan 3 o 4 cachorros.
—¡Abuelo!
—Esto está delicioso —Alan ingresó a la sala con una fuente de pastelitos—, voy a pedir que contraten a un repostero japonés para que hagan estas cosas en el Reino.
—Con gusto le diré que el nuestro les de nuestra receta —sonrió Hiro al ver a Alan devorarlos—, estoy muy agradecido de que se tomara el tiempo para venir y cuidar de mi querido nieto.
—Sabes que Natsuki es parte de nuestra familia —Alan les sonrió con malicia—, lo conocemos desde que es un mocoso y nosotros también le debemos mucho, jamás olvidaré lo temerario y valiente que fue en la última guerra. Sus acciones fueron parte fundamental de que pudiéramos haber ganado sin bajas importantes.
Aiko miro a Natsuki curiosa.
—Solo hice mi deber —Natsuki se puso serio—, lo menos que podía hacer en nombre de mis padres.
Gunnar llegó a la casa alejada en los cerros peruanos, era justo lo que necesitaba. Estaba establecido cerca de un pueblito cerca de un nevado. Una comunidad quechua hablante que estaba muy lejos de las grandes ciudades. El hechicero había tenido que improvisar y dar lo último de su dinero, pero todo era para mantener a Jessy y a Dantalian a salvo.
Había una pequeña escuela cerca donde Dantalian podría estudiar, aprendería nuevos idiomas y más la enseñanza de Gunnar, seguiría expandiendo su conocimiento.
—No está mal —Gunnar entró a la casa hablando consigo mismo—, tendré que hacerle algunas reparaciones, pero está mucho más grande que la casa en la manada, cada uno tendremos una habitación e incluso podríamos tener una habitación de estudios para Dan.
Reviso todo el lugar y después miro la vista, estaban a gran altura, rodeados de vegetación. Compraría una llama en el pueblo, a Dantalian le fascinaría, talvez gallinas y si tenían suerte, una ternera. Gunnar siempre quiso una vaca.
Gunnar asintió y después se desapareció en la fría Alaska. Debía seguir buscando en algunas zonas que le faltaban inspeccionar. Después volvería por fin a la manada para irse con Jessy y Dantalian.
Caminó algunos metros hasta que sintió algo extraño, una vibra extraña en el aire. Era una magia anormal que lo atraía.
Con mucha cautela se acercó al lugar para quedar asombrado por lo que veía, todo un pueblo destruido en medio de la nada. Debía ser otra manada destruida por la manada invasora.
Gunnar se sobresaltó al escuchar lo que creía era el grito de una niña.
Por un instante dudo, pero al escuchar un grito más agonizante se precipitó a buscar a la niña que parecía necesitar ayuda.
—¿Dónde estás? —le gritaba Gunnar corriendo aterrorizado—, ¿Dónde estás?
Las casas aún soltaban humo, al parecer el pueblo ardió en llamas hace muy poco.
Otro grito rebotó en el aire y Gunnar se dio cuenta que ya estaba muy cerca.
Cuando llegó a la fuente del problema, se quedó estático.
—Sabía que aparecerías —un hombre sujetaba del cuello a una pequeña niña.
Gunnar no pudo reaccionar a tiempo porque un golpe en la cabeza lo desmayo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN