Aiko miró a Natsuki con nerviosismo antes de tomar la mano de este y que todo diera vueltas a su alrededor. La teletransportación mágica era muy incómoda para ella, pero debía admitir que era un medio de transporté eficiente. Abrió los ojos, Natsuki aun la sujetaba de las manos y le sonreía.
La sonrisa del alfa la tranquilizaba por completo. Aiko sabía que estaba siendo demasiado confiada con ellos. En otra circunstancias, ella jamás hubiera permitido quedarse con ellos y confiarles tantas cosas, pero había algo, no sabía si era un sentimiento o un destello en de su sexto sentido que le decía que podía confiar en él.
—Jefe Masaru —el alfa Hiro hizo un asentimiento de cabeza, no podía hacer una reverencia de verdad porque estaba en silla de ruedas.
—Alfa Hiro —Masaru le respondió con una reverencia a medias, el abuelo de Aiko también era una persona mayor y usaba bastón.
Aiko miró a toda su familia y miembros de más alto rango en su villa, haciendo reverencia detrás de su abuelo, en un acto de respeto. Logró ver detrás de su padre a Naoki alzando un poco la cabeza y viendo con cara de susto las manos unidas de Aiko y Natsuki.
Ella lo soltó inmediatamente avergonzada, por un momento se había olvidado dónde estaba. Pero era notorio que Naoki no era el único que había visto sus manos unidas. Cuando toda su familia terminó de hacer la reverencia, su madre la miraba preocupada y su padre furioso.
—Abuelo —Aiko hizo una reverencia completa, se arrodillo en el suelo agachando la cabeza y poniendo sus palmas sobre el suelo—, padre y familia, pido disculpas por lo sucedido, cometí un error y lo lamento.
—Por la diosa ¿Está pidiendo perdón o rogando por su vida? —Alan estaba horrorizado de ver a Aiko echada en el suelo a pies de su abuelo.
—Perdonen a mi invitado —Hiro estaba divertido por el gesto de la cara de Alan—, es un forastero y no conoce nuestras costumbres.
—Levántate Aiko —su abuelo golpeó con el bastón al suelo—, hablaremos con más tranquilidad cuando saludemos correctamente a nuestros invitados, tu disculpa ha sido bien recibida hija mía.
Aiko se levantó mirando a su abuelo, este le sonreía un poco, parecía más preocupado que molesto.
—Les presento al príncipe Alan Hoffman —habló Hiro señalando a Alan—, ha venido como nuestro transporte personal.
Alan se había jurado hace mucho que al único que le daría una reverencia sería al oxigenado de Oliver en total en contra de su voluntad y porque no tenía de otra. Así que le dio la mano a Masaru.
Este le respondió el saludo apretando su mano.
—Es un honor recibirlo en nuestra villa —le saludo Masaru—. Supongo que gracias al medio de aparición que vi, usted debe ser uno de los famosos príncipes mitad lobo mitad demonio.
—Semidemonio es el término correcto —sonrió Alan con malicia—, perdón por llegar de improvisto, pero estoy aquí escoltándolos. El reino de los hombres lobos siempre velará por el bienestar de uno de nuestros queridos alfas.
—¿Usted solo es suficiente para toda una villa de cazadores de alto nivel? —bromeó Masaru.
—Oh viejo amigo, aquí Alan es tan peligroso que puede acabar con ejército solo —Hiro miro con orgullo a Alan—, es uno de los mayores defensores de mi raza. Tendré que decirte que toda los chismes que has escuchado de él se quedan cortos a lo que realmente puede hacer.
—¡¿Puede lanzar bolas de fuego?! —preguntó un adolescente que estaba cerca al jefe Masaru.
Aiko retuvo una risa cuando su papá le tiró un manotazo en la cabeza a su hermano Ryo, porque se supone que debía mantenerse callado.
Alan hizo aparecer tres bolas de fuego gigantes encima de él.
Algunas personas gritaron aterradas.
—Señor Alan —Natsuki lo miró suplicante—, creo que está asustando a algunas personas.
Las bolas de fuego desaparecieron.
—Solo estoy jugando —respondió Alan con una sonrisa maligna.
Después de ese nada tranquilizador acto del príncipe semidemonio, pasaron a saludar a Natsuki cuando estaban más calmados. Este podía notar algunas miradas hoscas de parte de sus anfitriones. Natsuki creía que era porque vieron cómo él había sostenido a Aiko con tanta naturalidad y confianza cuando aparecieron.
Podía sentir la mala vibra de cierto joven que parecía de su edad, apostaría su carta mayor que ese era el prometido de Aiko.
Natsuki le sonrió con saña, sabía que tal vez ese chico no tenía la culpa de nada. Pero la mirada que le daba a Aiko, como si ella era de su propiedad hacía que su lobo rasguñara adentra de él queriéndose liberar para arrancarle la cabeza.
Aiko se veía muy nerviosa, Natsuki quería acercarse a ella y acariciarle la espalda. Se veía hermosa con ese uniforme de cazadora que era de Taylor.
Fueron a la cabaña principal para que los agasajaran con una cena especial. Natsuki de pronto noto que Aiko era jaloneada por su padre para que se sentara a su lado.
—Aiko hazme el honor de sentarse a mi lado por favor —pidió Hiro al notar que Natsuki iba a salir en su defensa.
Natsuki mataba con la mirada a Takeshi, el padre de Aiko, lo conocía porque había visitado la manada para su nombramiento. Todos notaron rápidamente lo protector que estaba siendo el alfa con Aiko y algunas miradas desagradables se dirigieron hacia ella.
Se sentaron en el suelo ya que comerían en una mesa tradicional japonesa, Alan estaba disfrutando del aura incómoda del lugar.
—Creo que a pesar de que no es un tema que se deba tomar en la mesa, deberíamos a explicar el motivo por el cual Aiko estuvo con nosotros y regreso a casa a nuestro lado —habló Hiro—, créanme que hay una pintoresca situación que debemos explicar de inmediato antes que se creen malentendidos.
Aiko agachaba la cabeza avergonzada, sabía lo que su familia podía estar pensando, venia con otras ropas después de desaparecer más de una semana de la mano de otro hombre. Todo pintaba muy mal y no quería ver el rostro enojado de su padre y el decepcionado de su madre.
El antiguo alfa Hiro empezó explicando que Aiko no llegó a Italia para comprar su vestido de novia, sino que se dirigió a la sede secreta de los exámenes para convertirse en cazadores nivel A4.
Cuando intentaron apartar a Aiko del lado de Hiro, Natsuki gruño poniendo sus ojos amarillos y protegiendo con su cuerpo a su mate. El padre de Aiko sacó una espada de la nada, pero fue arrebatada de sus manos por arte de magia y voló a las manos de Alan.
El silencio se hizo cuando Alan prendió la espada en fuego y detrás de él aparecieron lobos gigantes de fuego.
Uno de los lobos de fuego se acercó a su dueño a lamerlo.
—Este no es momento de jugar Firulais —Alan le acarició la cabeza mientras balanceaba la espada destellante—, papi no puede jugar cuando amenaza de muerte a cazadores estúpidos.
—Nadie está amenazando de muerte a nadie aquí —Hiro miró con severidad al padre de Aiko—, Takeshi, solo porque te conozco desde que naciste y sé que tienes un temperamento muy volátil, ignorare por solo esta vez que intentaste blandir una espada en dirección de mi nieto.
—Perdone este mal comportamiento, alfa Hiro —hablo Masaru haciendo una reverencia—, no quiero justificar el comportamiento de mi familia, sin embargo, debe entender que Aiko es muy querida por todos nosotros, es una de nuestras mejores cazadoras y es mi nieta, esta noticia es demasiado impactante para todos nosotros. Solo queremos protegerla.
—Quiero que quede bien en claro que nosotros no estamos mintiendo, ni estamos forzando a Aiko a absolutamente nada —dijo Hiro en voz alta—, ella nos explicó la situación, mi nieto no insistirá en el tema en caso ella decida deliberadamente no aceptarlo. Ustedes saben muy bien que significa un alma gemela para un hombre lobo y lo delicado que es el tema para nosotros.
—Si Aiko decide proseguir con su boda y quedarse en esta villa, aceptaré el hecho y procederemos con el rechazo mutuo —intervino Natsuki cansado de estar callado, miraba al jefe Masaru con la cabeza alzada, como todo un orgulloso alfa—, pero si no, si decide irse conmigo, ustedes no pueden intervenir ya que tenemos un acuerdo de paz que estipula que si algún miembro de la villa resultara ser mate de alguien de nuestra manada, no pueden interponerse o evitar la unión.
Aiko tomó la mano de Natsuki para calmarlo. Este respiro para desaparecer sus ojos amarillos.
—Alfa Hiro y príncipe Alan, les agradezco intentar manejar esta noticia para protegerme —Aiko hizo una reverencia breve en su dirección—, pero me gustaría que me dejaran a solas con mi familia para poder explicarles mejor lo que he decidido. Después se los diré a ustedes.
—¿Realmente quieres quedarte a solas con estos? —Alan señaló a su familia.
Aiko le sonrió con tristeza y asintió.
—Está bien muchacha —Hiro miro Masaru—, espero que todo fluya con inteligencia en vez de ira, no tiremos años de amistad por el retrete.
Salieron del salón, menos Natsuki.
—Natsuki —Aiko lo miró suplicante.
Natsuki suspiro y salió con mala gana.
Era momento que Aiko enfrentará a su familia por sí misma.
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