THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN romance Capítulo 3

—Realmente odio esto —dijo Auguste mirando con mala cara a Estefan—, siento náuseas después de hacerlo.

—Si deseas perder como dos días viajando en avión en vez de cinco segundos apareciendo de un lugar a otro, es tu problema —Estefan miró su habitación con una ceja alzada—, me gustaría que Joon decorara así su propio lugar, al menos su habitación.

—Y a Joon le gustaría que dejes de intentar cambiar la residencia de su manada —sonrió Auguste—, sabe la diosa luna que adoro a mi querido Joon, pero si vuelve a cambiar de tema y a recitarme las cosas que le molesta de ti por dos horas cada vez que lo llamo, voy a dejar de hacerlo.

—Oh dioses no —Estefan se rio con sorna—, ya los demás dejaron de hacerlo y me echa la culpa.

—¿Es que no puedes dejar de cagarla?

—No es mi culpa que su familia sea una ladilla —gruño Estefan—, créeme, le hago un favor espantándolos.

—Ya vamos —Auguste sujeto su pequeño maletín—, casi todo lo que necesito está ahí.

Estefan lo sujeto, después de un destello se teletransportaron a la otra habitación que Auguste tenía en la residencia de su manada en el Reino.

—¡Comment je déteste ça!—Auguste se recostó en su cama sujetándose el estómago—, no podré comer nada sin devolverlo.

—Cuando lo haces seguido se va la sensación —explico Estefan cruzándose de brazos—, ahora que yo estaré moviéndote de un lugar a otro, supongo que lo harás.

—¿Cómo es que tu no quedas medio muerto como el señor Dylan después de teletransportarse? —le cuestiono Auguste.

Una vez Dylan lo teletransporto en una emergencia y tuvo que quedarse dos días descansando para volver porque le dijo que usaba demasiada magia para hacerlo.

—Porque los semidemonios estamos llenos de magia oscura, una fuente interminable por la conexión directa con nuestra parte demoníaca —Estefan se encogió de hombros—, es como nuestra conexión con nuestros lobos.

Auguste asintió mirando a Estefan, de todo el paquete de la familia real, siempre se había llevado bien con los Hoffman. Algo raro que pasó en su tiempo en la universidad, es que se había unido mucho a Estefan, los dos compartían un humor algo retorcido y habían coincidido en casi todas las clases. Al juntarse tanto con Estefan por defecto lo hizo con Joon. Así que terminó siendo cercano a la pareja.

Lo único malo de la situación es que siempre quedaba en medio de alguna discusión de los dos.

—Buena suerte con Liana —dijo Estefan burlón mirando su celular—, voy a pasar esta noche en la manada de Joon, ¿quieres que te traiga algo de corea?

Auguste negó con la cabeza, aliviado de que su amigo no se burlara por enésima vez de su mate. Estefan y Joon lo abrían descubierto cuando hace un par de años Auguste tomó demasiado y soltó toda la sopa.

El semidemonio estuvo insoportable al respecto, se había burlado de Auguste hasta el cansancio. Diciéndole que no se preocupaba por Liana, porque el que estaba en peligro mortal era Auguste.

Lo único que lo tranquilizaba es que Joon le había jurado a Estefan que si le contaba a alguien lo dejaría.

—¡Merde! —gruño Auguste—. Mi primer día con Liana y voy a estar verde de náuseas.

—No seas un llorón —Estefan negó con la cabeza—, tienes que estar alerta, sé que Liana parece que no mata a ninguna mosca y que solo es una dulce sabelotodo con defectos para socializar, pero debajo de toda esa fachada hay una Dickens. Jamás te tomes a la ligera a un Dickens, te apuñalaran por la espalda si le das la oportunidad. En especial ella, es demasiado inteligente para su propio bien.

—Por la diosa, a veces eres demasiado exagerado —Auguste bufo—, somos mates y no enemigos mortales.

—No digas que no te lo advertí —Estefan negó con la cabeza—, es muy sospechoso que mi tío Jaime se rindiera tan fácilmente, algo debe estar tramando.

—¿Tal vez sabe que es lo correcto?

—¡Ja! —Estefan le mostró su sonrisa torcida—, pobre de ti, te comerán vivo.

Antes de que Auguste replicara Estefan desapareció, el alfa francés podía imaginarlo apareciendo en segundos por la espalda de Joon para asustarlo.

No era tan idiota para no escuchar a Estefan, su amigo era como todos sus malditos primos, unido a su familia a niveles extremos, sin embargo, que Estefan tuviera todas sus defensas alzadas solo con uno de sus tíos le hacía sospechar que el padre de su mate era peor de lo que pensaba.

Si el señor Dickens tenía algo preparado para él, no tenía caso sobre pensar eso. De un modo u otro, que Estefan y Joon supieran era una especie de seguro para él. Además de ser un alfa y toda la cosa. ¿Qué podría hacer el señor Jaime para separarlos?

¿Realmente quería hacerlo?

Auguste decidió simplemente dejar de atormentarse por eso, tenía demasiado trabajo como alfa para estar angustiándose, adivinando que pasaba por la mente de su futuro suegro. Se esforzaría trabajando duro en sus planes e intentaría acercarse a Liana.

De Liana no se preocupaba, había visto cuanto la afectaba. La seduciría rápido, no tenía dudas de eso.

***

Taylor suspiro, hace mucho que no visitaba a otros cazadores.

—Oh si —Gerard recordó que Taylor estaba ahí—, ya saben quién es, Taylor ellos son Jack y Hatice, viejos amigos, los conozco porque hace algunos años nos presentamos juntos a esta misma prueba.

—¡Ya son bastantes años! —se carcajeó Hatice sujetando cariñosamente a Gerard de los hombros—, este de aquí era un renacuajo, varios años menor que nosotros, pensamos que moriría en las pruebas, ¡Al final el desgraciado sacó la nota máxima!

—Parecía tan tranquilo y resultó ser un loco vertiginoso —dijo Jack—, no quiero saber que cosas te ha enseñado.

—¿Y ustedes qué hacen aquí? —preguntó Gerard alegremente—. ¿Tienen pupilos?

—Yo tengo uno, se llama Raimi y no tengo idea de dónde se metió —Hatice frunció el ceño mirando a todos lados.

—Yo seré uno de los jueces —explicó Jack sonriéndole a Taylor—, cuando me enteré de que Gerard tenía al fin un pupilo, usé todas mis influencias para que entraras a la prueba, quería ver por mis propios ojos esto. Gerard jamás había accedido a tener pupilos ni asentarse más de seis meses en ningún lugar ¡Esto es realmente sorpresivo!

—No exageren —dijo Gerard—. Ya saben por qué acepté.

—¿No era porque creías que todos los cazadores merecían entrenar adecuadamente? —respondió Taylor.

—Este bribón quería ver el Reino de los hombres lobos por sí mismo, no le importó que muchos le repudiaron por eso —Jack miró con envidia a Gerard—. ¿Es tan grandioso como dicen?

—¡Tienen bebederos gigantes!

Los tres se enfrascaron en una conversación absurda pero alegre mientras Taylor miraba a su alrededor. Había demasiados cazadores de todos los lados del mundo, listos para probarse a sí mismos.

Taylor estaba realmente emocionada.

—¿Taylor?

La nombrada se volvió para ver quien la llamaba.

—¡Steve!

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