THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN romance Capítulo 31

Estefan miraba el mar desde la montaña donde las coordenadas que Gerard le había mandado para encontrarse. El semidemonio estaba confundido de que el cazador lo llamara a un lugar bastante alejado de la residencia coreana, en otra ciudad para ser precisos.

Se encontraba a las afueras de la ciudad de Busan, muy lejos de Seul, donde se encontraba su esposo.

—Perdón por la demora —Gerard subía la montaña con agitación—, fue difícil zafarme de los demás.

Estefan miro de pies a cabeza a Gerard, este no parecía nada al cazador desaliñado y sucio que había visto por última vez. Se había recortado el cabello, que ya no parecía un nido de ratas, sino que estaba peinado y lavado. Mostrando que no era de color mostaza, sino un rubio brillante. Su rostro estaba afeitado denotando menos años de lo que parecía antes. Lo que más le impactó fue su uniforme y la bata de doctor que tenía.

—¿Gerard? —Estefan necesitaba preguntar por las dudas.

—Sé que estoy un poco transformado, pero…

—¿Transformado? —Estefan soltó un bufido burlesco—, te has metamorfoseado por completo. Ahora pareces una persona normal. ¿Quién lo diría?

Gerard puso los ojos en blanco.

—Me estoy haciendo pasar por un psiquiatra extranjero de gran renombre —explicó Gerard—, sabes como son los coreanos con la imagen, no bastaba con la bata.

—¿Eso en que ayuda en mi investigación? —gruño Estefan—, no he sabido mucho de ti en meses.

—Ven —Gerard siguió subiendo—, hay un mirador más adelante, estará desierto a esta hora. Es un lugar seguro para hablar.

Los dos se encaminaron al lugar y cuando estuvieron sentados. Gerard sacó unos documentos de la cartera que cargaba.

—Después de que me mandaras los documentos de la traidora de la manada Shirookami —empezó a decir Gerard—, fue mucho más fácil conectar todo. Ya que una de las empresas que tenía la tía del alfa Natsuki, estaba ligada a una gran empresa de farmacéuticos que pertenece a la familia del fallecido Shin.

—¿Farmacéutica? —Estefan apretó los puños—, por favor dime que no estás hablando de la farmacéutica Jung.

—Esa misma —Gerard le entregó los papeles a Estefan—, la misma que la familia de Shin absorbió de los padres de Joon, cuando su madre lo atacó y todos cayeron en desgracia.

Estefan empezó a leer los contratos de compra y venta. Antes de que Joon y su hermano entraran a esa dichosa competencia por ser alfas. Tenían una familia adinerada. Su padre heredó de una de las empresas farmacéuticas más grandes de Asia occidental. Cuando la madre de Joon perdió la razón y atacó a Joon para matarlo. La familia tomó esto como una supuesta traición y por años atacaron a la farmacéutica hasta que él padre de Joon la pusiera en bancarrota y la vendiera a la familia de Shin.

—¿Crees que fue premeditado?

—Creo que hay gato encerrado —dijo Gerard—, es muy posible que los padres de Joon también estuvieran en toda esta confabulación o sean víctimas de ella.

—¿Víctimas?

—La empresa farmacéutica trabajaba en medicamentos de hombres lobos antes de que todo esto pasara —se explicó Gerard—, medicamentos que ayudaban a la natalidad, es el mismo del que tomaron de referencia en el Reino. Sin embargo, después de que cambiara de dueños, se pidió que se dejaran de hacer.

—La perra de su madre intentó matarlo —gruño Estefan—, ¿Dónde está la razón de ser en todo esto?

—¿Y si no fue así? —Gerard sacó una libreta y un lapicero—. ¿Y si quisieron que se vea así para que la empresa cayera en sus garras?

Estefan resopló intentando controlar su ira.

—¿Cómo sabremos que está en la cabeza de esa loca? —gruño Estefan—, está recluida en un centro psiquiátrico y…

Entonces Estefan miró a Gerard.

—¿Dijiste que te estás haciendo pasar por un psiquiatra extranjero de gran renombre? —Estefan miró su uniforme—, ¿Estas en el centro donde está la loca de su madre?

—Exacto —Gerard sonrió triunfal—, no fue difícil entrar, lo difícil es tratar con ella. Tiene doctores que la cuidan día y noche, no me han dejado tratarla o revisarla. Pero encontré algo gracioso.

—¿Qué cosa?

—A ella le dan un medicamento que no está registrado, pero que se que lo fabrican en la farmacéutica Jung —Gerard saco algo de su bolsillo delantero de su bata—, esta pastillita que ves es un somnífero tan fuerte, que podría atontar a un rinoceronte. Ni siquiera la están tratando por la supuesta esquizofrenia que tiene.

—¿Solo la tienen atontada? —Estefan frunció el ceño—, la tienen recluida.

—Su esposo no sospecha, aunque la viene a visitar con regularidad —siguió Gerard—, todo es un gran complot Estefan. Creo que ni siquiera tiene esquizofrenia.

—Tienes que quitarle el maldito medicamento —le ordenó Estefan—, hazla hablar.

—Hoy pude entrar al área de medicamentos, después de fallidos intentos —dijo Gerard—, tienen ese lugar más cuidado que las bodegas del Reino, pero por fin logré cambiar los medicamentos por placebos. No se cuánto la afectado ya, pero creo que dentro de unos días vamos a tener limpio su sistema. La cosa va a hacer hablar con ella para que sepa que deba seguir actuando como dormida.

—¿Necesitas ayuda?

—No, puedo con esto —Gerard le restó importancia con la mano—, pero creo que es tiempo que se lo digas a Joon. Creo que debería cerrar el caso para que crean que ya no vamos tras sus pasos.

Estefan parecía preocupado.

—¿De verdad crees que pueda ser inocente? —preguntó el semidemonio.

—Es una teoría —Gerard suspiro—, puede que también sea parte del complot y esta fuera una forma de callarle la boca.

CAPÍTULO 31.- segundo fragmento 1

CAPÍTULO 31.- segundo fragmento 2

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