THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN romance Capítulo 32

—Pareces distraído —Angel palmeo el hombre de Belial.

—Tiene cara de estreñido —Junior bromeó—, ¿Quieres ir al baño?

Belial fulmino con la mirada a Junior.

—Me siento como agripado —explicó Belial—, no sé cómo explicarlo.

Angel frunció el ceño y le tocó la frente.

—¿Otra vez son las visiones? —preguntó su hermano preocupado.

—No las tengo desde que encontraron a Dantalian —hablo Belial—, pero desde hace unos días me siento intranquilo. Como si fuera a tener una visión pronto.

La puerta se abrió y Timothee entró a la habitación de la mano de alguien.

—¡Ah! —Timothee soltó la mano de aquel chico de inmediato y los miro asustado—, ¡¿Qué hacen aquí?!

—Esperando a tu hermana —Junior saltó sobre la cama de Liana—, dijo que llegaría pronto, así que la esperamos en su habitación.

—No los escuche entrar —Timothee se aclaró la garganta avergonzado.

—Entramos por la ventana —explico Angel, mirando al chico sonriente al lado de Timothee—, ¿Quién es tu amiguito?

—Hola —el chico los saludo con entusiasmo—, me llamo Benjamín, soy…

—Es un amigo de la escuela —casi grito Timothee interrumpiéndolo—, vamos a la misma clase.

—¡Oye yo te conozco! —Junior lo señaló—, tú perteneces al equipo de béisbol.

—Aún no lo soy oficialmente —Benjamín se rasco la cabeza—, no soy titular.

—Vine por mi cargador —Timothee se acercó al escritorio de Liana—, ayer me lo pidió porque se le olvidó el suyo no sé dónde.

—Pueden quedarse si quieren —Junior señaló la pantalla plana que tenía Liana en su habitación—, íbamos a poner una película y trajimos mucha comida chatarra. Ya saben, las que Liana odia.

El rostro de Benjamín se iluminó y se notaba que deseaba quedarse, pero Timothee lo empujó fuera de la habitación con entusiasmo.

—Lo siento, tenemos mucha tarea —hablo Timothee—, nos vemos luego.

Después de que se fueron y cerraron la puerta tras de sí, Angel y Junior se miraron entre sí.

—¿Sabías que Timothee era gay? —preguntó Junior primero.

—No —Angel sonreía para evitar soltar una carcajada—, hasta novio tiene, ¿no son tiernos?

—Estoy impresionado, ¿Cómo no nos dimos cuenta? —Junior estaba fascinado por esta información—, ¿Liana lo sabrá?

—Por supuesto que lo sabe —exclamó Angel—, seguramente sabía que era gay antes de que el mismo Timothee lo supiera.

—El pobre se fue espantado —se burló Junior—, ¿Por qué no quiere que sepamos?, no somos lo que se dice una familia tradicional.

Angel se encogió de hombros.

—¿Tú qué piensas, Belial? —pregunto mirando al demonio.

Entonces Angel y Junior notaron lo enojado que parecía Belial.

—Ese tipo me parece un imbécil.

Angel alzó una ceja.

—¿Benjamín? —preguntó Junior—, a mí me parece simpático.

Belial cerró los ojos.

—¿Te sientes mal de nuevo? —preguntó su hermano.

—¿No es Timothee demasiado pequeño para tener novio? —preguntó Belial gruñendo.

—Tiene solo dos años menos que nosotros —replicó Junior—, cumplirá 15 años muy pronto.

Belial solo suspiro.

—Quiero ver la película —gritó enojado.

Junior se encogió de hombros, pero Angel siguió observando a su hermano.

—Hablando de cumpleaños —Junior estaba colocando la película con el control de la tv—, ¿Ya le compraron algo a Liana?, su cumpleaños es en tres días.

—Yo me gasté mi mesada en un libro raro —hablo Angel—, algo antiguo de los primeros gobiernos del Reino.

—Yo le regalare un reloj de bolsillo que perteneció a mi tatarabuelo —explico Junior—, mi papá me dejo tomarlo. Como mi tío Jaime siempre usa uno, pensé que a Liana le gustaría más ya que es una reliquia familiar.

—¿Qué le vas a regalar Belial? —le pregunto Angel apretando su hombro.

Belial tenía los ojos cerrados y retorcía su cabeza.

—¿Belial? —escucho a la lejanía.

El demonio entonces lo entendió, estaba internándose en una visión. Aunque esta era diferente a las demás. Las tinieblas lo envolvieron y sintió como era arrastrado a las brumas.

—¡Belial!

Escuché un grito de alguien muy cercano, pero Belial estaba ya lejos de todo. De pronto estaba en un lugar oscuro y que parecía subterráneo. Entonces vio a su papá, pero este no lo miraba a él, si no a un niño en el suelo que lloraba. Restos humanos cremados y destrozados los rodeaban.

—Alan —Belial vio a su mamá Concetta, sucia y herida detrás de su papá—, ¿Qué pasa?

Alan alzó al bebé en sus brazos.

—Te llamas Belial —dijo Alan limpiando la sangre de la cara del bebé.

CAPÍTULO 32.- segundo fragmento 1

CAPÍTULO 32.- segundo fragmento 2

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