THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN romance Capítulo 31

—Es un día estupendo —dijo Leia abanicándose el rostro—, si no fuera por este infernal calor.

—Vamos que no está tan mal —dijo Natsuki volteándose de su asiento—, solo me estoy cocinando en este uniforme.

—Por la diosa —se quejó Bastian—, ¿Por qué no han prendido el aire acondicionado?

—Porque al parecer se ha malogrado —el profesor que estaba rojo como un tomate se levantó—, al parecer hay problemas, voy a ir a la dirección, por favor compórtense en mi ausencia.

—Voy a llamar a mi tío Jaime —Liam empezó a buscar su celular—, ¿Cómo se supone que voy a estudiar de este modo? ¡Es un abuso contra los alumnos!

Jessy también se estaba sofocando, así que intentó buscar su botella de agua de su mochila. La cual estaba en el suelo a su lado. Entonces algo raro pasó, la mochila se movió ligeramente, ella pensó que tal vez lo había imaginado, pero cuando intentó sujetar su mochila nuevamente, esta se sacudió más fuerte.

—Chicos —habló Jessy señalando su mochila—, mi mochila se está moviendo sola.

—¿Qué? —Leia seguía abanicándose—, ¿Cómo que se está moviendo sola?

—Miren —insistió Jessy.

Liam, Bastian, Natsuki y Leia miraron la mochila de Jessy. Cerciorando lo que su amiga indicaba.

—Tal vez tu gato se quedó atrapado —habló Natsuki.

—No tengo gato —respondió Jessy.

—Nunca sabremos lo que hay dentro si no la abrimos —Bastian se levantó molesto por el calor—, abrimos la mochila y no vamos a otro lugar fresco. Prefiero perder el día de clases a seguir en este calor de m****a.

Se acercó a la mochila y la abrió con prontitud. Entonces empezó el desastre.

—¡Alacranes! —gritó Bastian con un chillido que parecía hecho por una mujer.

Un conjunto de alacranes furiosos empezó a salir a tropel de la mochila y todos los alumnos que había en el aula empezaron a salir corriendo y gritando. Liam sintió que uno le picaba, pero eso no le impidió cargar a Leia para sacarla de ahí. Jessy se subía a la espalda de Bastian mientras Natsuki rompía una ventana para lanzarse por ahí.

Jessy se levantó agitada nuevamente, ya era la segunda vez del mes que tenía esos sueños raros que parecían tan reales que se sentían más como recuerdos.

—Hmmm… —la persona a su lado se quejó.

Jessy miró a Bael que parecía muy dormido a su lado, así que se levantó para ir con lentitud a la cocina para no levantar a nadie. En la oscuridad era fácil perderse en esa enorme casa. Aún le costaba entender que ese lujoso lugar iba a ser su hogar.

Ya ni siquiera se reconocía a sí misma, se sentía arreglada incluso cuando se iba a dormir. Llegó la espaciosa cocina que era su lugar favorito de toda la casa y sacó una jarra de agua fría de la refrigeradora.

Aún les estaba costando a ella y a Dantalian acostumbrarse al calor que hacía en la isla. Tomó el agua con rapidez y se quedó apoyada en la encimera de la cocina mirando su reflejo por la pulida superficie metálica del refrigerador.

Sus cabellos ondulados jamás habían estado tan sedosos y bien cuidados, su pijama de seda y su bata del mismo material la cubrían con elegancia. Era un poco sofocante, era como ser otra persona de pronto, era como si la antigua Jessy luchará en su mente para salir, pero tendría que matar a la Jessy actual en el proceso.

Reconocía a Leia de los recuerdos, la chica de las fotos, la cual había sido su mejor amiga y a la cual traicionó. Otras personas que no reconocía, como al tal Bastian y al otro chico Natsuki. Ya iban apareciendo en dos de sus recuerdos, era demasiado extraño tener recuerdos de personas que no conocía en su actualidad.

Intentó respirar y también intento olvidar sus problemas, tenía una casa hermosa, un precioso hijo y un mate que la adoraba. No debería sufrir.

Se sirvió otro vaso de agua helada y en su desesperación, se la echó encima refrescando su cabello. El agua empezó a caer por su rostro, sus brazos y su pecho. Fue un gran alivio.

—¿Estás intentando provocarme?

La voz de Bael la asustó, ella dio un saltito de miedo.

—Bael…

Este no respondió, sino que se aproximó como un león a su presa. La arrinconó y la subió a la encimera sujetándola de las caderas.

—Bael…

El semidemonio la beso con brusquedad, empezando a acariciarle todo el cuerpo. Deshaciéndose de la bata con facilidad y empezando a estirar el corto camisón de seda.

Jessy supo rápidamente cuáles eran las intenciones de su mate. Podía sentir su lujuria en ese momento. A veces en la madrugada, cuando él llegaba de alguna misión, la levantaba a besos y la tomaba sin reparo alguno.

—No estabas —gruño Bael mordisqueando su cuello cuando separaron sus labios—, no estabas a mi lado.

—Hmmm… —Jessy intentaba retener un gemido cuando Bael metió una de sus manos por su entrepierna—, solo… ahn… solo vine por un vaso de agua…

—Me prometiste que no te irías… —gruñía Bael dejándole chupetones en el cuello—, me dijiste que no lo intentarías.

—Bael… —Jessy tomó su rostro con sus manos y lo miro en esos perdidos ojos—, no me fui, estoy aquí, estoy contigo. No me voy a ir nunca, al menos que seas tú el que me deje.

—Eso jamás —siseo casi amenazante.

Rompió su ropa interior de un tirón como ella ya estaba acostumbrada e ingresó a ella de una sola estocada. Ella gimió más fuerte sin poder evitarlo y él empezó a penetrarla con fuerza mientras exponía su pecho para poder lamer la humedad del agua fría.

Jessy se tapó la boca para que sus fuertes gemidos no se escucharan en toda la casa, mientras ella era un remolino de sentidos. El placer la atacaba con la misma fuerza con la que Bael entraba y salía de ella. A veces pasaba que Bael tenía unos episodios raros donde desvariaba y pensaba que Jessy estaba escapando o ella estaba en peligro.

Creía que se debía a la naturaleza de sus misiones, una vez apareció bañado en sangre. Jessy suponía que no eran cosas fáciles o bonitas las que lo mandaban a hacer. Entonces solo necesitaba sentir a Jessy, tomar a Jessy para sentirse en tierra de nuevo. Para volver a estar cuerdo.

Como en ese momento, donde ella se olvidaba de lo sofocada que se sentía mientras Bael la saboreaba literalmente.

—Jessy —gimió Bael perdido en el placer—, mi Jessy…

Jessy lo beso para ahogar sus propios gemidos cuando Bael empezaba a penetrarla más erráticamente apretando su trasero con tanta fuerza que le dejaría hematomas. Deshizo el beso para morderla nuevamente en su marca, para poder reafírmala otra vez y afianzar el lazo.

Ella se vino en un orgasmo demoledor mientras él daba las últimas estocadas para llenarla y formar un nudo en su interior.

No recordó muy bien como la cargo con su nudo dentro o cómo llegaron a la cama, pero Bael la depositaba suavemente sobre la cama con aun él y su nudo dentro de ella.

CAPÍTULO 31.- tercer fragmento 1

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