—A veces en la competición hay muchas disputas y malas mañas —dijo Gerard mirándola a los ojos—, pero tú concéntrate en las pruebas y no le prestes atención a las provocaciones.
—¿Tú me estás diciendo que no me meta en problemas? —Taylor alzó una ceja—. ¿Enserio?
Gerard le pasó un brazo por los hombros.
—En otras circunstancias te diría que le cortes la cabeza a cualquiera que te moleste, pero como habrás notado, aquí todos te odian por ser la pareja de un hombre lobo poderoso. Quieren verte caer y harán cualquier cosa para hacerlo —Gerard le lanzó una sonrisa maligna—, no le des la oportunidad de salirse con la suya.
Taylor tenía ganas de abrazarlo, en cambio le lanzó un golpe suave en el estómago.
—Está bien, intentaré ignorarlos —asintió Taylor bufando—, pero no prometo nada.
—Si lo haces, que no te vean —explicó Gerard—, tienes que ser discreta.
—¡Atención a todos! —un hombre habló por un altavoz—, ¡Estamos a punto de celebrar la prestigiosa Cacería de la Plata Eterna!
Los participantes y profesores aplaudieron, las personas que habían venido a observar el acto gritaban desde las gradas que estaban establecidas a cada lado del estrado mayor.
—Desde hace 576 años, se celebra una mística y temible prueba conocida como la Cacería de la Plata Eterna —empezó a explicar el hombre por el altavoz—. Esta prueba es considerada la más desafiante y peligrosa para aquellos cazadores de criaturas mágicas que desean alcanzar el estatus de cazador de élite, el temible y deseado nivel A4. Su origen se remonta a una época en la que los hombres y las criaturas mágicas vivían en constante conflicto. Hace siglos, un grupo de valientes cazadores decidieron unir fuerzas para proteger a la humanidad de las amenazas sobrenaturales que acechaban en la oscuridad. Cansados de luchar en solitario, estos cazadores fundaron una organización secreta llamada "La Orden de la Plata", con el objetivo de entrenar a los mejores y más capacitados cazadores para enfrentar a las criaturas más poderosas.
>>Para poner a prueba a los aspirantes, decidieron organizar una competencia que demostrara su valía y habilidades. Así nació la Cacería de la Plata Eterna, una prueba que se celebra cada cuatro años en una ubicación cambiante y misteriosa.
La Cacería de la Plata Eterna consiste en una serie de desafíos mortales que exploran diferentes aspectos que un cazador de élite nivel A4 debe dominar. Durante la competencia, los aspirantes deben demostrar su ingenio al resolver acertijos y rompecabezas místicos, su capacidad para lidiar con la presión en situaciones de vida o muerte, su inteligencia táctica al planear estrategias de caza, su resistencia física para enfrentar criaturas poderosas y su habilidad para el combate cuerpo a cuerpo. A lo largo de los siglos, la Cacería de la Plata Eterna ha sido organizada por los líderes de La Orden de la Plata, aquellos cazadores de élite que han demostrado su valía y han alcanzado un conocimiento profundo sobre las criaturas mágicas. Su objetivo es seleccionar a los cazadores más prometedores y preparados para unirse a las filas de las élites y continuar protegiendo a la humanidad de los peligros sobrenaturales.
Después de la intensa competencia, solo tres participantes son elegidos para convertirse en cazadores de élite nivel A4. Estos elegidos reciben un entrenamiento adicional y se les otorgan conocimientos y habilidades secretas transmitidas por generaciones en La Orden de la Plata.
La Cacería de la Plata Eterna se ha convertido en una tradición venerada y temida en el mundo de los cazadores de criaturas mágicas. Su historia legendaria, su aura de peligro y su prestigio como una de las pruebas más desafiantes han atraído hoy aspirantes de todas partes, ansiosos por demostrar su valentía y convertirse en los guardianes más temidos y respetados de la humanidad.
Después de la breve explicación otra vez inundaron los aplausos.
—Así que señores —dijo el hombre—, den lo mejor de ustedes para demostrar que pueden ser uno de los tres elegidos, les deseo suerte a todos.
—¿Estás emocionada? —Gerard estaba vibrando—. ¡Yo estoy muy emocionado! ¡Me encantaría ir contigo!
Taylor puso los ojos en blanco, pero apretó su mano. Los nervios habían aparecido.
Camiones aparecieron para que los 38 participantes subieran, Gerard le dio un abrazo en contra de su voluntad y Taylor solo siguió su camino. Se alejaron del área del público para internarse al árido y vasto desierto de Australia. Toda la prueba seria transmitida por pantallas gigantes para el público. Taylor busco una cara conocida en la camioneta que iba, pero ni Steve o el idiota de Raimi iban en esta. Seguramente estaban en otra.
No tardaron mucho en llegar a la línea de salida.
Taylor bajó de la camioneta de un salto y observó las gigantes y monumentales rocas apiladas detrás de ellos. Los cazadores estaban apiñados en tres grupos diferentes, bastantes separados el uno del otro.
Ella observó todo, la línea de meta, las rocas detrás de ellos y un extenso camino libre lleno de arena.
Dedujo que la primera prueba era una carrera.
—Queridos concursantes, aquí empezamos la primera prueba de la cacería de la plata eterna —escucharon una voz robótica de mujer a lo lejos—, la meta es la única montaña de arena que ven a distancia.
—Está demasiado lejos —dijo uno de sus compañeros.
—Deberán sortear las trampas y desafíos que hay a lo largo del camino —siguió explicando la voz robótica—, este desafío será la primera eliminación. Solo los que logren llegar a la meta vivos y sin lesiones graves que les impida seguir, serán seleccionados para la siguiente prueba. La carrera empezará cuando escuchen el sonido de una explosión.
Taylor sonrió al escuchar la palabra “vivos”, Gerard le había explicado que normalmente se mueren algunos concursantes. Obviamente les había ocultado esto a Theo y a los demás, jamás le habrían dejado ir si no.
De igual manera no iba a morir ese día o de eso estaba convencida.
—¿Por qué escucharíamos el sonido de una explosión? —preguntó otra cazadora—, ¿Por qué no usan el sonido de una campana o algo así?
Taylor volteo inmediatamente hacia las monumentales rocas detrás de ellos. Inclinó la cabeza dándose cuenta de que esas rocas gigantes no estaban apiñadas ahí por la naturaleza.
—No me jodas — Taylor soltó una risotada como maniática—, nos van a lanzar las rocas encima.
—¡¿Qué?! —exclamó uno de sus compañeros—. ¡Esas rocas son más grandes que mi casa!
Taylor suspiró mientras los demás entraban en pánico. Cuando iba a decirles que se calmen la explosión sucedió tal y como predijo. Las rocas empezaron a soltarse y a rodar hacia ellos.
Los demás cazadores empezaron a correr inmediatamente, pero Taylor sacó su ballesta con tranquilidad, amarrando su cadena a la flecha puesta. Las rocas rodaban a gran velocidad y venían a aplastarla próximamente.
Taylor vivió mucho tiempo en el Reino y practicado con semidemonios feroces que podían destruir montañas y causar terremotos. La inmensidad de las cosas ya no era algo que la afectara, no después de ver como Gabriela habría cráteres enormes y salían muertos vivientes como moscas.
Steve empezó a recoger algunas piedras.
—¿Qué carajos haces? —preguntó Taylor.
—Seguramente han puesto minas que necesitan detectar un peso considerable para explotar, así que si lanzamos algunas piedras mientras avanzamos no explotaran —se explicó Steve—, creo que podremos detectar a alguna mina por el sonido de la piedra el caer encima.
Taylor noto a lo lejos a Raimi caminar lentamente y de puntillas para avanzar entre las minas.
—¿Qué estamos esperando? —preguntó Taylor mirando a Steve—. ¡Avancemos!
Steve empezó a lanzar las piedras y dar el primer paso, uno tras otro, Taylor lo seguía por detrás de puntillas. Ya varios cazadores avanzaban lentamente. Ella pensó que el público debería estar partiéndose de la risa al verlos caminar así.
Taylor tenía sujeto a Steve por la espalda por si debía empujarlo para atrás en caso estuviera a punto de pisar alguna mina. Se supone que no se armaban equipos en la primera parte de la prueba. Ella y Steve en ningún momento hablaron de formar equipo tampoco, pero ahí estaban los dos cubriéndose las espaldas, debió adivinar qué sucedería de un modo otro.
Taylor levantó la vista para ver quien estaba en la delantera en el momento exacto donde vio a la m*****a zorra que le había lanzado la flecha hace un rato sin razón o motivo, lanzar otra flecha al cazador que estaba a la delantera.
El pobre que estaba tan concentrado en no pisar una mina no pudo prever el ataque por la espalda, cayendo sobre una mina y explotando en el acto.
Steve se tambaleo por la sorpresa, pero siendo sujetado por Taylor evitó caer.
—¡Esa perra m*****a!
—¡Taylor no! —exclamó Steve.
Taylor alzó su ballesta y lanzó una de las flechas directo a la cabeza de la traidora. Esta cayó muerta porque le atravesó la flecha en el cráneo.
Todo después fue caos.
Un todo contra todos se desató, flechas y bombas de un lado a otro. Minas detonándose sin sentido. El lugar se había vuelto una arena de guerra.
Steve sujetó la mano de Taylor y la arrastró para salir corriendo de ahí.
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