Mi nombre es Sebastião y tengo 53 años y tengo buena apariencia y a pesar de una barriga protuberante tengo muchas mujeres dispuestas a darme, estoy casado desde hace 26 años con Lucíola y tenemos un hijo que se llama Alessandro que se va a casar en dos meses.
Tenemos una hermosa casa en la playa y decidieron hacer la boda aquí por la belleza del lugar y vinieron con anticipación para pasar unos días y conocer el lugar y la logística que tendrán que enfrentar los invitados para llegar a la fiesta. Esta semana mi esposa estuvo un poco enferma, se contagió de un virus y pasó todo el día en la cama y llenando mi bolso para llevarle sus cosas.
Nuestro hijo llegó con la novia, yo nunca fui de mirar a la mujer de otro, pero esa rubia era demasiado deliciosa. Tenía una belleza nada angelical y en su frente estaba escrito lo zorra que era, vestía una falda ceñida que le marcaba las caderas y una blusa que también le pegaba al cuerpo y ¡qué cuerpo!
Lúcia - Hola, es un placer conocerte, escuché que tu esposa está un poco enferma, ¿es verdad?
Sebastião - Es solo un virus, con unos días de descanso estará como nuevo.
Le di un abrazo y un beso a mi hijo en su mejilla, el aroma de su dulce perfume se quedó en mi mente por mucho tiempo. Esa noche le pegué uno y me corrí como no lo había hecho en muchos años y hasta busqué a mi esposa para tener sexo, pero ella seguía sin estar bien y quería alejarse de mí. Me acosté con la prometida de mi hijo arriba y abajo.
Al día siguiente mi esposa estaba aún peor, tanto que le pidió a mi hijo que consiguiera medicinas en la ciudad porque se sentía muy mal. Tomó el auto y se fue muy rápido, vi que la chica caliente no quería ir con él y eso no dejaba de golpearme la cabeza, el hecho de estar ahí con ella me ponía ansioso y nervioso.
Caminé por la casa, fui a ver cómo estaba mi esposa. Todavía en la cama luciendo como si la hubieran atropellado y luego fui a la cocina a buscar un poco de agua y allí estaba ella inclinada sobre el fregadero con el culo levantado y usando solo una toalla, mi polla se endureció al instante.
Ella me llamó con su dedo meñique y me dio la espalda para que la abrazara, yo estaba oliendo y metiendo la cara entre el cabello fragante y suave de esa hembra traviesa que frotaba su culo en mi polla y loca por darme, estaba tomando - ella a una de las habitaciones porque si mi mujer decide levantarse nos encontraría divirtiéndonos y no funcionaría.
Besé su boca caliente, pasé mi mano por su coño y cuando la toco me doy cuenta que está totalmente empapada y estaba depilada y muy estrecha como a mí me gusta. Mi polla era como una roca y no podía más, la tomé y le di una paja rápida y no esperé nada más, la empujé muy fuerte y ella gimió suavemente, sintiendo que mi polla entraba. y fuera de su prieto y húmedo coñito, nos quedamos un buen rato rodando los ojos y disfrutando de ese joven cuerpo junto al mío.
Lucia - Que buena polla, es más gruesa y dura que la suya. ¡joder, joder!
Sebastião - Te enseñaré a correr con un macho de verdad.
Después de follar mucho, luego se bajó de mi polla con las piernas temblorosas y se inclinó para chuparme la polla, con su suave boca me chupó la polla con fervor y me hizo temblar y casi escupir pidiendo mucho más...
Sebastião - Boquita caliente, hace años que mi esposa no me la chupa así... eso dice hmmm
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Totalmente hot (COMPLETA)