Soy Laura, tengo dieciocho años y mi prima Gabriela me invitó a pasar mis vacaciones allí en su casa de la playa. Nuestras familias tuvieron una disputa por la herencia durante algunos años y nuestros padres no han hablado desde entonces. Tiene un hermano que se llama Gustavo, desde pequeños él y yo nunca nos llevamos bien, nos peleábamos por cualquier cosa. Con esta invitación de Gabriela sentí que podemos dar un paso más grande para acabar con tanta confusión, hice mi maleta y mi madre no quería que fuera por miedo a que me maltrataran allí.
Laura - Gabriela dijo que mis tíos están en el extranjero, solo nos quedaremos con ella, su hermano yo y algunos amigos.
Logré convencerla con mucha dificultad y viajé hasta allí, Gabriela me esperaba en auto junto con su hermano. Le dimos un fuerte abrazo, Gustavo estaba encantado de verme... yo hasta me avergonzaba por la forma pervertida en que me miraba. Tomó mi maleta y la metió en el auto, condujo y yo fui en el asiento trasero mientras Gabi se sentaba en el frente con él.
Gustavo - Escuché que pretendes hacer el examen de ingreso a odontología.
Laura - Sí, estoy buscando una buena universidad para probar.
Gustavo - ¡Aquí tenemos excelentes!
Gabriela estaba sonriendo, creo que los dos ya estaban tramando algo. Llegamos a la casa de la playa, era aún más hermosa de lo que recordaba y el sol estaba abrasador. Entramos a la casa y Gabriela me mostró mi habitación, subí y Gustavo puso mi maleta sobre la cama.
Gustavo - ¡Me alegro de que estés aquí!
Laura - Gracias
Se fue, cerré la puerta y me puse el bikini porque quería disfrutar cada segundo de ese maravilloso lugar. Elegí una tanga rosa neón y bajé las escaleras con un traje de baño de encaje.
Gabriela - Vaya prima, hace mucho calor.
Gustavo - ¡Totalmente de acuerdo!
Laura - Quien te vio y quien te ve Gustavo, cuando era pequeña me decían dragoncito por que era muy fea.
Empezamos a reír.
Gustavo - Y me hiciste tragar cada letra, eres la mujer más hermosa de nuestra familia.
Gabriela - ¿Por qué no vas con ella a mostrar la playa? Me quedaré aquí para esperar a los otros invitados.
Gustavo - Claro, ¿vamos gata?
Laura - Vamos
Caminamos por la playa, era un paraíso desértico digno de un plató de cine. Sentí la arena caliente calentar mis pies, el sol y el viento tocar mi piel.
Gustavo - Recuerdo que te dejé caer una vez cuando tenía dos años, tu madre casi me mata.
Laura - ¡Creo que por eso estaba tan confundida!
Gustavo - No eres torpe, siempre te he admirado por tu inteligencia.
Nos detuvimos bajo la sombra de un cocotero, Gustavo no apartó la vista de mi boca ni un solo momento.
Laura - Eso me dará vergüenza.
Gustavo - No puedo ocultar las ganas que tengo de saborear tus labios y luego despues subir a tu boca.
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