Raisa
- No estamos en una relación, no digas que estamos en una relación que yo no recuerde.
-Claro que lo estamos, desde que nos declaramos del uno al otro estamos en una relación- acaricia su nariz con la mía sonriéndome cuando se inca quedando a mi altura y esos ojos que siempre se muestran fríos y oscuros hoy siento que brillan más que nunca.
-Esto no es normal- le digo viéndolo queriéndolo besar pero él evita mis labios.
-Se que nuestra relación nunca será convencional, vamos a pelear como cualquier pareja y muchas veces olvidare fechas importantes o no diré un te amo diario pero prometo dar lo mejor de mi, demostrarte lo que siento con acciones, acciones que te demuestran porque fue una buena elección elegirme, y se que tu dirás las palabras de amor por los dos- junta nuestros labios en un beso tierno, tomando mi cara entre sus manos, sintiéndome la mujer más alegre de este mundo, se separa de mí dejando un último beso casto, se sus facciones se endurecen viéndose serio, no deja de sostener mi cara entre sus largas y ásperas manos.
-Escucha con mucha atención esto, por que no se cuando lo volveré a decir, pero quiero que siempre que dudes lo que siento por ti recuerdes estas palabras- asiento, y él no aparta sus ojos de mi.
-Te amo como nunca voy a amar a otra mujer Raisa Beach y eso es lo que siempre jode, eres la mujer con la que pienso pasar lo que quede de mi vida, simplemente eres el amor de mi vida por mucho que les joda a los demás, nos pertenecemos desde que nos conocimos, puedo dañar a todos, todos menos tu- no proceso esas palabras, me quedo en shock no se que hacer, cuando abro la boca para decir algo el junta nuestros labios besándome con tanto amor, yo no respondo enseguida ya que aun estoy paralizada, repasando en mi mente sus palabras para nunca olvidarlas, guardandolas en mi mente como en mi corazón, cierro los ojos dejándome llevar por el beso tomando a Damián de la cabeza, juntándonos aún más y dejándome caer de el mueble a sus brazos donde en vez de el quedarse sentado se cae de espaldas chocando con el suelo quedando yo arriba de él, me iba a separa para ver si esta bien pero el no me lo permite sujetándome de la cabeza. cuando nos separamos nos quedamos mirando repasando nuestros rostros como queriendo nunca poder olvidarnos el uno del otro, le sonrió.
-Te amo Damián y te prometo que todos los días te lo diré y lo repetiré por los dos aunque yo se que eres un cursi en progreso, un amargado cursi- él me acaricia la mejilla sonriéndome, para luego cambiar de lugar rápidamente dejándome debajo de su fuerte y ancho cuerpo, el baja su cabeza besándome para luego separarse y empezar a dar besos en toda mi cara sin omitir lugares, deseando quedarme así por siempre con él, se separa al escuchar como se cae algo, volteamos los dos a donde esta mi bolsa que se ha caído por dejarla donde sea, nos vemos los dos al mismo tiempo para ponernos a reír cuando vemos como sale una foto en la revista de los dos besándonos afuera de mi casa la cual aún conservaba, el se deja caer a mi lado, mirando una escena que nunca creí ver, el arrogante Damián Tuell en el tirado en el suelo riendo, cuando para de reír me ve y me jala hacia él quedando en su pecho.
-Joder, pero mira que me has hecho dulzura, nunca imagine estar votado en el suelo y menos contigo- le pego en el pecho.
-Esto es solo el comienzo de todo lo que nos espera- el se levanta para luego extenderme la mano ayudándome a pararme, se sacude el saco como si tuviera polvo.
-¿quieres comer algo?- me dice cuando escuchamos como mi estómago hace un ruido haciendo que tenga vergüenza.
-Esta bien vamos a comer algo tu ganas- camina a la salida tomándome de la mano, sonrió porque por más frío que sea tiene esos detalles conmigo, cuando estamos saliendo del elevador trato de soltarme pero él me tomó de la mano con más fuerza jalandome a su cuerpo donde el me toma de la cintura acercándonos más, prendiendo mi cara de un tono rojo, nos dirigimos a la entrada para luego montarnos en el carro, en el cual vamos platicando de todo un poco mientras el acaricia mi pierna desnuda, el no es el que maneja yendo los dos atrás, he notado que conmigo se reste día lo e visto mas feliz y risueño que lo que ha estado en toda su vida, cuando nos íbamos a besar nos interrumpe su celular, el lo toma cuando le insisto, veo que es Jane que le mandó un mensaje.
-Maldición- dijo viendo su celular.
-¿Que le paso?- le digo.
-No se, ya vez como es, solo dijo que mañana tiene que hablar en privado conmigo, es muy importante, no se que le pasa- y es cuando recuerdo lo de su "relación" con el francés, sonrió.
-Mañana te enteraras de que tema te quiere hablar y es tan importante para ella que te esta avisando antes- espero que te vaya bien Jane pienso antes de que el busque como desesperado mis labios uniéndolos rodeándome con sus fuertes brazos.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Tu no me mandas