Un chico especial (COMPLETO) (BL) romance Capítulo 22

...........Seis meses después, centrado en Kim...........

Esta nueva etapa de mi vida me encanta, jamás creí que podría divertirme tanto con una persona que me ama y a su vez yo lo amo, he aprendido a ver todo de una forma diferente, me alejé de la gente tóxica de mi alrededor para siempre, aunque mi padre busca mantener el contacto conmigo, aparentemente se siente mal por dejarme tantos años tirado así que intenta compensarme, no obstante, no me siento preparado para perdonar aquel abandono que me hizo durante años.

Parece que se arrepiente sinceramente, no busca recuperar su empleo, lo cierto es que yo también lo pensé, sin embargo, cuando vino aquí hace dos o tres meses le dio las gracias a Thomas por abrirle los ojos, ni siquiera pidió el dinero que la empresa le debía por sus años de trabajos, él sólo vino aquí con intenciones de agradecerle, además me buscó en la empresa y me felicitó por haber llegado a un lugar alto por mi propio esfuerzo, dijo que se sentía orgulloso de mí, no sé por qué tuve ganas de llorar cuando me dijo eso, no obstante, me alejé cuando él quiso abrazarme, aun no estoy preparado para recibir aquel abrazo de padre e hijo.

Por otro lado, ser jefe no está tan mal cuando los chicos de mi equipo son muy obedientes e inteligentes, por una parte, está Pamela, es la única mujer del equipo, es muy astuta y eficiente. Luego sigue Héctor quien suele encargarse perfectamente de los comandos más difíciles que el resto no puede del todo realizar, digamos que se le da mejor. Por último, está Pablo quien se encarga de todo lo tangible de la empresa, básicamente se encarga en distribuir redes que ayudan a la empresa a comunicarse sin tener ningún error. Lo único que no me gusta de ser jefe es que me traten como si yo fuera alguien importante, o sea por el "usted" o "Señorito Warren" ¡somos casi de la misma edad! Quizás se deba al hecho de que salgo con el jefe de forma sentimental.

Creí que lo mantendríamos en secreto dentro de la empresa, no obstante, Thomas cuando anunció que sería el encargado de las redes computaciones dejó bastante claro que yo era su pareja, me sentí muy nervioso e incómodo en ese momento, sin embargo, los empleados de la empresa no me vieron de una forma diferente, todos me trataron con cariño así que me siento muy cómodo trabajando en este lugar, por supuesto que también visito la empresa del señor Hoffman, a veces incluso hemos salido a comer fuera del trabajo, no hemos perdido la cercanía que teníamos antes, por lo que me siento muy feliz.

Cuando la relación amorosa que teníamos Thomas y yo fue más oficial, se lo presenté a mis amigos queriendo que le dieran el visto bueno, lo grandioso es que mis amigos se llevan muy bien con mi novio, así que todo fue muy fácil con ellos, claro que lo amenazaron diciéndole que lo golpearían si me hacía daño, a lo que Thomas simplemente carcajeó abrazándome por la espalda usándome como escudo humano si es que mis amigos se abalanzaban sobre él. Lo malo es que no creo que aquella amenaza siga vigente, mis amigos le tomaron mucho cariño así que dudo que lo lastimen, probablemente si terminamos, mis amigos seguirán siendo cercanos a Thomas de lo bien que se llevan.

En conclusión, tener a alguien que me quiera cerca de él es algo que me ha hecho cambiar mucho, incluso aprendí a quererme más para así quererlo con más intensidad a él, me gusta estar con Thomas, aunque a veces retrasa mi trabajo con sus juegos, lo sigo queriendo cerca de mi vida, me siento realmente enamorado de él y lo sabe perfectamente.

–Señorito Warren– me llamaba Pamela por lo que me giré con una mirada seria.

–Pamela ¿Qué te dije sobre llamarme así? –ella sonrió un poco apenada.

–¡No es mi culpa! He tratado de llamarlo de forma más cercana, pero usted es mi jefe, es difícil para mí tratarlo de tú a tú– jugó con sus dedos un poco nerviosa– no estoy acostumbrada.

–Por lo menos dime Warren, el señorito no me gusta, me hace sentir un niño.

–¿Prefiere el señor? Aunque según lo que sé aún no se ha casado con el joven Patterson– me sonrió dándome codazos– ¿a qué esperan? Yo muero de ternura cuando los veo– reí por lo que ella tomó una postura más profesional– olvídelo, yo venía a...– hizo una pausa– ¿a qué venía? –se preguntó a sí misma– ¡ah sí! Desde una computadora en Londres intentaron hackearnos, ya está todo resuelto, pero fue muy complicado, quisiéramos que revisara el sistema, no quisiéramos equivocarnos si es que sólo no están haciendo creer que ganamos.

–Está bien, revisaré– le dije caminando de regreso a mi oficina viendo los sistemas que habían anulado, todo estaba en perfecto estado por ello los felicité, ellos son muy buenos en lo que hacen, sin embargo, siempre suelen dejarse llevar por el "¿y si aún no ganamos...?"

Luego de cerciorarme de que todo estaba en orden caminé hasta el escritorio de la secretaria de Thomas, Susan, quien con una sonrisa sincera me saludó ofreciéndome algo para tomar o comer, hablé un poco con ella hasta que fuimos interrumpidos por nada más y nada menos que Helen, la odiosa hermanastra que siempre busca trabajos que puedan darle dinero por montones, no sé por qué me sorprende que haya postulado aquí para trabajar en ventas. Ella me miró con desagrado haciendo notar su desprecio hacia mi persona, Susan lo notó por ello le preguntó si tenía algún problema conmigo, Helen iba a responder con un cometario cruel hasta que apareció Thomas llamándome desde su oficina, pero como no me acerqué, se acercó él.

–Oh...– soltó tras verla– tú debes ser la nueva de ventas, bienvenida– le dijo por cortesía.

–Gracias– le respondía con esa típica sonrisa coqueta que atraía a todos los hombres, me sentí molesto cuando vio más de la cuenta a Thomas– espero poder ser un aporte para su empresa– le decía tocándose el cabello de una forma que me hacía creer que se le estaba insinuando tras despejar su escote.

–Ok– la ignoró Thomas– tengo que hablar contigo ¿vienes? –me dijo a mí con una sonrisa.

–Dame cinco minutos– le respondí por lo que regresó a su oficina con Susan quien le pedía unos papeles que antes le había entregado, mientras que la hipócrita sonrisa de Helen desapareció cuando nos quedamos allí a solas.