El camino se sintió largo, aún faltan 10 minutos para llegar. Mi mente reprodujo el momento en el que su cuerpo chocaba con el mío y sus manos me hacían feliz. Analizo una y otra vez las escenas y ahora mi mente maquinea una pregunta, ¿Con cuántas mujeres se acostó ese hombre?
Hasta que llegamos a mi casa, aparcó su auto al otro lado de la carretera.
- Gracias, y... - abrí la puerta y salí - Disculpa alguna molestia.
- Luego vendré - cerré la puerta despacio, el carro no se merecía el desquite de mi odio hacia él. No le respondí, y tampoco le abriré, estaré pendiente.
Entré a mi casa, me dirigí a mi habitación, decidí ducharme ya que lo necesitaba, mientras me duchaba recibí varios mensajes pero era muy tarde para revisar y opté por poner un poco de música.
Abrí el paso al agua en la ducha y ésta se deslizaba por todo mi cuerpo dejándolo mojado, poco a poco en el cabello también, sentí cada gota pasar por cada mínimo espacio, cerré la llave para poder enjabonar mi cuerpo y colocar shampoo a mi cabello, dejándolo con mucha espuma, limpie cada parte de mi cuerpo. Respire por un momento, luego salí a la realidad envuelta en una toalla.
Logré relajarme por un momento - ya mismo llegan mis compañeros y ese trabajo sería un estrés - con la música a todo volúmen comencé a buscar que ponerme.
De pronto siento una presencia dentro de la habitación y logro voltearme
Lo veo bien
- ¿Qué haces aquí? - grité a Drake que estaba recostado en la entrada de mi habitación.
- Dije que venía - dice casi de forma sarcástica.
- Sí pero ¿Cómo entraste? - busco una toalla para cubrirme mi media desnudez, llevaba puesto mi ropa interior.
Se acercó varios pasos acortando nuestra distancia - Tengo llaves - saca su mano de su bolsillo y muestra una juego de llaves donde resalta una copia de la llave de mi casa.
- ¿Mis padres te la dieron? - niega con la cabeza a mi respuesta.
- Necesitas vestirte, tus amigos van a llegar pronto
- No mires - le grité.
- Claro - lo hace lentamente sin dejar de mirarme hasta que quedó completamente volteado.
- Amm, solo espera unos pocos segundos- dije un poco nerviosa.
Agarré sus brazos fuertes y musculosos, me faltó la respiración al tocarlos, pero no lo hice notorio, lo gire de modo que yo quedara al otro extremo de la habitación y el mirando hacia la ventana.
Me dirigí hacia mi armario, dejé la toalla a un lado y me puse un vestido suelto y corto amarillo, tuve la comodidad necesaria.
Él se comenzó a reír.
- ¿Por qué ríes? - le pregunté - ¿Qué te parece tan gracioso?
- Te vas a enojar si te lo digo.
Quizás se acordó de alguna ex y pasó una situación similar con una de ellas.
Al final me coloqué un par de zapatos blancos para luego decirle que ya puede voltear.
- Pero, Helka lo siento - se acomodó cerca de mí - ese idiota te quiere.
Alcé mi mirada hacia él pero sus ojos apuntaban a otro lugar.
Mis lágrimas pararon al escuchar sus palabras, sus pocas palabras pero al parecer con mucho significado.
- Pero yo no te puedo querer - dije al momento que me levanté, me dirigí al baño pero el me agarra del brazo haciéndome reteniendome.
- ¿Por qué? - dijo mientras se levantaba, tuve que alzar mi mirada una vez más.
- Porque ya no lo puedo hacer - dije, acordándome de aquel tiempo. - Lo siento, pero ya no, nadie me hará daño, mucho menos un amor fingido - dije para luego soltarme de sus manos e ir al baño.
Todo en silencio, lavé mis ojos y aún sentía su mirada sobre mí.
- Me quedo para cuidarte - noté en su voz un poco la tristeza - Sé que puedes llegar a quererme.
¿Es mi única opción?, ¿Podré enamorarme de él? o quizás todo será un caos.
- No necesitas hacerlo, en mi casa estoy a salvo y sin tí seguiré igual - fingí una sonrisa para luego salir de mi habitación rogando que él se tome unos minutos dentro de ella y piense dos veces en quedarse.
Tomé un respiro.
Carajo, ésto se está convirtiendo en mucho drama y no lo soporto, solo me causan nauseas.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un contrato de amor