Narrador.
Elizabeth llegó a la pista de aterrizaje dónde se encontraba el avión privado de Edward, y él al verla tan hermosa sintió como su corazón empezó a latir con rapidez.
¡¡mi mujer está radiante!! Pensó Edward admirando a Elizabeth quien avanzaba insegura y nerviosa.
— Haré lo imposible para que te quedes a mi lado Elizabeth — comentó Edward hablando consigo mismo.
—Ya estoy aquí por favor elimina ese video — le pidió Elizabeth a Edward sin notar que su pedido lo había molestado.
—¡Vaya, Elizabeth así es como saludas a tu esposo!— comentó Edward con sarcasmo y sonriendo con arrogancia.
—Edward tú y yo sabemos que entre nosotros no hay cordialidades así que deja de hacer comentarios y sugerencias que no vienen al caso— le respondió Elizabeth desesperada por volver a la fiesta antes de que Gregory note su ausencia.
—Ok — dijo Edward levantando las manos — quieres hablar del vídeo pues hablemos del vídeo, solo lo borraré si regresa conmigo a nuestra casa — le propuso Edward a Elizabeth quien negó con la cabeza varias veces.
—No me puedes obligar a regresar contigo, Edward — le dijo ella con la voz quebrada.
—Está en ti, que tu amante y tu amigo homosexual vayan a la cárcel — la amenazó Edward con una sonrisa maliciosa en los labios.
Edward sabía que Melissa es muy importante para Elizabeth y que ella haría lo que fuera con tal de que su amiga no sufra.
—¡Qué tiene que ver mi amiga en todo esto!— le reclamó Elizabeth con los ojos aguados.
—Resulta que esa mariposa es hermano del dragón y toda su familia caerá junto con él — Edward solo estaba mintiendo Melissa no iría a prisión junto a Gregory porque Melissa nunca ha participado en ningún crimen, sólo lo dijo para que Elizabeth aceptara volver con él.
—Te puedo dar mucho dinero por ese video — Elizabeth trató de negociar con Edward porque a este le gusta mucho el dinero ella pensó que esa sería una solución factible.
—Que ilusa eres Elizabeth todo esto lo estoy haciendo por ti, el dinero dejó de ser mi prioridad el día que me enamoré de ti — le dijo Edward acercándose a Elizabeth para besar su mejilla.
—Yo no te amo Edward entiéndelo — Elizabeth se apartó de su lado mirándolo con desaprobación.
Al escuchar eso Edward se enojó y apretando los dientes y los puños le dijo
—contaré hasta diez para que subas a ese avión conmigo — señaló el avión a su lado — y si al terminar el conteo tú no has subido, pulsaré este botón y le enviaré este vídeo a la policía — Edward le mostró el móvil a Elizabeth para que supiera que él estaba dispuesto a cumplir con su amenaza.
¡¡No puedo ser egoísta y destruir la vida a Melissa y más ahora que volvió a recuperar al amor de su vida!! Pensó Elizabeth sintiendo tristeza y miró para los lados sabiendo que al subirse a ese avión dejaría un gran pedazo de su corazón, y empezó a subir al avión sintiendo que le hacía falta la respiración.
¡¡Gregory esto también lo hago por ti!!
Edward se sentó a su lado y pudo notar que Elizabeth no se había asegurado así que se inclinó para abrochar el cinturón mientras le ponía el cinturón sintió una lágrima caer sobre su mano y trató de no mirarla a los ojos para no sentirse culpable al notar el dolor que le estaba causando a la mujer que él ama con locura.
—Pronto me amarás tanto o más que a él, ya verás Elizabeth — le dijo Edward limpiando las lágrimas que bajaban mojando su rostro.
Narra Gregory.
—Gregory nos han informado que la señora Elizabeth fue vista entrando al aeropuerto— me dijo diente nervioso.
—Dante lo mejor sería que hables — Dante me miró sorprendido.
—Gregory es que también supe que el avión de Edward O’Higgins acaba de despegar y he revisado las cámaras de seguridad del aeropuerto en la que muestra que Elizabeth subió a ese avión— a Dante le agrada mucho Elizabeth porque por ella estaba dispuesto a ocultarme información.
¡¡maldición!! Le di un golpe seco a la mesa el cual retumbó en todo el lugar.
—¡Zorra de mierda!— grité sintiendo que algo se rompió dentro de mí.
—No hermano, no te voy a permitir que te expreses así, yo sé que algo muy grande tuvo que haber pasado para que mi amiga tomara tal decisión — me dijo mi hermano defendiendo a esa puta.
Sonreí con ironía— ¿tanto confías en esa puta?— le pregunté mirando a mi hermano mientras mi madre me miraba con desaprobación.
—Si, Elizabeth ha sufrido mucho y si consideras tan poca cosa no deberías buscarla más no quiero ver a mi amiga sufrir por un maldito idiota como tú, que no sabe valorarla, ella es demasiado buena para una bestia como tú— mi hermano se fue dejándome solo con mi madre y dante.
—Hijo, no comparto tu opinión estás juzgando a esa niña sin saber cuáles fueron sus razones y si te sigues comportando así solo la perderás más y sufrirás mucho porque sé que la amas, pero trata de manejar tus celos no dejes que ellos te manejen a ti— mi madre me palmeo el hombro y se fue detrás de mi hermano.
—Amigo te conozco bien y sé que algo pasó entre ustedes dos para que te expreses así de la única mujer que has amado — mi amigo me conoce desde que éramos unos críos.
—Me conoces demasiado diría yo, ayer le pregunté a Elizabeth que si todavía Alex o Edward significaban algo para ella y me respondió que aún siente atracción sexual por Edward — le respondí sintiendo un fuerte dolor en el pecho — ella no se conformaba conmigo — por primera vez sentí ganas de llorar, Elizabeth me ha destruido, el hombre fuerte que nunca ha llorado hoy está destrozado y con ganas de llorar sintiéndose poca cosa.
¡¡duele mucho!! Dije dejando que las lágrimas salieran sin control, no me apenaba llorar delante de mi amigo solo sentía rabia conmigo mismo por ser tan débil y derramar lágrimas por una mujer que no la merece.
Narrador.
Dante se sorprendió cuando vio a Gregory llorando por Elizabeth y aunque él ya sabía que su amigo estaba enamorado de Elizabeth nunca espero verlo llorar así por ella, y es que él nunca antes lo vio llorar ni cuando Gregory resultaba herido de bala por sus enemigos.
—Manda a preparar el avión mañana temprano volveremos— le ordenó Gregory a Dante.
Dante sonrió, él sabía que su amigo no es de esos que se da por vencido así de fácil.
Narra Edward.
Elizabeth no dijo nada en el transcurso del viaje, viajamos en silencio, yo no podía dejar de observar esas asquerosas marcas que Elizabeth tenía en el cuello.
Ver esos chupetones me hicieron sentir cólera, ese maldito italiano había disfrutado de mi esposa a su antojo y lo que más me molestaba era saber que ella se lo permitió y a mí que soy su esposo no me brinda ni una jodida sonrisa.
Narrador.
Elizabeth seguía tan sumida en sus pensamientos que no había notado que ya habían llegado a la casa que hace tiempo había sido su infierno en la tierra y hoy nuevamente regresaba a está siendo nuevamente manipulada por Edward.
Edward abrió la puerta del coche y Elizabeth bajó sin mirarlo, actitud que a Edward le provocó molestia.
Entraron a la casa en silencio.
—Bienvenida a mi casa sobrina — dijo Grecia haciéndose sentir.
—¡En serio! — comentó Edward con burla.
Elizabeth no se molestó en responderle y mucho menos en mirarla.
—Estoy cansada — comentó Elizabeth sin mostrar ninguna emoción tornándose fría.
—Me da mucho gusto verte tan bonita mi niña —le dijo lucero con mucho cariño a Elizabeth.
—Yo también las extrañé mucho a ti y a Sam — le respondió Elizabeth dándole un beso en la mejilla.
—Ella también te ha extrañado —le dijo Lucero acariciándole la cabeza — niña Edward te envío este sumo — le dijo lucero entregándole el vaso con el sumo a Elizabeth quien se lo bebió seguido porque tenía mucha sed.
—Muchas gracias lucero — Elizabeth tenía mucha sed, pero prefirió aguantarse la sed con tal de no tener que verles las caras a Grecia y a sus hijos, Elizabeth no tenía ánimos para soportar a su familia.
10 minutos después de que Elizabeth se tomó aquel jugo empezó a sentirse mareada, su cuerpo comenzó a calentarse a tal magnitud que ella sentía que se le estaban quemando los órganos, desesperada se puso de pies para ir al baño a darse una ducha fría para bajar la excitación y el calor que la estaba azotando.
¡¡Acabaste con mi paciencia Elizabeth hoy te entregarás a mí sin poner objeciones! Pensó Edward entrando a su habitación.
—Eres un maldito infeliz violador, como pude llegar a pensar que habías cambiado, nunca ha dejado de ser una mierda — le dijo Elizabeth furiosa sabiendo que Edward le había echado algo a ese jugo que le envío.
—Te amo y te deseo, pero tú no quieres darme una oportunidad y por eso me obligas hacer cosas como estas— comentó Edward acercándose a ella con mucha agilidad.
—No temas — le susurró en el oído mordiendo su oreja provocando que Elizabeth se estremeciera.
¡No! Exclamó Elizabeth enojada tratando de empujar a Edward, sus manos la sostenían acorralando a Elizabeth de la pared impidiendo que Elizabeth se moviera, ella lloraba peleando tanto con Edward como también con la excitación exagerada que sentía, su mente no deseaba el toque de Edward, pero su cuerpo lo anhelaba con desespero.
—Por favor Edward no me hagas esto — le rogaba Elizabeth con la respiración irregular a causa del miedo que sintió en el momento que Edward empezó a besar su cuello el cual iba lento y sin preaviso, Elizabeth cerraba los ojos tratando de no sentir nada, pero la droga en su sistema era demasiado fuerte.
—No, por favor, no quiero esto — Edward seducido por el deseo, continúo besando sus labios y sin preaviso capturó su labio inferior entre lo suyos, acariciaba con su lengua los labios de Elizabeth, demandando introducir la lengua en su boca, pero ella se negaba haciendo uso de la poca fuerza que le quedaba. Ella no le correspondía al beso por más insistente que fuera este, gesto que a Edward no le importaba, haciendo uso del último poquito de fuerza y voluntad que le quedaba Elizabeth se soltó de su agarre y rasguñó el rostro de Edward quien agarró sus brazos con tanta fuerza que Elizabeth gimió de dolor
—Eres mía entiéndelo Elizabeth — la empujó haciendo que ella cayera de bruces en la cama y en ese mismo momento rompió su vestido al igual que su ropa interior dejándola totalmente desnuda.
—Nunca he sido tuya Edward — le dijo Elizabeth furiosa, y eso solo provocó que Edward se molestara más.
Narra Elizabeth.
Sus manos acariciaban mis pechos, y sin quererlo mi cuerpo se calentaba reaccionando a sus toques y caricias, sus toques eran intenso y yo luchaba por no disfrutar de cada roce o besos que Edward dejaba sobre mi piel, pero mi lucha era totalmente fallida porque mi cerebro y mi cuerpo estaban totalmente desconectados entre sí, me estremecí al sentir sus dedos acariciar mi vagina con suavidad, estaba tan excitada que a mi mente vinieron los recuerdos de los momentos que Gregory me hizo suya y me dejé llevar por el placer, dejando que Edward poseyera mi cuerpo, pero Gregory estaba metido en mi mente y también en mi corazón.
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