—¡Muestrame! –grita Nelly apenas entra a casa.
—¡Shh! Mi madre esta en su habitación.
—Lo siento, pero muero por verlo.
Extiendo mi mano y observa el anillo, abre y cierra la boca como pez fuera del agua.
—¡Es hermoso! –susurra.
—Lo sé, es hermoso.
—Tu anoche sólo dijiste "es plateado y bonito" pero esto lo supera, es un buen anillo.
—Además esta grabado.
—¿Y qué dice?
—The best of my life.
—Aww, ¿no es eso tierno?
—Sí, aunque por poco mamá nos descubre basándonos y haciendo la escena del anillo.
—No pensé en eso.
—Nunca piensas en nada.
—Si Katty no me hubiese hablado tú y Jared no se hubiesen reconciliado.
—¿Pudiste conocerlo por fin?
—Sí, ¿y a qué no adivinas?
—¿Qué?
—Es el hombre al que atropellé con la bicicleta. –dice y ríe con ganas.
—Tonta, atropellaste a mi Jared.
—Oh, tu Jared. Lo siento señora Krause. –bromea.
—Eso suena raro, mejor dejémoslo en Dafne.
—Si, tienes razón. ¿Se verán hoy?
—Sí, quiere comer conmigo.
—¿Hablaron sobre... la pelirroja?
—No, mi madre fue un imprevisto, supongo que lo haremos hoy.
—Y eso te emociona ¿verdad? –sube y baja las cejas coqueta.
—No hablo de eso Nelly, eres una sucia.
—Pero igual mueres de ganas, no mientas porque te conozco Daf.
—Muero de ganas Nelly, no mentire. Pero creo que hoy sólo comeremos.
—¿Cuando se lo dirás a tu madre?
—Jared quiere que sea pronto, no quiere mentirle a mamá.
—¿Crees que se ponga loca y quiera matarlo?
—Creo que va a matarme a mi y a él después.
—Suenas muy negativa.
—Mamá se va a morir cuando sepa que Jared y yo somos novios.
—¿Qué tan malo puede ser eso?
—¿Qué tan malo puede ser qué? –dice mi madre llegando hasta la puerta.
—Señora Marín, buen día.
—Buen día Nelly, pasa.
Nelly entra a casa y se sienta en el sofá, mi madre camina hasta la cocina tranquila.
—¿Y bien? –cuestiona mordiendo un pan.
—¿Bien qué?
—¿Qué tan malo puede ser qué?
–vuelve a preguntar.
—La situación con Alexander.
—¿Qué hay con él?
—Bueno, supe que su padre lo sacó de la brigada por lo que ocurrió con Dafne.
—Oh, no sabía de eso.
—Si, es una pena, es uno de los mejores brigadistas.
—Pero fue un patán conmigo al dejarme en un lugar que no conocía y todo por una tontería. –señalo con molestia.
—¡Es verdad! De eso quiero que me hables, Alexander me llamó ese día diciendo cosas extrañas. ¿Qué hay entre tú y él? –cuestiona ella con serenidad.
—Ah, bueno. Él y yo somos sólo amigos mamá, pero Alexander fue más allá.
—¿Cómo que fue más allá? ¿Hablas de más allá?
—¡No mamá! Por el cielo relájate. A él no le funciona sólo mi amistad y yo es lo que quiero.
—¿No te gusta Alexander?
—¿Estarías dispuesto a renunciar a un hijo si ella no los desea ahora?
–cuestiona mi madre con sorpresa.
—Estaría dispuesto madre, anhelo tener hijos, pero tampoco le pediré a Dafne que los tenga para mi, sería egoísta.
—¿Jared ya lo pensaste bien?
—Sí madre, ya lo pensé bien, quiero vivir la vida con esa mujer, después de todo creo que no me tocaba ser padre.
—No olvides a Grecia.
—Seamos honestos madre, nunca fui un padre para Grecia, nunca la vi, Natasha nunca me permitió ayudarla, no he sido un padre para ella, soy un completo desconocido.
—Sigue siendo tu hija.
—Tiene mi sangre y yo contribuí en su procreación pero nada más.
—Como digas, espero que todo marche bien con ella y por favor no la cagues hijo, Dafne nos agrada.
Abro los ojos con sorpresa, mi madre sonríe y niego con la cabeza.
—No lo haré madre, no te preocupes, también me agrada. Sobre todo sin ropa.
—¡Jared! Los caballeros...
—No tienen memoria. –termino por ella–. Lo sé.
—Nos vemos por la noche cariño, y quiero que arregles eso. Y que su madre se enteré de una buena vez Jared Krause Payne, no me gustan los secretos.
—Lo sé madre, hablaré también de eso con Dafne.
—Nos vemos entonces hijo, te amo.
Mi madre besa mi mejilla y se va contenta, la verdad es que sí pensé mucho en el futuro contemplando a Dafne, también pensé mucho en como le diría sobre lo de tener bebés y esas cosas, pero lo que más me preocupa es como va a reaccionar su madre cuando lo sepa, sé que me va a matar.
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—Luces hermosa, como siempre.
—Muchas gracias señor adulador, debo señalar que usted se ve muy guapo como siempre y que nunca había visto tanta perfección en un solo día.
—Sus palabras guardan segundas intenciones señorita Marín, ¿estoy en lo cierto?
—Totalmente pero no son más que las intenciones que usted ya conoce, lo quiero a usted.
Jared se acerca a mi y acuna mis mejillas con sus manos, me mira fijamente a los ojos y sonríe.
—Y yo la quiero a usted señorita Marín, aquí, ahora, y siempre, durante todo lo que me reste de vida, y lo digo muy en serio.
»Quiero compartir los años que me quedan contigo de manera íntegra y hacerte feliz, yo sé que quizás tus planes son otros y que tal vez esto esta yendo rápido, pero no tengo el tiempo que tú posees, yo sé lo que quiero, te quiero a ti en mi vida todos los días que se me permita tenerte.
»Ahora dime tú Dafne Marín, ¿Quieres formar parte de mi vida?
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