—¡VOY A TENER UN HERMANITO! –grita con demasiada emoción llamando la atención de todos en el lugar.
—Grecia. –susurro.
—¡Voy a tener un hermanito! –dice mas bajo mirandome a mi.
—Sí, vas a tener un hermanito. –aseguro.
—¿Me dejarás verlo? ¿podré cargarlo y sacarlo a pasear? ¿me dejarás amarlo? ¿puedo ayudar a prepararlo todo? Podemos ir viendo cómo decorar su cuarto, iremos a comprar su ropa, pensemos en un nombre.
Me da risa ver a Grecia hablar hasta por los codos, ella esta emocionadisima con la noticia y eso siendo sincera me quita un peso de encima.
—Podrás estar con nosotros Grecia, siempre que lo desees, pero antes quiero pedirte un favor.
—Dime.
—Nadie debe saber por el momento que estoy embarazada. Ni Jane, ni nadie relacionado con Jared, sobre todo él.
Grecia frunce el ceño.
—¿Por qué no quieres que papá sepa?
—No quiero forzarlo a que vuelva, Grecia. Tu padre se fue y sus motivos tendría para hacerlo, si decide regresar tiene que ser por él, no por mi.
—Entiendo, tendré que morderme la lengua para no decir nada.
—Gracias Grecia, aprecio mucho lo que haces por mi.
—Quiero estar con mi hermanito o hermanita siempre, no lo arruinaré.
—No podrías hacerlo, eres una buena chica.
—Tienes que pasarme tu teléfono, tu dirección y tus redes sociales, quiero estar comunicada contigo hasta con señales de humo de ser necesario. Te visitaré todos los días. –chilla.
—¿Seguirás viviendo en Colombia?
—Amm, eso pretendo. Estoy convenciendo a mi padre, o sea mi padre Gastón de quedarme aquí.
—¿Lo amas mucho verdad?
—Sí, ha sido un gran hombre. Mi héroe. Y cuando supe que tenía dos papás me emocioné tanto. Es genial tener dos héroes.
—Lo es, yo sólo tengo uno y lo amo, estuvo lejos por mucho tiempo. Ahora está aquí y soy feliz y estoy tranquila.
—Creo que somos afortunadas, Dafne.
—En realidad lo somos.
—Siento que seremos muy buenas amigas. –dice jugando con sus dedos.
—Lo seremos, créeme.
—Debo irme, mi madre estará furiosa porque no he llegado. Nos estamos viendo.
—Ve con cuidado Grecia y gracias de nuevo.
—Me siento feliz y emocionada. Gracias a ti por darle felicidad a mi padre, y a mi también.
Grecia besa mi mejilla y sale del establecimiento. Espero que pueda mantener el secreto. No quiero que nadie más sepa de mi embarazo si no es necesario.
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Al llegar a casa observo la puerta con desconfianza al encontrarse abierta, camino hacia ella y puedo ver desorden, infinidad de cosas pasan por mi mente en este momento. ¡Mi padre! Entro un poco y mi pánico aumenta cuando veo rastros de sangre en el piso.
—¿Dafne?
Me giro espantada y ahogo un grito con mis manos, es Diego.
—¿Que carajos te pasa? Me asustaste.
—Lo siento, pero vi la puerta abierta y me espante.
—Hay algo malo aquí, tengo miedo no sé donde esta mi padre.
—Lo buscaremos, quédate detrás de mi. ¿entendido?
Asiento, me pongo detrás de él aferrandome a su ropa, camina con cautela con las manos hechas puño, mi respiración es ridícula, podría morir justo en este momento por hiperventilación. Entramos a la cocina y revisa cada rincón, no hay nada. Salimos por el pasillo y toda la casa esta tirada, seguimos caminando y Diego pisa el vidrio roto.
—Cuidado con esto, puede ser peligro...
Y entonces el sonido ensordecedor de una pistola me desorienta, grito a todo pulmón mientras Diego cae al suelo, justo sobre mis pies.
—¡Diego! Me arrodillo junto a él y reviso la herida. Es un roce, la bala no entro.
—¿Dafne?
—¿Papá? ¿Dónde estas?
Mi padre sale del mismo cuarto de donde salió la bala.
—Mi vida, lo siento yo no quería asustarte. Yo no quería disparar pero creí que eran ellos.
—¿Quienes son ellos y por qué estas golpeado?
Mi padre no dice nada y me ayuda a levantar a Diego. Lo sentamos en el sofá destruido y cierra la puerta. Diego no esta lastimado de gravedad por fortuna.
—Buen tiro señor Marín. –se burla.
—Gracias, pero no fue tan bueno, no te maté.
—Me alegra que no lo haya hecho.
—¿Qué fue lo que sucedió? –cuestiono.
Mi padre mira a Diego y duda en hablar.
—Yo me voy, creo que será mejor.
–informa.
—No es necesario, Diego. Si de verdad quieres proteger a mi hija debes saber que sucedió.
Diego asiente y mi padre nos pide que vayamos a mi habitación, curiosamente está intacta. Una vez dentro mi padre nos cuenta que dos hombres encapuchados entraron a la casa y lo golpearon, pero que supone no contaban con que él supiera defenderse, querían darle un mensaje, uno muy claro.
—¿Y que mensaje fue? –cuestiona Diego.
—Ahora tengo que pensar en mi, hay alguien que depende de mi en estos momentos y no pienso fallarle.
—Cuentas conmigo para cualquier cosa que decidas, si cambias de opinión o sigues con la idea, estaré apoyándote.
—Gracias Diego.
—Nos conseguirán una casa en un par de semanas. Podemos irnos a un hotel. –sugiere mi padre.
—Señor Marín, con todo respeto pero no es necesario, pueden quedarse conmigo, la casa es grande y es segura.
—No es necesario, gracias.
—Insisto, si le molesta que ho pueda estar ahí no se preocupe, mis guardias son algo variadas.
—Gracias Diego, papá es buena idea, Diego sabrá cuidarnos, son solo un par de semanas.
—Bien, lo respeto. Pero dile que sé como matar con una cuchara.
—Puedo oírlo, estoy aquí.
—Mejor, no quiero otro hombre haciendo sufrir a mi hija.
—No señor, no lo haré.
—Gracias Diego, es un gran gesto de tu parte. –le dice.
Mi padre vuelve a salir de la habitación y Diego me mira perplejo.
—¿Siempre es así de... tierno?
—Si se trata de mi sí. Se toma muy en serio mi cuidado. A Jared también lo amenazó con la cuchara.
—Pediré que las retiren todas de la cocina. –ríe.
—Los tenedores, los cuchillos, palillos chinos, rodillos, cacerolas, sartenes, popotes, es más podría matarte con el papel higiénico. –digo seria.
—¿Es broma verdad? –cuestiona.
—Sí, es broma.
Suspira aliviado.
—No fue gracioso.
—Si lo fue. Hubieras visto tu cara.
Me levanto y busco mi ropa, la meto en una maleta, busco en mi cajón algunas cosas y veo el anillo que Jared me dió, recuerdo cuando me pidió que lo usara, entonces todo era mejor, yo era feliz. Miro en su interior, «The best of my life»
—¿Estas bien?
—Sí, solo me distraje.
—Llamaré a mi madre para avisarle sobre la situación.
—Claro, ve.
Diego sale al pasillo y llama a su madre. ¿Cómo fue que Jared y yo terminamos así? Teníamos tantos planes y sólo uno se cumplió. ¿Por qué se fue? ¿Acaso me mintió cuando dijo que me amaba? No termino de entenderlo. Quizás esto debía pasar así, quizás esto es lo que estaba destinado para mi. Tal vez Jared y yo no somos el uno para el otro, quizá solo fuimos algo bello que acabó pronto.
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