Una humana para el rey romance Capítulo 27

Volvió nuevamente a la realidad, sus mejillas yacían mojadas y nuevamente sintió su corazón palpitar desesperadamente.

Hacia tanto tiempo que no recordaba aquella mañana cuando cayó y una hora después su mundo se derrumbó.

Se acuerda muy bien que esperaba a que su madre llegará con su taza de té, pero cuando la vio ella lloraba desconsoladamente la miró a los ojos y corrió hacia ella, la abrazo fuertemente y susurró: Junior acaba de tener un accidente y murió.

Yanet solo se quedó ahí impactada, no emitió ningún grito ni sollozo sus ojos picaron en silencio y su corazón se rompía a cada segundo.

-Madre - oyó la voz de su hijo, Orión Casul, aquel bebé que esperaba con emoción, aquel que esperaba ver jugar junto a su padre, aquel que llevaba los hermosos ojos de su padre.

-Dime hijo mío - seguía mirando la fría ventana y con cautela limpio sus lágrimas

-Ya está todo listo madre, pronto tendremos nuestra venganza - susurró acercándose a ella

-Muy bien hijo mío - Yanet dirigió su mirada hacia Orión, acercó su mano a su mejilla y la acarició suavemente - Recuperaremos lo que nos pertenece, lo que te pertenece, vengaremos a tu padre

Ambos se unieron en un suave abrazo, ella lo abrazaba con fuerza y él descansaba su cabeza sobre el hombro de su madre dejándose llevar por sus dulces caricias.

-La guerra empezó - susurró embozando una macabra sonrisa

(…)

Aquella mañana era tan oscura.

-Está todo listo mi rey - los soldados hicieron reverencia, estaban formados en filas esperando las órdenes para ir y atacar al enemigo

-Ve con cuidado - su madre salió y lo abrazo fuertemente - solo cuídate hijo mío

-Lo haré madre, cuida a Minesa por favor - acarició la mejilla de su hijo, observó sus ojos reflejados de amor

-Ella estará bien, nosotros la cuidaremos

Y así el rey partió rumbo a su enemigo, a luchar por un futuro en paz y sin guerras. Como rey su deber era dar todo por su reino, aunque eso se significará morir.

En su mente rondaba el delicado rostro de Minesa, quiso abrazarla, pero ella yacía profundamente dormida, así que solo dejó un beso en sus labios y se quedó ahí mirando a su reina pues no sabía si volvería con vida.

El pueblo miraba la caballería del rey con sus uniformes y espadas, muchos cerraron sus puertas, ventanas, negocios y se escondieron.

Aleckey iba elegantemente sobre su caballo, su armadura brillaba y su mirada se mantenía firme.

En el castillo Minesa miraba con melancolía la ventana, se mantenía aislada de todos, no quiso bajar a tomar el té.

Solo quiso estar sola.

Escuchó ruidos provenientes de la sala, sintió un escalofrío, salió de la alcoba lentamente y de pronto todo oscureció.

Aleckey bajo elegantemente de su caballo, frente a él estaba Orión Casul con una sonrisa macabra y a su lado una mujer que vestía completamente de negro, y el cabello de color rojizo.

-Es un gusto verte mi rey - Yanet caminó lentamente hasta posicionarse delante de Orión, sonrió arrogantemente - ¿estás listo para tu muerte?

-Dime ¿Qué quieres? - Aleckey agarró fuertemente su espada y miró a Orión quien mantenía su fría mirada en el rey

-Mi reino - susurró Yanet, aquel susurró sonó tan dulce como tétrico, una mezcla de amor y odio

-¿Tu reino? ¡Imposible! - Josek gritó con todas sus fuerzas - este no es tu reino

Yanet soltó una carcajada y todos los que la seguían se reían junto con ella, Orión miraba a Aleckey con odio puro

-Junior, el primer rey de su especie era mi esposo - alzó los brazos hacia el cielo - y el cielo me lo quito - bajó sus brazos y miró a Aleckey - ustedes me lo quitaron

-El primer rey se casó dos años después de tomar el mando...usted miente - Josek entre dientes hablaba

-Casul - hablo Orión - Junior Casul, mi padre

-¿Tu padre? - Aleckey intentaba comprender todo, pero no podía era cierto o no

-Te reto rey Aleckey, un combate, el que gané se queda con la corona, tú eliges - Orión miró con una sonrisa de oreja a oreja a Aleckey

-Acepto - sentenció Aleckey

Ambos se prepararon.

Aleckey sentía su corazón bombear fuertemente y temía morir dejando a su pueblo, a su familia, a Minesa solos.

"El morirá" - pensó Aleckey

Cuando ambos estuvieron frente a frente los demás retrocedieron dejando un gran espacio.

¿Era el final?

O ¿el comienzo del terror?

-Que comience - sonrió triunfante Orión

-¡Nunca! - rugió Aleckey

-Estúpidos - soltó un carcajada malévola - yo la mataré si no se arrodillan ante mí

-Yanet esto no es necesario - Lucinda era una de sus seguidoras - aunque tomes el poder y asesines a medio mundo él no regresará

-¡Mientes! - sus lágrimas caían desesperadamente

-Perdiste a tu madre, a tu hermana y a tu hijo por una locura. Junior está muerto y ellos no tienen la culpa. Suéltala - Lucinda intentaba doblegar a Yanet, pero su odio era tan fuerte que la cegaba, pero también su dolor la cegó

-Tú eres como mi madre, siempre me molestaba por eso la maté, para que me dejará en paz y lo mismo hare contigo - soltó a Minesa y caminó hacia Lucinda con los ojos llenos de furia

-Yanet - susurró Lucinda mientras intentaba correr de ella, pero fue inútil, Yanet lanzó la cuchilla y se clavó en la cabeza de Lucinda quien cayó boca abajo

Minesa aprovecho eso y débilmente corrió hacia Aleckey, él se soltó y atrapó a Minesa entre sus brazos, la acurrucó.

-No dejaré que nadie te lastimé - susurró para luego depositar un cálido beso en la frente de su reina

-¡Me vengaré! - Yanet enloquecía - Mataré a cada uno de ustedes y todos suplicaran por su vida. Acabaré con su maldita raza

Acabar con todos.

La única palabra que rondaba por la cabeza de Yanet.

En el pueblo todos se escondían y esperaban a su muerte.

Los seguidores de Yanet sonreían macabramente, ellos también estaban locos, con una sed de poder.

-¿Listo para tu muerte rey Aleckey? - Yanet soltó una carcajada y sus seguidores hicieron lo mismo - acabemos con esto

Aleckey abrazó con todas sus fuerzas a Minesa, sus soldados se preparaban y la locura invadía el campo.

Yanet tomó su espada lista para atacar.

-Yanet - y entonces el corazón de Yanet se detuvo, soltó su espada. Giró lentamente y dejó que sus lágrimas cayeran

-Yanet -aquel hombre susurró delicadamente - ¿por qué haces esto?

Frente a ella estaba

-Por ti - cayó de rodillas - Junior

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