Una humana para el rey romance Capítulo 52

-Mi reina hermosa te extrañe tanto, anhelaba verte nuevamente - susurro Aleckey quien inhalaba el aroma de Minesa, escuchaba el suave sollozar de su reina

-Te extrañe tanto - susurro Minesa, Aleckey se sorprendió al escuchar la voz de su amada.

Tan suave.

Tan dulce.

La observó detenidamente para luego preguntar.

-¿Puedes hablar? - ella asintió suavemente - ¿Cómo?

-Larga historia - y nuevamente abrazo a su amado Aleckey, él acaricio la cabellera de Minesa y solo se dedicó a calmarla.

Luego de unos minutos de un conmovedor abrazo, caminaron juntos. Minesa lo llevaba sosteniéndolo por la cintura y él se recargaba sobre el cuerpo de ella sin ejercer tanto peso.

Le era inevitable no sentir las ganas de llegar de una vez al castillo y poder contemplar a su hijo, cargarlo y sentirse en paz.

Aunque aún no supiera que en realidad nacieron dos bebes.

Pronto lo sabría.

Pero Minesa solo quería contarle lo de Yanet.

Al llegar Jazmín visualizo a su hijo y con lágrimas en los ojos lo abrazo fuertemente, Aleckey callo un chillido de dolor para corresponder el abrazo de su madre.

Ella sollozo entre los brazos de su hijo susurrando "Mi hijo, mi pequeño Aleckey no quería perderte".

-Todo está bien madre, estoy bien. Ya no llores madre - susurro para luego dejar un beso en la frente de su madre, limpio las mejillas de su madre y le dio cálida sonrisa - Estoy bien madre

-Lo sé mi pequeño - Jazmín contestó y acaricio la mejilla de su hijo

-Es un gusto tenerlo nuevamente aquí mi rey - susurro Doroteo mientras hacia una reverencia

-Gracias por cuidar de mi madre y de mi esposa - respondió Aleckey - ahora volvamos a casa ya deseo ver a mi hijo

Jazmín al escucharlo decir "mi hijo" supo que Minesa no le había contado aun sobre el nacimiento de los mellizos.

-Vamos al carruaje tenemos que contarte algo - susurro Jazmín

(...)

El sol iluminaba entre las nubes, tan resplandeciente, tan deslumbrante, tan único.

Minesa no podía dejar de pensar en aquellas palabras y en aquel nombre.

Beatriz.

Necesitaba saber más, más sobre ella.

Minesa estaba sentada junto a Aleckey y frente de ellos dos se encontraba Jazmín.

-Sé que Minesa no es capaz de contarte que en realidad no ha nacido solo un niño - susurro Jazmín dándole una mirada de ternura a Minesa

-¿Dos varones? - pregunto Aleckey

-No - negó Jazmín - nació primero un varón y luego una niña, son mellizos - respondió con alegría Jazmín

Aleckey observo primero a su madre y luego a Minesa, ella asintió suavemente y susurro.

-Son nuestros hijos - se miraron por unos instantes con tanto amor, con tanta ternura, para luego darse un tierno beso.

Jazmín observo el amor que ambos se tenían, sintió una nostalgia tan grande al recordar a Alexander por unos minutos y luego sentir como una lágrima traicionera bajaba por su mejilla.

Se la limpio con rapidez no quería arruinar el momento, ni preocupar a su hijo.

Una lágrima llena de sentimientos.

-Es la mejor noticia que pueden darme - susurro Aleckey quien abrazaba a su esposa, ella se acurruco entre los brazos de su amado y pudo olvidar todo el miedo que la atormentaba

-Aún no hemos decidido el nombre para los bebés Aleckey, pero al llegar al castillo lo haremos - susurro Minesa

-Lo importante es que estoy aquí para poder cuidarlos - fue lo único que dijo Aleckey antes de solo quedarse ahí abrazando el cuerpo de su amada, sintiendo la tranquilidad y el amor que ella emanaba

-Necesito contarles algo - susurro Minesa, rompió el abrazo y observo a Aleckey - es sobre Yanet

-¿Yanet? - pregunto Jazmín

Minesa asintió.

-Ella me contó algo antes de sacar a Aleckey de aquel lugar - susurro Minesa, pudo sentir la mirada de Aleckey en cada palabra que daba

-¿Ella te sacó de ahí? - ante la pregunta de Jazmín, Aleckey asintió - Pero ella es mala, ella quiere destruirnos, ella está loca ¿Cómo es posible eso Minesa? - pregunto con angustia Jazmín

-En el cuerpo de Yanet habita una mujer, que usted conocía

-¿Quién? - pregunto Jazmín

-Beatriz, la madre de Leopoldo - respondió Minesa

-¡Beatriz! - Jazmín se alteró yacían años que aquel nombre había quedado en el pasado

-Según me conto Yanet, Beatriz está en su cuerpo desde hace ya muchos años. La atormenta mucho y su único propósito es que Leopoldo llegue a la corona. Pero Yanet tiene miedo, pues cada vez más se apodera de su cuerpo y si lo logra hacer lamentablemente será imparable. Sera un caos - Soltó un suspiro pesado y siguió contando - Leopoldo no sabe nada, él solo cree que aquella alma negra es el odio de Yanet, pero en realidad es su madre. Ella ocasiono que Leopoldo este tan cegado, lo consume día a día

-Entonces ¿Leopoldo mato a mí querido Alexander por órdenes de Beatriz? - pregunto Jazmín

-No sé si sea cierto eso, pero Leopoldo es un títere y lo seguirá siendo si llega a la corona. Ella dominará el mundo a través de Leopoldo - pudo observar el rostro preocupante de Aleckey

-Pero cuándo hablaste con Yanet ¿Dónde estaba Leopoldo? - pregunto Aleckey

-Yo estaba conversando con él, intentaba hacer que te libere de una forma pacífica, no quería lastimarlo. Y fue ahí donde Yanet lo golpeo y cuando te saco de ahí se llevó el cuerpo de Leopoldo que seguía ahí. Tú no te percataste de eso - contesto Minesa

-No lo vi - susurro Aleckey

-¿Te dijo algún plan? - Minesa negó

-No, solo me hablo de que teníamos tiempo. Hay que encontrar una forma, pero hay que hacerlo lo más pronto posible - susurro Minesa, Jazmín asintió suavemente y hablo

-Tal vez la bruja que te dio la pócima puedo ayudarnos - ante su respuesta Minesa asintió

-Todo estará bien mi amor, al llegar al castillo yo me encargare de protegerte a ti y nuestros hijos - acerco sus labios hacia la frente de Minesa, dejo un suave beso y la abrazo nuevamente

El viaje fue largo.

Pronto llegarían.

Con cada minuto que pasaba Leopoldo se preguntaba quien había traicionado su confianza, quien había liberado a Aleckey y peor aún quien lo había golpeado.

-Mi señor - susurro un guardia - ¿me llamaba?

-Sí, llama a la señorita Yanet ¡Ahora! - el guardia hizo reverencia y salió rápidamente del lugar dejando a su señor furioso, enojado y con un sentimiento tan misterio en su corazón.

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