Una madre soltera para el CEO millonario romance Capítulo 9

POV NOEL

—Ya, mi amor, tranquila por favor. No llores…, estoy aquí, te prometo que estarás bien…, por favor, ya no llores, te lo pido —expreso suplicante cuando el amor de mi vida llevaba ya mucho tiempo llorando sin parar.

Mientras tanto, yo solo sigo caminando sin rumbo alguno.

—Dios… estoy agotada —expreso muy preocupada mientras me siento en la banca de un paradero y empiezo a mirar por todos lados— no pasa nadie; no hay ni un bus…

«Diablos, espero no haberme equivocado yéndome de esa casa», pienso cuando de pronto, el fuerte llanto de mi hija se roba toda mi atención.

—Por favor, mi amor, tranquila. Te prometo que ya encontraré un lugar —digo, pero ella continúa sollozando (lo cual logra romper mi corazón en mil y hacerme sentir culpable de haberla sacado de un buen lugar a las calles frías de las afueras de la ciudad) —. Dios… soy una mala madre, soy una mala madre, tal vez, no debí salir de ahí… —exhalo con pesadez—. Debo seguir caminando. Te prometo que encontraré un buen lugar, mi amor —preciso al volver a ponerme de pie y continuar con mi camino sin rumbo mientras me dedico a abrigar bien a Valentina.

Llevo como una hora caminando y solo veo más pavimento rodeado de pinos. No hay nada más; ni personas, ni buses, ni taxis, nada; solo una enorme carretera vacía y… pinos.

—Si camino cuarenta minutos más por aquí, llegaremos a la ciudad. Tranquila, mi amor. Nos quedaremos en un buen hotel, estarás calientita y mamá te acurrucará toda la noche —preciso llorosa y preocupada mientras la apego más a mi pecho.

Sigo caminando cuando de pronto, escucho un extraño ruido. Me detengo, miro hacia atrás, pero no hay nadie; sin embargo, estaba segura de haber escuchado algo.

«Será mejor que camine más rápido», concreto en silencio al acelerar mi paso.

Cuando lo hago, escucho como si me estuvieran siguiendo y eso me pone en alerta. Acelero más mi andar y, disimuladamente, volteo a ver hacia atrás. Al hacerlo, mi mirada se cruza con la de un hombre y, en ese instante, empiezo a correr.

Valentina llora mucho más fuerte, pero yo sigo corriendo. De pronto, siento cómo me empujan y caigo sobre el pavimento, pero lo importante es que protejo a mi hija de cualquier golpe.

—Por favor, por favor, llévese lo que quiera, pero no le haga nada a mi hija —suplico al levantar mi cabeza para verlo; y me llevo una sorpresa cuando veo que no era un solo hombre, sino 3.

—Pero mira nada más… Qué bonita —habla uno al acercarse a mí acuclillarse.

—Por favor, llévense lo que quieran. Hay dinero en el maletín; es todo lo que tengo, pero no le hagan nada a mi hija

—Shhhh… tranquila, preciosa —susurra el hombre cuando ha comenzado a acariciar una de mis piernas.

—No…, no me toque, aléjese. Ahí tiene el dinero —le tiro el maletín.

—Dinero… sí —sonríe divertido—. Me gusta el dinero, pero…, en este momento, hay otra cosa que me gusta más —señala al tiempo en que comienza a quitarse el cinturón y bajar el cierre de su bragueta.

—NO, NO POR FAVOR —pido al tratar de ponerme de pie

—Pero a dónde crees que vas —me detiene

—Mi hija, por favor, no nos haga nada

—Entiendo, entiendo, tu hija… TÚ —mira a otro hombre— ¡Llévate a la niña!

—¡NO! ¡NO! ¡POR FAVOR! ¡NO! ¡MI HIJA! —me aferro a ella, pero igual el otro tipo me la quita—- ¡NO! ¡MI HIJA NO! ¡NO ME LA QUITEN!

—¡VEN AQUÍ! ¡DEJA DE HACERTE LA DIFÍCIL! —grita el tipo que ya no tenía pantalones al tirarme sobre el piso.

—¡NO! ¡SUÉLTEME! ¡NO! ¡NOOOO! ¡SUÉLTEMEEEE! —grito al patearlo

—¡MIERDA! ¡HIJA DE PU…. —lo araño; y se queja.

Trato de escapar para ir hacia Valentina, pero ste me vuelve a atrapar y jala mi vestido para volver a tirarme, esta vez, contra la nieve.

—¡TE VOY A ENSEÑAR A RESPETAR HIJA DE PER…

—¡INTENTA HACERLE ALGO A ESA MUJER Y ROGARÁS NO ESTAR VIVO! —grita alguien; y cuando lo miro, me doy cuenta de que es él…, él…

¿Qué hacía él aquí?

No lo sabía, pero agradecía infinitamente que estuviera presente.

—¡¿QUIÉN M****A ERES TÚ?!

—ALÉJATE DE ELLA —articula amenazante; y el hombre que había intentado abusar De mí, se ríe.

—Si no quiero… ¿qué? —se mofa y, en ese instante, uno de los tres delincuentes es herido y cae al piso—. Pe…, pe ¡PERO QUÉ HICISTE HIJO DE PER…

—CÁLLATE… ¿O QUIERES QUE TERMINE CON EL TRABAJO? —pregunta él… Hills, al apuntar la cabeza del herido—. O lo que es mejor aún, empezar contigo —agrega al apuntar a quien pretendía abusar de mí.

—NO, no por favor —suplica al arrodillarse y empezar a llorar.

—¿Lloras? —se burla

—Por favor, por favor, se lo suplico, no me mate. Tengo mi familia, mi mamá…

—¡CÁLLATE! —ordena Hills; y el hombre obedece—. Señorita Varksov, póngase de pie, tome a su hija y suba al auto. Mi hombre la guiará hasta donde está —señala; y yo atino a obedecer.

—Señora, sígame por favor…

—¿Qué pasará con esos hombres? Ellos intentaron hacernos daño, pero no mere…

—Tranquila, señorita. El señor Hills ha llamado a la policía…

—Bien…

—Por favor, suba al auto. La llevaré de regreso a la mansión.

—Gracias, se lo agradezco mucho.

—Por favor, señora, suba —menciona al haber vierto la puerta.

CAP 9 1

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una madre soltera para el CEO millonario