Isabel la fulminó con la mirada.
-¿Te atreves a robar mi collar, pero no te atreves a admitirlo? -Su collar de diamantes había desaparecido al salir del lavabo. Empezó a sospechar de Natalia cuando escuchó que ésta había entrado en el lavabo tras ella.
Era poco probable que los del círculo de la alta sociedad de Ciudad Alvear le robaran a ella, ya que se conocían entre sí. Por eso, estaba más que segura de sus sospechas al ver la cara de Natalia, que no parecía sonarle.
«¿Robar su collar?» Natalia se quedó rascando la cabeza ante la acusación. Con una sonrisa educada, preguntó:
—Señorita, ¿hay algún malentendido?
La sonrisa en su rostro despertó aún más la ira de Isabel. Justo en ese momento, alguien del público recordó:
—Señorita Lafmur, no pierda el aliento con ella. Debería revisar su bolso en su lugar.
Natalia escondió su bolso detrás de ella cuando Isabel intentó arrebatárselo. Cuando levantó la cabeza, de repente vio a Jazmín de pie detrás de la multitud, mirándola con una sonrisa malvada en la cara. En ese momento, se dio cuenta de que había manipulado su bolso. Nunca esperó que Jazmín se valiera de ellos para echarla del banquete.
-¡Es obvio que tiene mala conciencia! Por eso esconde su bolso. —Alguien del público continuó agitando la olla.
Isabel se sintió incitada, así que levantó la voz y gritó:
—¡Dámelo!
Como consecuencia del alboroto, el acto de recaudación de fondos se suspendió. En un instante, Natalia se convirtió en el centro de atención cuando todos se volvieron para mirarla. Sin embargo, antes de que se diera cuenta, una socialité le arrebató el bolso para complacer a Isabel.
—Señorita, ¿no es este su collar? —Exclamó la socialité mientras sostenía el millonario collar de diamantes que encontró en el bolso.
Aunque Natalia tenía la corazonada de que Jazmín le había tendido una trampa, le sorprendió que encontraran el collar en su bolso.
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