La multitud se quedó en silencio ante su presencia.
Fijando sus ojos en la indefensa Natalia que estaba sola en medio de la multitud, Hugo frunció los labios mientras se dirigía hacia ella.
Sin embargo, la multitud confundió a Hugo con Jazmín, ya que ésta se encontraba cerca de Natalia. Mientras la gente le abría paso, Jazmín mantenía la cabeza alta, esperando que él se acercara a ella.
Para sorpresa de todos, se detuvo frente a Natalia.
-Señorita Sainz, nunca pensé que nos volveríamos a encontrar. La última vez, aunque ya se había marchado cuando Salvio regresó al hospital, éste consiguió aprender su nombre gracias a la enfermera.
Todos se quedaron boquiabiertos cuando vieron a Hugo hablando con Natalia. ¡Esta señora conoce a Hugo Thompson! ¡Y tiene el apellido «Sainz»!
Natalia también se sorprendió por el hecho de que Hugo conociera su apellido, pero proyectó una fachada de calma y le devolvió el saludo.
-Bueno, encantada de conocerte de nuevo. ¿Cómo está tu...? —Iba a preguntar por su lesión, pero se tragó las palabras cuando él le dirigió una mirada significativa, indicándole que no sacara el tema.
Evidentemente, estaba satisfecho con su astucia. De hecho, antes se dio cuenta de que estaba rodeada por la multitud en el segundo piso y, aunque no le correspondía inmiscuirse en sus asuntos, decidió ayudarla porque le debía un favor.
Hugo se volvió entonces hacia Isabel, protegiendo a Natalia de su ira con sus anchos hombros.
-Señorita Lafmur, usted dijo que ella le había robado el collar. ¿Tiene alguna prueba que respalde sus palabras? — Exudaba un aura prepotente mientras miraba a Isabel con su mirada penetrante.
Todos los presentes podían ser testigos, ya que vieron cómo sacaban el collar del bolso de Natalia. Sin embargo, ninguno de ellos se atrevió a dar un paso adelante para enfrentarse a Hugo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una noche inesperada, un plan de venganza