El Grupo Thompson era una de las mayores empresas de artículos de lujo del mundo. Se especializaba en el suministro de productos de lujo de alta gama, como perfumes, joyas, cosméticos, zapatos, bolsos y mucho más.
Extrañamente, sólo hasta este año decidió poner un pie en la industria de la moda. Sin embargo, la empresa de moda recién creada, Indumentaria Thompson, se convirtió en la filial menos rentable del Grupo Thomson debido a la falta de diseñadores de moda con talento.
Tomando asiento junto a Joana, Natalia se sirvió un vaso de agua.
-Alfredo me recomendó al señor Hugo. Quería que participara en el proyecto Renacimiento.
—¡Eso es genial! —Joana aplaudió emocionada.
-Creo que puedes dar en el clavo con tu talento. Para entonces, Indumentaria Thompson generará más ingresos, ¡y tú ascenderás a la fama! No sólo eso, sino que también podremos promocionar a Deseos después de que te hagas famosa. Eso es matar tres pájaros de un tiro.
—Pero tendré que dejarte Deseos por el momento mientras trabajo en el Grupo Thompson.
—No te preocupes por eso. ¡Siempre puedes contar conmigo! -Joana le dio unas palmaditas en el pecho con confianza, dándole seguridad.
Las dos se tomaron un tiempo para hablar de sus próximos planes. Cuando Joana se fue, Natalia se duchó antes de meterse en la cama.
Al día siguiente, pidió un taxi para ir al Grupo Thompson después de enviar a los niños a la guardería. De pie en la entrada del edificio de oficinas, sacó la tarjeta con su nombre del bolsillo y marcó el número impreso en ella.
La llamada se realizó en un abrir y cerrar de ojos.
-¿Hola?
Natalia se puso un poco nerviosa al oír la fría voz del hombre. Respiró hondo para recomponerse antes de responder:
—Señor Hugo, he llegado al Grupo Thompson.
-De acuerdo. Por favor, espere un minuto. Enviaré a alguien a recogerla. —Su respuesta fue cortante.
Antes de que ella se diera cuenta, Hugo había terminado la llamada. Con eso, ella no tuvo más remedio que esperar en el lugar.
Unos minutos más tarde, un hombre con traje de negocios apareció. La evaluó por un momento y le preguntó:
-¿Es usted la señora Sainz?
-Sí, lo soy.
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