Raquel Martínez.
Voy hasta la puerta principal y cuando la abro veo a una chica frente a mí.
— Hola, soy...
Al principio me pareció conocida, algo me dice que la he visto antes, su rostro y su voz me es un tanto familiar, solo que no recuerda hasta después de mirarla detalladamente unos segundos más que recuerdo de a donde la he visto.
Me siento más que contenga de verla, puesto a que hace años no nos veíamos, desde que ambas teníamos doce años.
Ella y yo crecimos juntas, en la niñez fuimos las mejores amigas, aunque a dicha edad perdimos contacto absoluto cuando ella tuvo que mudarse con sus padres al extranjero.
La veo bien y no parece ser aquella niña de doce con la que solía jugar muñecas, está tan cambiada, por ello no la reconocí tan fácilmente. Su piel se ha puesto un tanto más morena, su cabello que solía ser por encima de los hombros está por debajo de su cintura, sus curvas están más marcadas. En fin, está guapísima.
— ¿Jimena? —termino por ella, sorprendida y contenta a partes iguales.
— Si —asiente—. Un placer...
— ¿No me recuerdas?
Hunde sus cejas en un claro gesto de confusión en su rostro.
— No —su sonrisa titubea—. Nunca te había visto...
— Soy Raquel —digo—. Raquel Martínez, fuimos amigas antes...
— ¿Raquel? —su expresión cambia notoriamente de confusión a sorpresa y finalmente a alegría—. ¡Joder, claro que eres tú! —sonríe con emoción—. ¡Qué alegría verte!
— Lo mismo digo.
— ¿Puedo darte un abrazo?
Asiento con la cabeza sin dejar de sonreír a lo que ella se abalanzó sobre mi y me abrazó.
— No sabes cuántas veces intenté contactarme contigo, pero resultó que te habías mudado —me dice.
Me apartó del abrazo.
— Tenemos mucho que contarnos, eh —digo—. Para empezar, debes decirme que hiciste todo este tiempo, como has estado. Todo.
— Vale —asiente—. Pero hablemos en el camino, el taxista nos espera afuera.
— Vamos.
Salgo de la casa y subo a la parte trasera del taxi en acompañía de mi vieja amiga.
[×××]
El taxista condujo hasta el centro de la ciudad y nos dejó frente a un centro comercial, el más visitado de la zona así que le pagamos al taxista, nos bajamos del auto y entramos.
— ¿A qué tienda vamos primero? —le pregunto mientras caminamos mirando todo a nuestro alrededor.
— A esa de allá —la señala—. Desde aquí veo que hay vestidos bonitos.
Asiento y vamos con dirección a la tienda que señalo.
Al entrar Jimena se probó varios vestidos los cuales unos le favorecen más que otros, pero al final no elogió ninguno. Así que salimos de esa tienda y fuimos a otra, y así hasta entrar a la penúltima —si, nos devolvimos— en cuya tienda mi amiga se decidió por un vestido el cual es ajustado corte sirena de color rojo y tiene un escote en la espalda.
Ese vestido no fue el único que compró ya que quiso regalarme un vestido a mí, aunque me negué que lo hiciera, lo compró cuando me distraje por si cambiaba de opinión y decidía ir a última hora al evento que me invitó Joel.
Después que pago decidimos ir a una pi
y decidimos ir a una pizzeria la cual quedaba en el mismo centro comercial, solo que un piso más abajo de donde estábamos.
Al entrar nos sentamos en una de las mesas que están vacías en el centro y un señor —mesero del lugar— se nos acordó al minuto de haber entrado.
— Buenas tardes, señoritas —dice, sin si quiera sonreír—. ¿Qué desean ordenar?
Sonrío ante sus palabras y seguimos conversando, ella me cuentas cómo conoció a Joel, lo que hizo para pedirle ser su novia y otros temas triviales...
[×××]
AL DÍA SIGUIENTE POR LA TARDE
En una hora empezará la reunión que harán los padres de mi mejor amigo para celebrar el aniversario de su empresa, Erick hace minutos se fue ya que tenía una importante cena con unos posibles inversionistas y tal vez llegará tarde por ellos mismo, así que lo pensé mejor y decidí aceptar la invitación que me hizo Joel.
Después de darme una refrescante ducha, salgo a mí habitación para empezá a arreglarme, pero antes busco mi celular y le envío un mensaje se texto a Joel.
"Raquel:
Acepto tu invitación, pásame buscando."
"Joel:
En media hora lo hago"
Dejo el celular en la cama y empiezo a vestirme con el vestido que Jimena me regaló. Es ajustado en la parte superior, pero suelto en la falda que llega por encima de las rodillas, es azul cielo y sobre la tela de dicho color viene una fina tela de encaje negro, la espalda está descubierta y con un escote de corazón.
Me coloco los tacones después de hacerle ondas a mi cabello y tomarme mi tiempo maquillando me.
Justo cuando estoy agarrando mi bolsa de mano escucho como suena el timbre de la casa así que bajo a la planta baja y abro la puerta principal encontrándome con mi mejor amigo vestido con un traje negro hecho a la medida.
— Vaya, sí que estás preciosa —dice él, dejando un beso en mi mejilla.
— Tú no te quedas atrás —sonrío—. ¿Jimena dónde está?
— En el coche, vamos.
Asiento con la cabeza y caminamos a dónde esta el auto estacionado. Él se sube al asiento del piloto y yo a la parte trasera, y mientras el enciende el motor yo saludo a Jimena quien está sentada en el asiento de copiloto.
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