VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 40

Siento la puerta de la habitación abrirse de manera lenta, así que me levanto de golpe y es cuando veo a un Erick con claras señales de haber tomado demás.

 

— ¡Erick, me tenías preocupada! —digo, levantándome de la cama—. ¿Dónde te habías metido?

 

— En… en… no lo recuerdo —dice, soltando una risa por lo bajo.

 

— Erick estoy hablando en serio —cruzo los brazos sobre mi pecho—. ¿Por qué llegas borracho? ¿Por qué no me…?

 

— Ya para de preguntar tanto, mujer —se queja.

 

Camina hacia mí mientras se sostiene de todo lo que ve a su paso para no caerse al suelo, una vez se posa frente a mí me toma de la cintura buscando más cercanía entre nosotros.

 

— Mejor hagamos otra cosa más… divertida y emocionante que estar hablando.

 

Susurra a centímetros de mi rostro, no hay que ser adivinos para saber a qué se refiere.

 

El fuerte olor a alcohol que desprende de él hace que las náuseas quieran aparecer otra vez así que coloco mis manos sobre su pecho y lo alejo de mí.

 

— Olvídate de eso Erick, hasta que no me respondas…

 

Callo cuando me lanza sobre la cama con él encima de mí sin aplastarme con su peso.

 

— Erick quítate.

 

Negó con la cabeza.

 

— Te necesito, Raquel —dice, susurrando en mi oído mientras restriega su abultado miembro contra mí.

 

Las hormonas se hacen presente cuando empieza a dejar besos húmedos por mi cuello, pero todo placer es reemplazado por rabia cuando veo como en su cuello yace un chupón que claramente no le hice yo.

 

— Erick quítate —repito entre dientes, clavando las uñas en sus hombros con rabia. Pero él me presta la más mínima atención—. ¡Que te quites, joder!

 

— No lo haré —dice, dejando besos sobre mi piel expuesta.

 

— No voy a acostarme contigo, no quiero así que quítate ahora.

 

No hace ni el más mínimo intento de quitarse, por lo contrario, sigue con sus besos y los baja a mi clavícula.

 

— ¿Pregunte que si querías acaso? —responde apartándose.

 

Deja un beso sobre mis labios a la fuerza el cual me causa asco por su aliento a cuanta bebida alcohólica exista.

 

Vuelvo a pedirle que se aparte, pero por más que lo hago él se niega a quitarse así que aprovecho el que este pasado de tragos, lo golpeo en la entrepierna con mi rodilla y lo empujo con todas mis fuerzas, quitándome al ojiverde de encima para después ponerme de pie mientras él se queja por el dolor.

 

— ¡Maldición, Raquel! —gritó todavía en la cama retorciéndose por el dolor, con ambas manos en su entrepierna.

 

Lo miré por un instante asustada, nunca creí que Erick podría comportarse de tal manera queriendo obligarme a hacer algo que no quiero ni querré si actúa de esa forma o esta en ese estado de embriaguez.

 

— ¡RAQUEL ven! —exigió enojado

 

Vi a Erick tratando de levantarse de la cama aun con sus manos en la entrepierna así que casi que corriendo me dirigí al baño con la intensión de encerrarme allí, pero antes que pudiera abrir la puerta me agarro del brazo con fuerza para luego girarme hacia él y pegarme contra la pared.

 

—  Te dejaré sin caminar por una semana, ¡lo juro! —hablo, sus ojos estaban llenos de lujuria. No parecía estar en sí.

 

De un solo movimiento Erick bruscamente me quito la camisa y desesperado, luego arranco mi sostén y lo tiro a alguna parte de la habitación.

 

Sin más metió uno de mis pechos a su boca haciéndome estremecer, pero no podía olvidar que estuvo con otra, que me está obligando a tener relaciones con él

 

Poco a poco la ropa fue desapareciendo, ambos estábamos completamente desnudos, decidí no seguir forcejeando con él, era algo inútil hacerlo, él no pararía.

 

Él besaba mi cuello y sin previo aviso introdujo su miembro a mi feminidad bruscamente haciéndome gemir de dolor, y así continuo embestidas tras embestidas, cada una más brusca que la anterior. Mi rostro estaba lleno de lágrimas, en pequeños susurros le decía a Erick que me dolía, que por favor parara, pero a él no le importaba, seguía y cada vez más rápido

 

—  Date la vuelta —me ordenó luego de sacar su miembro de mi feminidad

 

— ¿Qué? No Erick, eso no…

 

— ¡No te pregunte, te lo ordene! —me gritó molesto— ¡Muévete! —hablo tomándome del brazo y dándome la vuelta de una manera brusca él mismo.

 

—Erick no, por favor —le susurré viendo la pared.

 

— ¡Cállate!

 

Tras decir aquello introdujo su miembro en mi trasero, del dolor mis piernas me temblaban por lo que coloqué mis manos en la pared para no caerme mientras no paraba de llorar, en serio me dolía muchísimo, parecía que me partiría en dos.

 

Erick continuo con sus embestidas bruscas mientras masajeaba mis senos y soltaba uno que otro gruñido o gemido; luego de unos minutos que para mí fueron una eternidad Erick llegó al orgasmo y hundió más su miembro en mí para después sacarlo cosa que me dolió mucho más.

 

No soportaba estar de pie por lo que me deslice por la pared hasta quedar completamente sentada en el suelo todavía llorando, Erick no hablo en lo absoluto, solo se colocó su ropa y se marchó de la habitación dejándome ahí, aún no podía creer que Erick fue capaz de esto.

 

Como pude me levante del suelo y camine hacia la cama poco a poco, y al acostarme me arrope con una sábana sin dejar de llorar

 

[...]

 

AL DÍA SIGUIENTE

 

Desperté y ya era de día

 

Cuando quise levantarme de la cama sentí un dolor tremendo gracias a lo de esta madrugada, suspiré y aguantando el dolor me levanté con mucho cuidado tapando mi cuerpo con una sábana, dando pasos cortos llegue al baño y cerré la puerta bajo llave, deje caer la sabana que cubría mi cuerpo y me metí a la ducha

 

...

 

Acabo de salir del baño envuelta con una toalla, camine hacia el closet y saque un pijama, tenía planeado pasar todo el día en cama, no tenía ánimos de nada. Luego de vestirme me acosté en la cama y encendí el televisor a ver si lograba dejar de pensar en lo de anoche.

 

No pasaron ni dos minutos cuando recibí una llamada, agarré el celular el cual estaba en la mesita de noche y pude ver quien llamaba

 

—Hola Joel —hablé cuando atendí la llamada

 

—  Hola pequeña, ¿cómo sigues? —preguntó del otro lado de la línea telefónica

 

—Mucho mejor, la verdad —mentí.

 

— ¿Segura? —volvió a preguntar, dudoso.

 

—Segurísima, gracias por preocuparte por mí.

 

—  No agradezcas, siempre lo haré —dijo, supongo por su tono de voz estaba sonriendo— Por cierto, Jimena quiere visitarte en la tarde, yo también iré con ella, ¿podemos?

 

—Ehm, si claro, por favor vengan, los estaré esperando —respondí sin dudarlo, la verdad es que no quería estar nuevamente a solas con Erick, tenía miedo que abusara de mi otra vez.

 

—  ok, bueno tengo que seguir trabajando, solo llame para decirte eso y preguntar como estabas, nos vemos en la tarde, adiós

 

—Adiós —tras decir eso colgué

 

—  Raquel —hablo una voz masculina frente a mí, levanté la mirada hacia la puerta de la habitación y choque con unos penetrantes ojos verdes que me estaban mirando con arrepentimiento.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: VENDIDA (COMPLETA)