VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 45

Narra Erick

 

Ha pasado un mes y no hay día en el que no piense en Raquel, no saben cuánto la extraño, desde que ella no está conmigo mi vida se volvió gris, volví a ser el mismo hombre de antes frío y amargado; en serio estoy arrepentido, todos los digo me maldigo por lo que le hice, nunca debí engañarla con Alondra y mucho menos forzarla a tener relaciones conmigo.

 

[...]

 

Estaba en mi oficina revisando unos archivos en mi computador que debía entregarle a mis socios en la tarde, cuando sentí que abrieron la puerta sin tocar antes y segundos después entró Ricardo

 

—  Necesito hablar contigo —Habló mientras entraba a la oficina con una cara algo seria

 

— ¿Sobre qué? —pregunté sin quitarle la mirada al computador ni un instante

 

—  me encontré afuera a tu madre y me comentó que te niegas a ir al evento de la empresa el sábado, ¿es cierto? —preguntó mientras se sentaba en la silla que estaba frente a mi escritorio

 

—Sí, no pienso ir, no tengo nada que hacer allí —hablé

 

—  Erick por Dios, no puedes faltar a ese evento, tu deber es ir

 

—Ricardo no tengo ánimos para esas cosas —Hablé después de quitarme los lentes que tenía puestos y lo miré— Además ahí estarán mis padres, ellos después de todos son los únicos verdaderos dueños de esta empresa

 

Ricardo: Si Erick, pero no puedes faltar a tus obligaciones como presidente, tienes que ir así sea por cinco minutos y que te vean en ese lugar por lo menos

 

— ¿Si acepto ir, dejarás el fastidio? —pregunté y arquee una ceja, él asintió— De acuerdo, entonces iré —hablé y rodé los ojos

 

—  Más te vale porque si no vas soy capaz de buscarte a tu casa y llevarte al evento a la fuerza, y lo sabes —Habló con tono de broma

 

—Si, lo sé —hablé y reí

 

—  Bueno... —Habló y miró la hora en el reloj que llevaba en su muñeca derecha— Me iré a almorzar, ya es hora, hablamos luego

 

—Espérame y guardo unos documentos acá, y te acompaño a almorzar —hablé antes que él se levantará del asiento y mientras guardaba los archivos en el computador

 

—  Ok, pero apúrate, tengo hambre

 

...

 

Salimos de la empresa y en el auto de Ricardo nos dirigimos a una cafetería la cual no quedaba tan lejos, sólo a varias cuadras de nuestro trabajo. La verdad no quería almorzar ahí, prefería ir a un restaurante o que se yo, pero durante el camino Ricardo me convenció así que no me quedó de otra.

 

En cuestión de minutos llegamos, Ricardo estacionó su automóvil frente a aquella cafetería y luego ambos nos bajamos

 

— ¿De verdad quieres que comamos aquí? —pregunté arqueando una ceja, todavía al lado del automóvil

 

—  Sí Erick, te lo he dicho un montón de veces, si no quieres vete a tus restaurantes finos a comer

 

—No tranquilo, sólo te preguntaba pues.

 

Antes de comenzar a caminar hacia esa cafetería miré a todas partes como de costumbre y a lo lejos pude ver a una chica la cual llamó mi atención, ella tenía los mismos rasgos físicos de Raquel, pero no podía verla detalladamente por la distancia que había entre nosotros, aunque no era mucha. Luego de observarla unos segundos más me di cuenta que si era ella

 

—Raquel —murmuré quitándome los lentes de sol que traía puestos, de sólo ver que era ella me puse contento— ¡RAQUEL! —Grité esta vez su nombre, a los segundos ella miró hacia mí y en su rostro noté que estaba impresionada de verme, creo que no esperaba encontrarse conmigo en este sitio y la verdad yo tampoco esperaba eso

 

— ¿Te volviste loco, por qué gritas su nombre? —preguntó mi amigo confundido

 

—Porque ella está allá, ¿no la ves? —Hablé señalándola con mi mano, y mientras sonreía— Espérame dentro de la cafetería o acá, como prefieras, ya regreso

 

—  Oh, está bien hermano —habló antes que me fuera

 

Crucé la calle para después caminar hacia donde estaba Raquel, cuando me acerqué noté que un hombre el cual se ve mayor que ella la estaba acompañando

 

—Raquel, ¿qué estás haciendo aquí? —pregunté sin quitar la sonrisa de mi rostro

 

—  Eso no te importa —respondió seria y seca— Nicolás, llévame mejor al departamento de Joel, otro día iremos al parque

 

—  Está bien bonita —le sonrió— Sube —le abrió la puerta delantera del coche.

 

—Tu no irás a ningún lado —digo después de agarrarla por el abrazo— Y me vas explicando que haces con esté tipo y por qué tiene que decirte así.

 

Vale me he puesto celoso, sí.

 

—  Erick yo no tengo que explicarte nada, ahora suéltame —Habló mirándome a los ojos, estaba seria

 

—No, no lo haré hasta que respondas mi pregunta —hablé mirándola sin ninguna expresión en el rostro— De seguro andas de regala con esté, por eso te dice así

 

— ¡A mí me respetas Erick! —habló después de darme una cachetada— Eso no es así

 

—Entonces, ¡respóndeme! —eleve un poco la voz

 

—  Ella no tiene que explicar te absolutamente nada —interviene el hombre—. Ya la escuchaste así que suéltala

 

—Tú no te metas, imbécil —digo—. Esto es entre mi novia y yo.

 

—  Mucho cuidado como te refieres a mí y si me meto porque ella viene conmigo idiota —dice para después empujarme lejos de Raquel haciendo que la soltara

 

Después de eso quise acercarme para golpearlo, pero Raquel impidió que lo hiciera

 

— ¡Raquel quítate! —Hablé, ella estaba frente de ese tal Nicolas.

 

—  No lo pienso hacer —dice—. ¡Estás en la calle, compórtate!

 

—  Raquel déjalo, sólo que intente golpearme que el que saldrá perdiendo es él —dice el otro, cuando iba a responder le Raquel me interrumpió

 

— ¡Vasta los dos! ¿No ven que están las personas ya están mirándonos? ¡Compórtense como dos adultos que son, por Dios! —habló, estaba furiosa—. Erick mejor vete

 

—De aquí no me voy hasta que hablemos

 

—  Tu y yo no tenemos nada que hablar, todo quedó dicho la última vez que lo hicimos, ahora discúlpame, pero me tengo que ir, adiós —tras decir eso espero que Nicolás se subiera al auto, luego se subió ella y segundos después se marcharon.

 

...

 

Narras tú

 

Hace dos horas había llegado al departamento, Nicolás estuvo un rato acá acompañándome hasta que los muchachos llegaron y se fue a su casa. Ahora yo estaba sentada en el sofá con Jimena mirando una película, aunque yo estaba más distraída pensando en Erick, de verdad el verlo hoy alegro mi día a pesar de su "pequeña" escena de celos la cual me molesto mucho

 

— ¡Raquel! —Jimena elevó la voz sacándome de mis pensamientos

 

— ¿Eh? —pregunté todavía ida

 

— ¿Qué te ocurre? —preguntó frunciendo el ceño— Estás más pensativa de lo normal, tanto que llevo rato hablándote y me estás ignorando

 

—Oh, discúlpame en serio

 

—  Tranquila —sonrió de lado— Pero cuéntame que tienes, sé que algo te está pasando

 

Antes de contarle que pasaba miré a mi alrededor para asegurarme que estábamos solas, cuando lo comprobé le conté.

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