NARRA RAQUEL
— ¿Erick? —Dije frunciendo el ceño.
Erick: Sí —Habló alzando su mirada hacia mí. — ¿Raquel? —Dijo, en su rostro noté que se sorprendió al verme, creo que al igual que yo no esperaba encontrarse acá conmigo. — ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó.
—Ehm, pues... —Rasque mi ceja y nerviosa mire la ecografía que seguía en el suelo con los otros papeles, luego lo miré a él. – Tenía cita con el ginecólogo. – Mentí. — ¿Y tú?
Erick: Ah, pues traje a Thiago, tenía cita con el pediatra.
—Ahm, ya.
Erick: Olvidé recoger tus papeles del suelo, disculpa, ya los recojo —Dijo, cuando pensaba agacharse yo hablé.
— ¡No lo hagas! —Elevé un poco la voz, no podía dejar que viera la ecografía
Erick: ¿Por qué no? —Preguntó desconcertado, y arqueo una ceja.
—Ehm, porque... los recogeré yo, tranquilo. —Hablé haciendo una pausa, después me agaché para recoger los papeles del suelo.
Erick: Pero déjame ayudarte. Levántate —Habló mirándome.
—No, tranquilo, yo puedo Erick —Hablé, recogí los papeles con rapidez y los coloqué todos encima de la ecografía para así ocultarla. Cuando terminé me levanté. – Listo —Sonreí.
Justo cuando Erick pensaba hablar se nos acercó alguien.
Xx: ¡Raquel! —Dijo Thiago, y una sonrisa salió en su rostro.
—Hola Thiago —Dije agachandome para quedar de su tamaño y él me abrazó.
Thiago: Te extrañe —Habló todavía abrazándome.
—Yo también pequeño —Dije sonriendo, después nos separamos del abrazo. – ¿Cómo has estado?
Thiago: Bien —respondió sonriendo.
—Qué bueno —Sonreí, y me levanté.
Erick: Thiago es hora de irnos o llegaremos tarde al parque de diversiones. —Habló.
Thiago: Está bien
—Yo también me iré, tengo cosas por hacer. Hasta luego —Dije, iba a marcharme, pero la voz de Erick me detuvo
Erick: ¡Espera! No te vayas. —me pidió.
— ¿Qué pasa?
Erick: Ehm, ¿no te gustaría acompañarnos al parque de diversiones? —preguntó dudoso. – Después podemos ir por un helado o por lo que prefieras.
Thiago: Si, ven con nosotros, anda —habló sonriente.
—Ahm, no lo sé, mejor otro día.
Thiago: No, acompáñanos hoy, ¿sí? —Habló e hizo puchero con sus labios y sonrió. No pude decirle que no.
. —Suspiré—. Está bien, los acompañaré —Sonreí.
Thiago: ¡Si! Entonces vámonos —Habló agarrándome de la mano y comenzó a caminar sin soltarme por lo cual tuve que seguirlo hasta entrar al ascensor
Segundos después entró Erick también al ascensor con una sonrisa en su rostro.
[×××]
En el automóvil de Erick llegamos al parque de diversiones luego de unos cuarenta minutos aproximadamente; él dejó su automóvil en el estacionamiento y después de bajarnos nos adentramos al parque.
—Te lo dije —Sonreí.
Ninguno habló más.
Seguí comiéndome el perro caliente. Segundos después pude ver de reojo que Erick no me quitaba la mirada de encima, eso me incomodo un poco.
— ¿Por qué me miras tanto? —Le pregunté.
Erick: Ahm, disculpa —Dijo bajando su mirada. – Sólo veía lo hermosa que eres – Habló mirándome de nuevo y sonrió tierno.
Mis nervios aparecieron y sentí mis mejillas arder, de seguro estoy más roja que un tomate.
—Ehm, ¿no quieres más? Están buenísimos —Hablé nerviosa y volví a ofrecerle de mi perro caliente para cambiar el tema. Erick rió leve.
Erick: No, no quiero más
—Bueno —Dije, después me terminé de comer el perro caliente.
Erick: Te quedo salsa ahí, en el rostro —Habló, con su dedo señaló mi boca.
Tomé una servilleta y la pase por mi boca, donde él me señaló. — ¿Listo? —pregunté.
Erick: No, sigues teniendo salsa ahí —rió. – Déjame ayudarte —Habló levantándose de su silla, agarró otra servilleta y se acercó a mí
Erick con la servilleta limpió mi rostro, después se quedó mirándome a los ojos sin decir nada, yo también lo miré. Luego bajó su mirada a mis labios y sin dejar de mirarlos se fue acercando a mí lentamente, por eso sentí una corriente recorrer mi cuerpo entero y mis nervios aumentaron más de lo normal.
Erick ya estaba a centímetros de mis labios, a punto de juntar sus labios con los míos así que cerré mis ojos para así disfrutar más este momento. De verdad deseaba este beso. Abrí mis ojos segundos después, Erick me estaba mirando, me sonrió y bajó su mirada hacia mis labios.
Thiago: ¡Tío, Raquel! —Habló el pequeño corriendo hacia nosotros
Sólo sentí el roce de sus labios.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: VENDIDA (COMPLETA)