PDV Teresa
— ¿Thompson?
¿Eres de los Thompson de Washington o los Thompson de Chicago? —me pregunto Mía
mientras clavaba su mirada en mí.
¿Washington?
¿Chicago?
—No, no soy de
ninguna de esas familias —le respondí.
—Ella es de aquí
Mía, de ningún otro lugar —le dijo Tomas a Mía.
—Ah, claro, ahora
recuerdo que Clara me hablo de ti, es un placer conocerte —me dijo Mía mientras
alzaba su mano hacia mí.
Cuando Mía
menciono que Clara le hablo de mí, me imagine que no debió haber sido nada
bueno, ahora que lo pienso, si Clara le hablo de mí, ¿Entonces por qué me
pregunto si venia de alguna familia de Washington o Chicago?
¿Fue solo para
poder hacerme decir que no vengo de alguna familia importante y solo soy una
desconocida aquí?
De todas formas,
ya que Mía me dio una sonrisa y alzo su mano de forma amistosa al parecer, no
tuve ningún razón para rechazarla, por lo que alce mi mano y estreche la suya.
—El Placer es mío,
Mía.
—Bien, vamos a
sentarnos para hablar, pronto iniciare el evento y todos iremos a bailar,
espero que me des un baile Tomas.
—Claro, es tu
cumpleaños.
—Bien, espero que
cumplas con tu palabra.
Después de decir
esto último, Mía se dio la vuelta y empezó a caminar, fije mi mirada en Tomas
para poder verlo con atención, Tomas tenía un fetiche fuerte con los traseros,
lo había visto bien en el último mes… Mía tenía uno bastante resaltante, y sus
nalgas se balanceaban con cada movimiento que hacía, si Tomas llegaba a mirarle
el culo a esta, juro que lo voy a golpear.
No éramos
técnicamente novios verdaderos, pero aun así el que le mire el trasero a otra
mujer justo enfrente de mi… no sé, lo consideraba como una falta de respeto
hacia a mí a pesar de que nuestra relación no era verdadera.
Por suerte Tomas
no me decepciono y no fijo su atención en el trasero de Mía a pesar de que lo tenía
justo enfrente de él, solo se limitó a caminar conmigo a su lado mientras
seguíamos a Mía.
Los 3 terminamos
por sentarnos en una mesa bastante grande que estaba decorada de forma especial
y se encontraba en medio del gran salón, esta debía ser la mesa de la
cumpleañera.
Después de
sentarnos, Mía y Tomas empezaron a hablar de un par de cosas, ambos se conocían
y los temas que hablaron fueron cosas del pasado, cosas que solo ellos 2
vivieron así como también algunos asuntos de negocios y una que otra cosa que
solo ellos entendían debido a su familiaridad.
Me sentí
excluida, los temas que hablaban eran cosas que solo los viejos conocidos como
ellos podían hablar, me sentía como la tercera en discordia, después de un
corto tiempo, unos meseros empezaron a aparecer por todo el gran salón, y
empezaron a colocar bandejas de comida en las mesas de todos los invitados.
—Espero que
tengas hambre Teresa, todos nosotros vamos a probar 15 platos diferentes —me
dijo Mía mientras finalmente giraba su mirada hacia mí.
Me había ignorado
todo este tiempo y finalmente puso su atención en mí.
— ¿15? ¿Tantos?
—Si, 3 por cada
continente de este mundo, vamos a probar comidas típicas de cada continente,
contrate algunos de los mejores cocineros para esta comida, espero que te
guste, me costó mucho dinero poder organizar todo esto.
—De seguro me
gustara Mía —le dije a esta, mientras miraba la primera bandeja de plato que
colocaban en nuestra mesa.
Parece que íbamos
a empezar primero con los platos Americanos, bueno, éramos de América, así que
debimos comenzar por aquí, vi todos los cubiertos y utensilios ante mí y
recordé las lecciones que Tomas me dio, tome el cubierto aceptado para este
tipo de comida y poco después lo moví para poder probar.
Justo cuando
estaba por metérmelo a la boca, me quede congelada, ya que puede sentí algo
allí atrás.
El bastardo de
Tomas… me había agarrado una nalga mientras estaba a punto de dar el primer
bocado a la comida que nos sirvieron… y justo frente a Mía, la cual nos
miraban.
Debido a la sorpresa,
solté un pequeño gemido y deje caer la comida que tome con el cubierto, esto sorprendió
a Mía, la cual pareció aturdida.
— ¿Qué paso
Teresa? ¿Estás bien? —me pregunto Mía mientras nos mirábamos.
Maldición.
—Sí, estoy… estoy
bien, solo tuve un ligero calambre nada más.
—Ya veo, si
sientes más cosas como esas no debes ignorarlas, puede ser peligroso —me dijo
Mía mientras empezaba a comer.
—C-claro.
Después de decir
esto último, gire mi mirada para poder ver a Tomas, el bastardo estaba comiendo
de forma normal en estos momentos, parecía imperturbable, pero el infeliz
estaba haciendo de las suyas allí atrás de mí.
Pude sentir como
su mano se movía por mis nalgas y empezaba acercarse cada vez más hacia la raja
de mi culo, pude sentir como su mano empezaba a presionar con el vestido que
llevaba puesto, el cual por cierto no era muy grueso por lo que la mano de
Tomas se sentía muy fácilmente.
Maldita sea,
¿Tomas no sabe dónde estamos? Estábamos sentados justo en el medio del gran
salón con todas las miradas sobre nosotros ya que la cumpleañera estaba aquí
sentada, de todos las situaciones ¿Por qué escogió esta?
Por suerte las
sillas donde estábamos sentados tenían unos gruesos manteles que las adornaban
y eso evitaría que alguien pudiera notar desde atrás lo que estaba pasando en
la zona de mis nalgas, al menos si no ponía especial atención en ese lugar.
Tomas y Mía
continuaron hablando entre si mientras seguían probando los platillos
Quería ver si eso
lo hacía cambiar su expresión, pero no note ningún cambio, ¿Cómo podía
mantenerse tan calmado?
Mía despacho
rápido a ese pretendiente, y volvió a girar su mirada hacia, parece que
volvíamos a empezar, pero un mayordomo vino y le dijo que la señorita Clara había
llegado.
Cuando escuche
que Clara llego a la fiesta, me puse algo tensa, no fui la única, ya que por
primera vez, la mano de Tomas paro de hacer las suyas en el interior de mi
trasero y pude ver como fruncía el ceño.
A ninguno de los
2 nos agradó mucho la llegada de Clara.
Mía le dijo a ese
mayordomo que la hiciera pasar y que se sentara junto con nosotros, no me gusto
eso, pero Mía era la de la fiesta.
—No te molesto ¿O
si Tomas? No puedo ponerme del lado de ninguno en esta ocasión —le dijo Mía a
Tomas mientras lo miraba.
—Entiendo, no
estoy enojado, haz lo que consideres conveniente —le respondió Tomas.
—Gracias Tomas,
eres el mejor, espero que podamos llevarnos bien todos juntos aquí, aun nos
faltan los platos de África y Asia y podremos comerlos juntos.
—Eres la de la
fiesta, Mía, te hare caso.
Después de decir
esto último, pude sentir como la mano de Tomas salía del interior de mi trasero
y poco después del interior de mi vestido, fue muy repentino, había estado
torturándome de esa forma desde hace casi 1 hora, habíamos pasado los platos de
América, Europa y Oceanía de esa forma, pero ahora después de tanto tiempo,
finalmente quito sus manos.
Parece que la
llegada de Clara no le iba dejar concentrarse en eso que estaba haciendo allí
abajo al mismo tiempo que lidiaba con ella.
Poco después de
que el mayordomo dijera esto, pudimos ver a Clara, tenía un vestido de color
negro con brillo en su superficie, era similar a los que teníamos Mía y yo y
dejaba mucho a la imaginación pero al mismo tiempo era muy sugestivo y haría
babear a cualquier al pensar que habría debajo.
Clara seguía
siendo tan hermosa como la última vez que vi…puede que más, ya que ahora se había
arreglado mejor, ahora tenía que compartir una mesa con Mía y Clara… me sentía
como debajo de estas 2, a pesar de que en el último mes mi apariencia había
mejorado bastante gracias a los ejercicios y los salones de belleza.
Estar con estas 2
iba a ser muy llamativo, podía imaginar la atención que íbamos a recibir.
Clara llego
rápido junto a nosotros, y Mía se levantó a recibirla, ambas se saludaron con
un beso en cada mejilla y después de eso Clara giro su mirada hacia Tomas.
Se acercó
rápidamente hacia él y pensé que le daría un beso en su mejilla, pero a último
momento cambio de lugar y le dio un beso en su boca, mi corazón dio un vuelvo al
ver esto, los labios de Clara no estuvieron mucho tiempo en los de Tomas,
quizás 1 o 2 segundos, pero fue suficiente para molestarme.
—Me alegra de
verte Tomas —le dijo Clara a este último, a pesar de que Tomas tenía una cara
bastante desagradable.
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