Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 104

PDV Teresa

— ¡Suéltame

Tomas! ¡Maldita sea! ¡Suéltame ya! —le grite a Tomas, quien caminaba por el

corredor de la mansión de Mía.

Trate de soltarme

pero el agarre de Tomas era muy fuerte, moví mis piernas e hice de todo pero

Tomas no me soltó.

No paso mucho

tiempo antes de que lográramos salir del corredor de la mansión y saliéramos

por la puerta de entrada.

— ¡Suéltame! —le

grite otra vez, mientras el guardia nos veía con perplejidad.

Tomas empezó a

caminar en dirección hacia su auto, yo estaba histérica, el maldito de mi padre

estaba justo aquí y Tomas me estaba llevando a la fuerza a otro lugar, habían

pasado 3 años, ¡3 años! Y ahora que por fin lo volví a ver, Tomas me estaba

alejando de él otra vez.

Si lo perdía en

esta ocasión, quien sabe cuándo lo volvería a ver.

Cuando pensaba en

mi padre, y como estaba actualmente, me enojaba y me deprimía al mismo tiempo.

De no ser por una

serie de situaciones especiales, mi vida actual sería un infierno.

De no ser porque

Daisy me recomendó ir a ese club a vender mi virginidad, mi situación actual no

podría ser más mala, si yo no hubiera ido allí, yo no hubiera conocido a Tomas,

tampoco a Vincent, y no hubiera llegado a este acuerdo que teníamos.

Sin ese acuerdo,

no hubiera podido pagar el tratamiento de mi madre, y entonces mi situación

actual seria que tuviera una madre moribunda que hubiera podido salvarse de no

ser por la falta de dinero, y mi madre además de ser una mujer moribunda,

también regresaría a una casa hipotecada con 2 hijos que trabajan más de 10

horas al día, y de hecho hasta podría seguir trabajando en ese restaurante

donde me encontré con Vincent y seguiría siendo acosada por mi jefe.

De no ser por

pura casualidad mi vida podría ser todo un caos, y en especial la vida de mi

madre la cual se estaría muriendo, y en cambio mi padre…

No solo parecía

muy saludable y fuerte, sino que además le parecía ir muy bien, maldita sea,

incluso había asistido a una fiesta de la más alta sociedad, donde solo los más

ricos podían llegar a asistir.

Al maldito

infeliz no solo le iba bien, sino que parecía irle de maravilla, él en los

últimos 3 años se había dado la gran vida, no podía ni imaginar cuantos lujos

debía tener en estos momentos, mientras que nosotros en los últimos 3 años la

habíamos pasado terrible solo para llegar a fines de mes, en especial en ese

primer año cuando se fue.

Cuando comparaba

nuestras situaciones, y cuando pensaba en lo que hubiera podido pasar de no ir

a ese club por sugerencia de Daisy y cuando pensaba en lo que podría ser de mi

madre por culpa suya, el odio que sentía hacia él incrementaba.

De hecho, puede

que incluso él haya sido la causa de que mi madre contrajera cáncer, había

escuchado que el estrés podría terminar causando esa enfermedad, y mi madre en

los últimos 3 años había estado estresada por nuestra situación, si eso era

verdad, entonces él también tenía la culpa de eso.

De verdad que lo

odiaba.

Quería matarlo,

si lo dejaba ir de seguro huiría otra vez, quería matarlo de verdad, pero Tomas

no me dejaba ir.

— ¡Dije que me

sueltes Tomas! —le grite a Tomas, antes de guiar uno de mis dedos hacia su

trasero.

Le hice lo mismo

que él me hizo a mi mientras conversábamos con Mía, le metí uno de mis dedos

justo en la raja de su culo, él de seguro nunca sintió ni de cerca una

sensación como esa, le metí mis dedos muy profundo, Tomas dio un leve grito y

termino por soltarme.

Me caí de él y

acabe en el suelo, por suerte no caí de frente, sino boca arriba, pude sentir

como el dolor invadía mi cuerpo, mis nalgas amortiguaron un poco mi caída allí

abajo, por suerte habían aumentado de tamaño en comparación a hace más de 1 mes

atrás.

No me quede allí,

me levante 1 segundo después de caer y empecé a correr de nuevo hacia la

fiesta, o más bien intente correr, los malditos tacones que tenía no me dejaban

moverme con libertad, termine por quitármelos y comencé a correr descalza para

volver a entrar a la fiesta.

Por desgracia,

Tomas me alcanzo y me detuvo.

— ¡Suéltame

Tomas! —le grite, mientras me giraba en su dirección.

Cuando me termino

de girar, quedamos frente a frente, pude ver que su rostro estaba algo rojo,

estaba molesto, pero eso no podría importarme menos, en especial cuando me

separo de mi padre.

— ¡Déjame en paz

Tomas! ¡Ya suéltame! —le grite mientras trataba de soltarme.

— ¿Quieres que te

suelte? ¡¿Para hacer que?! ¡¿Seguir humillándote a tu misma allí?! —me grito

Tomas mientras reforzaba su agarre en mí.

— ¡¿Crees que me

importa lo que pienses esos desconocidos?! ¡Suéltame! ¡Lo quiero matar!

— ¡Ya cálmate

Teresa!

— ¡¿Quieres que

me calme?! ¡Ese hombre arruino mi vida y la de mi familia! —le grite a Tomas,

estaba enojado con él, ¿Por qué tenía que impedir que fuera con mi padre?

— ¡¿Y qué esperas

hacer allí?! ¡¿Qué Teresa?! ¡¿Seguir gritándole y darle golpes hasta que se

canse y se enoje y te responda?! ¡¿Qué harás si termina por darte un golpe para

hacer que te tranquilices?!

— ¡Él….! ¡Él no

lo…!

— ¡¿No lo haría?!

Por lo que me contaste el hombre no tuvo reparos para abandonarte a ti y tu

familia con solo un mensaje de texto, no creo que un hombre así soporte que lo

humilles en público y menos que lo sigas golpeando por mucho tiempo, y menos

frente a tantas personas importantes ante las cuales quiere dejar una buen

impresión.

— ¡Pero…! ¡Pero

necesito ir con él y…!

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