Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 27

PDV Saint

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el documento que Tomas me dio, no tenía nada fuera del otro mundo, y se podría

resumir en un par de reglas bastante simples.

Estas serían las

siguientes:

El acuerdo iba a tener una duración de 3 meses en

total, pasado ese tiempo, el acuerdo expiraría.

La chica en cuestión recibirá una remuneración

diaria de 2000 dólares cada día mientras el acuerdo se mantenga vigente.

Al finalizar el periodo de 3 meses, la chica

recibirá un solo pago de 600.000 dólares.

La chica durante el tiempo en que se mantenga el

acuerdo, deberá mantenerse virgen y no tener relaciones íntimas con algún

hombre de ninguna forma.

Si la chica por alguna razón, terminara por perder

su virginidad o si llegara a mantener relaciones íntimas con algún hombre,

entonces el acuerdo se considerara roto y la chica no recibirá el pago de

600.000 dólares que se debía entregar al finalizar los 3 meses.

Si el acuerdo se llegase a romper… la chica además

de no poder recibir su pago estipulado… también tendría que devolver la

remuneración diaria que llego a recibir durante el periodo que duro el

acuerdo antes de que este se disolviera.

El contratante (Ósea Tomas) no podría obligar a la

chica en cuestión a hacer algo en contra de su voluntad sin ninguna

excepción.

Al finalizar el periodo de tiempo estipulado, ambas

partes podrán decidir si renuevan el acuerdo o no, siendo de mutuo

consentimiento.

El acuerdo en si

no posee nada fuera del otro mundo, pero me doy cuenta de ciertas “lagunas” que

existen en las reglas 5 y 6.

— ¿Qué te parece?

—me pregunta Tomas, mientras me mira fijamente.

—Pues por los

momentos no le veo nada de malo, aunque eh notado algunos puntos que podrían

llegar a interpretarse de otra forma —le digo mientras lo miro con cierta

diversión.

Me había dado

cuenta de los trucos que Tomas había llegado a implementar en el acuerdo,

trucos que no se percibirían a simple vista, una persona común no podría llegar

a darse cuenta de esos trucos si solo mirara el acuerdo sin pensar mucho en él.

— ¿A cuales puntos

te refieres? —me pregunto Tomas.

—Es con respecto a

las reglas 5 y 6 —le digo, mientras empiezo a comer la comida que pedí.

— ¿Qué problema

hay con esas reglas? Dime ¿Qué has visto? —me pregunta Tomas.

—Bien, con

respecto a la regla 5, según veo en el acuerdo, estipulaste que la chica en

cuestión no puede perder su virginidad y tampoco llegar a mantener ninguna

relación íntima con algún hombre.

—Así es ¿Qué

problema hay con eso? —me pregunta Tomas, mientras él también empieza a comer

su comida.

—Bien, obviamente,

con esta regla, tu chica no podrá llegar a divertirse con algún hombre al azar

mientras el acuerdo este vigente, a menos claro que quiera perder su pago.

—Así es ¿Pero qué

contigo, entonces el acuerdo quedaría invalido y ella no recibiría su pago,

pero no solo eso, sino que además… la remuneración diaria de 2000 dólares que

le das todos los días que dure el acuerdo… tendrá que ser devuelta por ella en

su totalidad al contratante… en este caso, ese serias tú —le digo a Tomas,

mientras lo señalo.

Tengo una leve

sensación de triunfo al darme cuenta de todos los trucos secretos que ha

implementado en este acuerdo sin ninguna importancia obvia.

Tomas no me

responde, a veces ciertamente no es dado a las palabras, pero de todas formas

me decido por terminar mi investigación.

—Esta chica

recibirá 2000 dólares cada día que dure el acuerdo y al finalizar este recibirá

600.000 dólares como pago final, con tales sumas de dinero, cualquier persona

seria embriagada por una sensación de “gastar”.

— ¿”Gastar”?

—murmuro Tomas, al parecer divertido con mis últimas palabras.

—Así es, y esto es

especialmente cierto en el caso de las mujeres… sabes que todas las mujeres son

propensas a dejarse llevar por las compras, y una joven chica obviamente sería

igual que el resto, por lo que al recibir una suma tan grande dinero de forma

diaria y confiándose en que recibirá una gran cantidad de dinero al finalizar

el acuerdo… ¿Qué crees que hará?

—No lo sé… tú

dime.

—Obviamente va a

gastar… va a gastar hasta que ya no pueda más, ella caerá en un frenesí de

compras impulsivas y se dejara llevar por el lujo y la bonanza… ¿Y qué crees

que pasara si por alguna razón el acuerdo se llegase a romper… y ella tuviese

que “devolver” todo el dinero gastado?

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