Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 31

PDV Saint

Raquel al oír mi

pregunta, frunce el ceño y sus ojos hacen una mueca rara, parece ofendida por

mis palabras, o al menos así parece.

¿Por qué se

ofendió? Mi pregunta es legítima, digo, nunca lo hicimos sin protección, por lo

que las probabilidades de que yo la embarazara son prácticamente nulas.

Además de lo

anterior, hasta donde llegan mis recuerdos, nosotros en ningún momento

acordamos ser totalmente exclusivos, quien sabía si ella veía a otros tipos a

mis espaldas, ese bebe lo más probable es que no sea mío y que en su lugar sea

de alguien más.

Sería muy estúpido

si de verdad simplemente aceptara que un niño es mío solo porque ella lo dice.

Si tuviera esa

mentalidad, cualquier novia que tengo podría embarazarse de cualquier tipo al

azar y decir que ese bebe bastardo es mío a pesar de que no lo es.

Mi padre no había

criado ningún estúpido.

— ¡¿Cómo puedes

preguntarme eso?! ¡Estás loco! —grita Raquel, su voz es muy fuerte, y eso provoca

que las personas en los alrededores se giren para vernos.

No me importa que

hagan esto, al final ni los conozco.

— ¡Claro que es

tuyo! ¡¿De quién más va a ser?! —me dice Raquel.

—No lo sé… tú dime

—le respondo con indiferencia.

— ¡Tú! ¡¿Cómo

puedes ser así?! ¿Estas insinuando que eh estado con otros hombres? A pesar de

que soy tu novia, a pesar de que estamos juntos —me dice Raquel, parece muy

ofendida.

A pesar de esto…

creo que noto algo en su expresión.

—Pues sí, eso es

precisamente lo que insinuó —le digo sin vacilar.

— ¡Tú! —Raquel

grita, se levanta y trata de abofetearme en mi rostro.

Detengo su mano en

seco, ¿Por qué dejaría que me golpee? Sería estúpido que permitiera esto, sin

mencionar que mi rostro era algo preciado para mí.

—Cálmate Raquel, siéntate

y no hagas tanto escándalo —le digo en un tono firme.

Sus gritos y su

intento de golpearme me habían hecho enojar un poco, había que enseñarle a

comportarse.

Raquel me miro

enojada por un instante, pero al final me obedeció y se sentó en su asiento,

hubo un silencio entre los dos, era algo incómodo, pero yo permanecí

imperturbable, al menos así fue en base a mi expresión.

—Eres de lo peor

—me dijo Raquel, rompiendo el silencio.

— ¿Ah sí?!

—murmuro mientras la miro fijo, tratando de ver que pensamiento puedo adivinar

en base a su expresión.

—Sí, vine aquí

llena de nervios para decirte que íbamos a tener un hijo los dos juntos, que yo

iba a tener a tú hijo, y en lugar de decirme algo que me aliente o que me

reconforte lo primero que haces es preguntar si eres el padre o no, como si yo

fuese una zorra que se anda acostando con cualquier hombre —me dijo Raquel

mientras me mira y deja salir sus quejas.

—Ya veo, aunque en

ningún momento insinué que fueses una cualquiera que se acuesta con cualquier

hombre —le digo, mientras veo como el camarero trae nuestras comidas.

— ¡¿Y entonces por

qué me preguntas si mi hijo es tuyo o no?! —me grita Raquel mientras me mira

enojada.

Su repentino grito

asusto al mesero, por suerte ya había dejado la comida en la mesa y no boto al

suelo, las personas a nuestro alrededor nos observan, pero yo los ignoro.

Bien, como ya

llegue aquí, es hora de dejar las cosas claras entre ella y yo, sería lo mejor

teniendo en cuenta nuestras circunstancias.

—Bien, como

preguntas te lo voy a decir —le respondo a Raquel, mientras el mesero se va.

— ¿Decirme que?

—me pregunta Raquel.

—Las razones por

las cuales dudo de que yo sea el padre —le respondo.

— ¡Tú! ¿Vas a

seguir con eso?

—Así es.

— ¡Bien! ¡¿Por qué

demonios dudas de que el padre eres tú?! —me pregunta Raquel a gritos.

—Principalmente

por 2 razones, la primera razón, es que en todas las veces que hemos estado

juntos  tú y yo siempre lo hemos hecho

con protección, nunca hemos llegado a tener sexo sin alguna clase de protección

por lo que debería ser imposible que yo te haya embarazado —le digo de forma

calmada.

— ¿Eres idiota?

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