— ¿Has comido
algo? ¿Cuánto has comido en las últimas horas? —me pregunta Vincent sin apartar
la mirada.
—Pues… la verdad
es que no…
— ¿Ocurre algún
problema aquí? —pregunta mi jefe, interrumpiendo lo que iba a decir.
Colocaba su mano
en mi hombro, y me mira fijamente, puedo entender que me está diciendo que me
vaya de allí.
De todas formas
quería una forma de poder huir de Saint, por lo que sería bueno aprovechar el
momento.
Sin embargo, justo
cuando quiero retirarme, Saint me toma por la mano, me mira fijamente, ahora
estoy metida entre mi jefe y Saint.
— ¿Ocurre algún
problema señor? No es bueno que toque a las chicas del restaurante —dice mi
jefe, mientras despega mi mano de la de Saint.
—Teresa ¿Has
comida algo en las últimas horas? —me pregunta Saint, mientras me mira
fijamente.
—Obviamente que lo
ha hecho señor, ¿Por qué pregunta esa tontería? —dice mi jefe, mientras mira
algo molesto a Saint.
Puedo sentir como
mi jefe pone su mano en mi cintura… está muy cerca de mi trasero.
Me siento enferma
al sentir su toque, trato de disimularlo, pero… creo que Saint lo ha notado, no
sé si lo que vi es real, pero por un instante puedo notar una momentánea
expresión de asco en su mirada.
—Usted dice que
Teresa si ha comido, pero hace solo unos momentos, su estómago rugió, y no de
una de forma suave, sino de una forma muy estridente, ni mi estómago ruge así
cuando tiene hambre, incluso pensé que se trataba de otra cosa al principio
—dice Saint.
Por Dios, al menos no lo digas de forma tan fuerte,
dijo estas palabras casi a gritos y algunas personas giran sus miradas para
vernos… que vergüenza, espero que no hayan escuchado por completo las palabras
de Saint.
—Eso debió ser su
imaginación, mis empleados son todos bien tratados y están bien alimentados, debió
ser usted el que lo imagino —dice mi jefe, su mano está bajando cada vez más.
¡Maldita sea!
—Eso no es lo que
yo acabo de ver y escuchar, ¿Usted permite que sus empleados trabajen mientras
se están muriendo de hambre? —pregunta Saint, mientras mira enojado a mi jefe.
— ¡Claro que no
señor! ¡Y si tantas dudas tiene! ¡Vamos a preguntarle a la persona en cuestión!
—dice mi jefe.
Un instante
después de que dijo estas palabras, Saint y él giran sus miradas para ver.
La mano de mi jefe
sigue bajando, ya está a punto de tocar mi trasero.
—Vamos Teresa,
dile por ti misma lo bien que te trato, ¡Dile! ¡A ver si así se calla! —me dice
mi jefe.
Después de decir
esto, coloca su boca en mi oído, su mano ahora toca mi trasero.
—Sera mejor que no
digas nada que no sea agradable o te vas de patitas a la calle —murmura mi
jefe.
Después de decir
estas palabras, puedo sentir un dolor agudo en mis nalgas, mi jefe me estaba
pellizcando con sus dedos… con sus horribles dedos… y muy cerca del espacio que
separaba a mis nalgas una de la otra.
Esto fue la gota
que derramo el vaso.
— ¡Quieres quitar
tu maldita mano! —le grito, mientras me separo de él, y acto seguido le doy una
bofetada enfrente de todos.
Acabo de abofetear
al viejo verde de mi jefe, el que constantemente me sobreexplotaba y me deja
horas y horas sin comer…
No puedo creer lo
bien que se sintió, quisiera hacerlo otra vez.
— ¡Maldita perra!
—grita mi jefe, está enfadado, él carga hacia mí con los puños alzados con la
intención de agredirme.
Estoy asustada y
retrocedo por puro instinto, pero antes de que mi jefe se acerque a mí, Saint
aparece y lo detiene, detiene uno de sus puños y con su mano libre le da un
manotazo en su rostro el cual casi lo hace caer.
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