PDV Teresa
— ¿Quieres acompañarme a mi casa? —le pregunte, mientras lo miraba sorprendida.
—Así es —me contesto Saint, por su tono podía decir que no estaba bromeando.
— ¿Por qué quieres acompañare? —le pregunte.
—Es por tu seguridad Teresa —me contesto.
— ¿Por mi seguridad?
—Así es.
—Gracias, pero puedo cuidarme sola —le dije en tono firme.
No quería seguir estando con Saint, no sabía cuáles eran sus intenciones conmigo, pero no creía que podían ser “puras”, es decir, un hombre que rico que compro infructuosamente mi virginidad un día antes no se presentaría y me ayudaría 2 veces seguidas solo porque si, algo huele mal en todo esto.
—Teresa, dices que puedes cuidarte sola… pero dime ¿Qué fue lo que paso hace poco? —me pregunto Saint.
—Eso… eso fue un incidente aislada solamente, no volverá a pasar —me conteste con algo de pena.
Le había dicho que podía cuidarme sola, pero había olvidado lo que paso hace solo unos minutos.
—No puedo estar seguro, voy a acompañarte, no quiero arriesgarme a que pueda pasarte algo similar mientras vas a casa —me dijo Saint.
—No es necesario Vincent.
—No te lo estoy preguntando —me dijo mientras mi miraba fijamente, su tono era bastante autoritario.
¿Me estaba diciendo que no necesitaba mi consentimiento para llevarme a mi casa?
—Ya te dije que no es necesario Vincent, ya es muy tarde y tengo que irme, gracias por todo —le dije, antes de darme la vuelta y empezar a caminar.
Poco después de que empezara a caminar, pude oír el sonido de pisadas detrás de mí, gire mi viste y pude ver de reojo que era Saint quien me estaba siguiendo.
— ¿Qué es lo que haces? —le pregunte mientras me giraba para verlo.
— ¿Qué hago? Solo estoy caminando —me dijo Saint.
—Me estas siguiendo —le dije mientras fruncía el ceño, quería demostrarle lo enojada que estaba.
—No Teresa, no te estoy siguiendo —me contesto mientras sonreía.
— ¿No? Claramente lo me estas siguiendo.
—No, solo estoy caminando en la misma dirección que tu –me dijo Saint, mientras me miraba con esa sonrisa suya.
¡Este sinvergüenza!
— ¡Camina en otra dirección! —le grite en voz baja.
—No quiero, y no puedes obligarme, estamos en un país libre Teresa, puedo caminar en cualquier dirección —me dijo Saint.
— ¡Tú…! ¡Bien! ¡Trata de seguirme el paso! —le dije, antes de empezar a caminar lo más rápido que podía.
Pensaba que podía dejar atrás a Saint… pero para mi sorpresa, no solo no deje a Saint atrás, sino que además… él incluso me rebaso, y giro su cabeza para mirarme mientras caminaba.
—Ahora tú me estas siguiendo a mi ¿Me estas acosando Teresa? —me pregunto Saint, mientras continuaba mirándome con esa sonrisa suya.
¡Estoy empezando a odiar esa sonrisa!
PDV Tomas
Después de despedirme de Saint, me monte en mi auto y mi chofer me llevo de regreso a mi hogar, y en el camino, no pude evitar pensar en mi conversación con Saint.
Mientras hablaba con él, me había dado cuenta de que las algunas que había en el contrato y sobre cómo podría malinterpretarse y jugar en contra de Teresa.
— ¡Me provoca matarte! ¡¿Lo sabias?! —le grite enojada.
— ¿Matarme? ¿Cómo? ¿A besos? ¿O de otra forma mucho más… “intima”? No me resistiré si esa es tu intención —me dice mientras vuelva a colocar esa sonrisa suya y mientras acerca su rostro al mío.
— ¡Deja de burlarte de mí! —le dije, mientras alzaba mi mano para darle una palmada.
Me había estado molestando desde hace rato, quería que me las pagara.
A pesar de que mis intenciones eran palmearlo en su rostro, Saint atrapo mi mano en seco, y poco después la estiro un poco hacia adelante y luego la soltó.
Ese repentino movimiento, me tomo por sorpresa, y termine por resbalarme y caí hacia atrás.
Antes de que cayera al suelo, Saint me atrapo a medio camino, coloco su brazo detrás de mí cintura y me sostuvo solo con eso, no si era muy fuerte o era yo la que pesaba muy poco.
En medio de su movimiento, Saint acerco su rostro al mío, estábamos muy cerca, tenía que admitir que a pesar de que era insoportable… era bastante atractivo, al mismo nivel que Tomas.
—Deberíamos besarnos para matar la tensión —murmuro Saint, mientras me miraba fijamente a los ojos.
Sentí una descarga en mi espalda, y acto seguido uso mis manos para empujar a Saint, el cual me soltó entre sus risas, cuando estuve totalmente reincorporada le di una mirada enojada, este tipo de verdad que le gustaba molestar.
— ¡¿Por qué te gusta tanto molestarme?! ¡¿Cuándo vas a parar?! —le pregunte.
— ¿Cuándo? Bien, déjame ver… creo que parare cuando me dejes caminar a tu lado hasta tu casa ¿Aceptas mi Teresa? —me pregunta Saint mientras me mira.
¿Mi Teresa?
—No recuerdo haber sido tuya nunca Vincent —le dije.
—Lo hubieras sido de no ser por tu pequeño accidente, ¿Y bien? ¿Aceptas mi propuesta? —me pregunta.
— ¡Bien! ¡Puedes acompañarme a mi casa! —le grite.
No pude seguir aguantando, y finalmente cedi.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO