Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 45

PDV Teresa

Los labios de Vincent continuaron junto a los míos por un par de segundos, el beso, me tomo por sorpresa y no pude reaccionar a tiempo, y mientras estaba en esta situación, pude notar algunas cosas.

Vincent, a pesar de ser un hombre, tenía unos labios muy suaves, puede que incluso fueran más suaves que los míos y termine involuntariamente por compararlo con Tomas.

Tomas y Vincent eran los 2 hombres más atractivos que había conocido en mi vida, debido a esto, no pude evitar hacer una comparación entre ambos, ya que a fin de cuentas, los 2 eran muy parecidos en ciertos sentidos.

Ambos eran ricos, ambos era atractivos, y ambos poseían estatus similares, la mayor diferencia que poseían era en sus caracteres.

Tomas se podían notar que era alguien más bien frio, controlador, y dominante, la forma en que se comportó cuando estaba en la tienda de comestibles esta mañana, fue una demostración de ello.

Vincent en cambio, tenía un comportamiento más alegre y juguetón que Tomas, sin mencionar que se notaba que era mucho más extrovertido que este, aunque a pesar de ese carácter alegre que tenía, esto no significaba que era alguien manso o sumiso, la forma en que le dio una paliza al viejo verde de mi jefe y a ese motociclista fue una prueba de ello.

Estos 2 hombres eran al mismo tiempo iguales y al mismo tiempo diferentes, normalmente alguien como yo no debió haber entrado en contacto con personas como ellos en toda su vida, pero en solo 1 día había terminado conociéndolos a ambos… y no de una forma convencional.

Cuando finalmente reaccione, coloque mis manos en el pecho de Vincent y termine por empujarlo con toda la fuerza que tenía.

Vincent se separó de mí, y a pesar de que estaba viendo lo enojada que estaba, este último solo me miro con esa endemoniada sonrisa suya.

—¡¿Por qué hiciste eso?! —le pregunte a Vincent mientras lo miraba enojada

—Perdón, perdón, me deje llevar —me dijo Vincent mientras sonreía.

—¡Me dijiste que solo me querías como una empleada nada más! —le grite a Vincent.

—Y es cierto Teresa, solo te quiero como una empleada —me dijo Vincent, su expresión cambio de repente, a una muy seria.

Era increíble cómo podía cambiar sus expresiones de forma tan fácil.

Este tipo tenia madera de actor, o más bien se podía decir que tenía el ser actor en su sangre.

— ¡¿Entonces por qué me besaste?! —le grite a Vincent.

Anteriormente me dijo que solo me quería como una empleada, sin ningún motivo oculto, pero después va y me besa solo segundos después.

¿Cuál es su juego? O más bien ¿Qué estaba pensando? Decía una cosa y después hacia otra, este tipo es impredecible.

—Ya te lo dije Teresa, solo me deje llevar por el momento nada más, no fue gran cosa —me dijo Vincent.

—¿No fue gran cosa? Me besaste y yo no quería —le dije a Vincent.

— ¿Y por qué no me apartaste enseguida? Y es más… ¿Por qué me respondiste el beso? —me pregunto Vincent, mientras volvía a darme esa molesta sonrisa suya.

Odio esa sonrisa… es muy molesta.

— ¡Adiós Vincent! —le dije a Vincent, mientras me giraba y empezaba a caminar a paso rápido.

—Oye ¿A dónde vas? —me pregunto Vincent mientras me seguía.

—A mi casa, ya no es necesario que me acompañes —le dije a Vincent, sin voltearme a verlo.

—Te dije que te iba a acompañar hasta tu casa Teresa, y soy un hombre de palabra —me dijo Vincent mientras caminaba detrás de mí.

—¡No es necesario! Mi casa está en la siguiente cuadra, ya has cumplido con tu palabra —le dije a Vincent mientras me giraba y le señalaba mi casa, la cual estaba a unos 100 metros o un poco más de distancia de nosotros.

En todo este trayecto, habíamos caminado juntos y debido a la conversación el tiempo paso volando y llegamos a mi casa rápido, de no ser porque nos detuvimos a hablar, ya hubiéramos llegado.

—Así que esa es tu casa… —murmuro Vincent mientras miraba en dirección hacia mi casa.

¡Mierda! ¿Qué diablos hice? Ahora sabe dónde vivo.

¿Por qué demonios le señale mi casa y no otra? ¿Qué tan tonta soy? Piensa Teresa, piensa… aunque no sé qué tienen Tomas y Vincent que estando con ellos es difícil controlarse y pensar las cosas de forma clara.

—Ya llegamos Vincent, no es necesario que continúes conmigo, vete a tu casa, adiós —le dije a Vincent mientras me giraba y salía disparada hacia mi casa.

—Bien, ¡Te llamare luego para decirte todos los detalles del empleo! —me dijo Vincent desde la distancia.

¡Maldición! Se me olvido también, en medio de nuestra conversación el bastardo también me saco mi número de teléfono, fue un tonta jugarreta en el cual él me dio su número de teléfono y me engaño para que yo le diera el mío.

Vincent parecía ser un tipo simple pero era bastante astuto, cuando vi la jugarreta que me hizo para que le diera mi número de teléfono, me quede sorprendida, y ahora él sabía dónde vivo y la forma en la cual contactarme.

Nada bueno podía salir de todo esto… debo empezar a ser más cuidadosa.

En 19 años de vida no había cometido tantas tonterías como las que había cometido en solo este último día, primero fue Tomas, y ahora Vincent, ¿Qué tienen esos 2 que hace que mi rutina diaria se vuelque de cabeza?

Ignore las últimas palabras de Vincent y continúe caminando en dirección hacia mi casa, había sido un largo día, el asunto con Tomas, el asunto en el restaurante, el asunto con Vincent, fueron muchas cosas y necesitaba acostarme en mi cama para poder pensar bien.

Mientras caminaba a mi casa, recordé que Tomas me iba a mandar el acuerdo de novia de alquiler esta misma noche, ya debió habérmelo enviado y aun no lo había revisado.

Tenía curiosidad por ver qué tipo de acuerdo había hecho, no sabía mucho de leyes, pero por suerte tenía una amiga que estudiaba para ser abogada.

Daisy en estos momentos ya debe estar en mi casa esperándome, ella era abogada y sabría aconsejarme con respecto a este acuerdo que Tomas me iba a enviar.

Mientras pensaba en Daisy, no pude sentir un gran anhelo por hablar con ella, Daisy era mi más antigua y mejor amiga, la única que había conservado de mis tiempos de la secundaria, y ahora en estos momentos era donde más la necesitaba.

Habían pasado demasiadas cosas el día de hoy, y necesitaba hablarlo con alguien, y de entre todos mis conocidos, solo podía hablarlo con Daisy, mi madre estaba en el hospital, mi hermano… ni loca le contaría sobre mis asuntos, y menos cuando se trataba de hombres.

Alguien conservador como él que se creía tontamente como el “hombre de la casa” de seguro empezaría a sermonearme y enojarse conmigo y quien sabe lo que haría, tenía 19 años, pero él pensaba que solo porque era hombre y mayor que yo podía darme ordenes que yo tendría que aceptar sin rechistar.

Además de mi familia, mis otras amigas de la universidad no eran tan cercanas a mí como para revelarles todo lo que había pasado este día.

De entre todos mis conocidos, solo Daisy era la persona con la cual podía llegar a abrirme por completo.

Cuando pensé en el acuerdo de Tomas, en Vincent y en Daisy, la emoción en mi siguió aumentado, y termine por casi correr para poder llegar a mi casa y poder verme con Daisy.

Finalmente llegue a la puerta, tome mis llaves y la abrí, entre emocionada, quería ver a mi amiga, no quería seguir esperando, pero justo después de entrar, pude sentir una atmosfera de 1000 demonios en el ambiente.

Esta atmosfera me sorprendió, y un instante después, pude notar a Daisy, la cual estaba sentada en el sofá de la sala.

Daisy tenía un expresión desagradable en estos momentos, muy desagradable de hecho, su ceño estaba fruncido y se encontraba mirando… a mi hermano, el cual estaba parado a una cierta distancia de ella.

Mi hermano también tenía el ceño fruncido y estaba mirando a Daisy.

Cuando mire a ambos, y sentí la atmosfera a su alrededor, pude saber que había pasado.

Al parecer ambos, mientras yo no estaba… habian tenido alguna clase de pelea.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO