Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 76

PDV Saint

Cuando las palabras de Daisy fueron escuchadas por mis oídos me sentí muy

mal.

Teresa se había ido hace solo unos minutos, si hubiera venido antes la

hubiera alcanzado, pero eso no era lo importante.

Yo había venido aquí para poder evitar que Teresa cometiera alguna tontería

de la cual podría arrepentirse más adelante en el futuro, fue por eso que ignore

la reunión de negocios con mi socia y vine aquí… todo lo hice por ella.

Ahora, en estos momentos, mi hermana debe de estar reunida con mi socia,

tratando de ganársela para su causa y poniéndola en mi contra, no pude evitar

arrepentirme de mi decisión.

Si Teresa hubiera estado aquí y esta visita hubiera cumplido su propósito,

no me sentiría mal debido a mi decisión, pero Teresa no estaba aquí, y mi viaje

a este lugar fue en vano, no había servido de nada.

Había tomado una decisión que quizás sería perjudicial para mí en el

futuro, y todo lo hice por Teresa, pero ella no estaba aquí, todo había sido en

vano, y ahora mi hermana podría aprovecharse de mi decisión fallida.

Imaginarme la alegría que mi hermana debe de sentir en estos momentos

debido a mi torpe decisión me hizo sentir muy mal, mi ánimo cayó al suelo, había

tomado mi decisión y fue errónea, Teresa nunca me necesito para evitar tomar

una decisión estúpida, ¿Cómo pude haber pensado que ella terminaría teniendo

sexo con estos tipos tan feos?

Teresa era una virgen que incluso se negó a acostarse con alguien tan guapo

como yo, y eso fue a pesar de que iba a ganar 300.000 dólares a cambio de darme

su virginidad, si ella incluso rechazo estar con un Adonis como yo a pesar de

que ganaría una gran cantidad de dinero ¿Cómo pude pensar que le daría su

virginidad de a gratis a un monto de chicos feos?

No tenía excusas… tome una muy mala decisión, no había otra forma de

decirlo.

—Vincent ¿Te encuentras bien? —me pregunto Daisy mientras se acercaba a mí

y tocaba mi hombre.

—Sí, estoy bien, gracias por decirme lo de Teresa —le dije a Daisy.

—Sabes, si te apuras quizás seas capaz de alcanzarla —me dijo Daisy.

—Gracias por decírmelo, veré que hago —le dije a Daisy mientras caminaba

para salir de la casa.

Estaba abatido, me molestaba haber tomado la decisión errónea debido al

pánico que sentí en ese momento de crisis, debí haber pensado las cosas de

forma más fría como lo hacía mi padre, mi hermana se parecía más a mi padre que

yo y era capaz de ser igual de fría que él.

Era por esa frialdad que caracterizaba a ambos al momento de tomar

decisiones pragmáticas que ambos se llevaban bien, no tanto como una relación

fraternal de amor incondicional como padre e hija del mundo color de rosa en el

cual vivía Teresa, pero si se podía decir que la relación de mi hermana con mi

padre era mejor que la que yo tenía con él.

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