PDV Saint
Cuando las palabras de Daisy fueron escuchadas por mis oídos me sentí muy mal.
Teresa se había ido hace solo unos minutos, si hubiera venido antes la hubiera alcanzado, pero eso no era lo importante.
Yo había venido aquí para poder evitar que Teresa cometiera alguna tontería de la cual podría arrepentirse más adelante en el futuro, fue por eso que ignore la reunión de negocios con mi socia y vine aquí… todo lo hice por ella.
Ahora, en estos momentos, mi hermana debe de estar reunida con mi socia, tratando de ganársela para su causa y poniéndola en mi contra, no pude evitar arrepentirme de mi decisión.
Si Teresa hubiera estado aquí y esta visita hubiera cumplido su propósito, no me sentiría mal debido a mi decisión, pero Teresa no estaba aquí, y mi viaje a este lugar fue en vano, no había servido de nada.
Había tomado una decisión que quizás sería perjudicial para mí en el futuro, y todo lo hice por Teresa, pero ella no estaba aquí, todo había sido en vano, y ahora mi hermana podría aprovecharse de mi decisión fallida.
Imaginarme la alegría que mi hermana debe de sentir en estos momentos debido a mi torpe decisión me hizo sentir muy mal, mi ánimo cayó al suelo, había tomado mi decisión y fue errónea, Teresa nunca me necesito para evitar tomar una decisión estúpida, ¿Cómo pude haber pensado que ella terminaría teniendo sexo con estos tipos tan feos?
Teresa era una virgen que incluso se negó a acostarse con alguien tan guapo como yo, y eso fue a pesar de que iba a ganar 300.000 dólares a cambio de darme su virginidad, si ella incluso rechazo estar con un Adonis como yo a pesar de que ganaría una gran cantidad de dinero ¿Cómo pude pensar que le daría su virginidad de a gratis a un monto de chicos feos?
No tenía excusas… tome una muy mala decisión, no había otra forma de decirlo.
—Vincent ¿Te encuentras bien? —me pregunto Daisy mientras se acercaba a mí y tocaba mi hombre.
—Sí, estoy bien, gracias por decirme lo de Teresa —le dije a Daisy.
—Sabes, si te apuras quizás seas capaz de alcanzarla —me dijo Daisy.
—Gracias por decírmelo, veré que hago —le dije a Daisy mientras caminaba para salir de la casa.
Estaba abatido, me molestaba haber tomado la decisión errónea debido al pánico que sentí en ese momento de crisis, debí haber pensado las cosas de forma más fría como lo hacía mi padre, mi hermana se parecía más a mi padre que yo y era capaz de ser igual de fría que él.
Era por esa frialdad que caracterizaba a ambos al momento de tomar decisiones pragmáticas que ambos se llevaban bien, no tanto como una relación fraternal de amor incondicional como padre e hija del mundo color de rosa en el cual vivía Teresa, pero si se podía decir que la relación de mi hermana con mi padre era mejor que la que yo tenía con él.
Quizás de no ser porque era mujer, mi padre ya la hubiera nombrado como su heredera, si quería ganarle a mi hermana debía empezar a ser más frio y racional al momento de tomar decisiones importantes y no dejar que el pánico me ganara.
Tenía muchas dudas en mi mente y quería aclararlas, y ahora, nuevamente estaban 2 decisiones distintas enfrente de mí.
Por un lado, podría ir a investigar el por qué Tomas estaba en este preciso lugar y en este preciso momento, justo en el tiempo en que Teresa se había ido de la orgia en la cual estaba, mientras que por el otro lado, podría escoger ir con mi socia y hablar con ella y evitar que mi hermana la engatusara y la pusiese en mi contra.
¿Qué debería hacer?
¿Satisfago mi curiosidad personal? ¿O me enfoco en asegurar mi bienestar futuro y mis relaciones de negocios con mi socia?
¿Cuál decisión debería tomar ahora?
Tenía curiosidad por saber la razón por la cual Tomas estaba en este lugar en este momento, pero por otro lado debía apurarme si quería llegar a tiempo al aeropuerto evitar que mi hermana pasara mucho tiempo con mi socia de negocios sin que yo estuviera presente.
Debía tomar una decisión rápida.
Termine por pensarlo un par de minutos, y después de mucha reflexión tome mi decisión, y esperaba que fuera la correcta a diferencia de la anterior.
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