Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 95

PDV Teresa

Camine rápidamente al lugar donde practicaría baile junto con Tomas, en el camino recibí bastantes miradas de los hombres que estaban en la calle, pude sentirlas especialmente en el área de mi trasero.

Esto me incomoda un poco, por lo que camine rápido para poder llegar, desde que Tomas me hizo hacer esos ejercicios en el último mes para poder estar en forma para cuando llegara el baile, mi trasero se había levantando bastante, y ahora las miradas que recibía eran mayores que las de antes.

Y eso sin mencionar que Tomas también me había llevado a un par de salones de belleza para poder arreglarme, según él debía ser lo más llamativa posible en la fiesta de Mía, por lo que mi apariencia había cambiado un poco en comparación a hace 1 mes atrás, llamaba mucho más la atención ahora.

Después de un tiempo caminando, pude llegar al lugar donde había estado practicando baile junto con Tomas, entre rápidamente y allí ya me estaba esperando este último, estaba hablando junto con mi profesora, al cual tenía una ropa de gimnasia bastante ajustada que dejaba ver sus atributos y sus curvas.

En especial creo que uso algo para poder levantar aún más sus nalgas.

No era necesario que llevara este tipo de ropa frente a nosotros, había visto las miradas que le lanzaba a Tomas de forma discreta, sabía que le había gustado y usaba eso para llamar su atención y no le importaba que estuviera conmigo.

Eso me molestaba, a pesar de que nos veía juntos, esa mujer no le importo y trataba de seducir a Tomas justo enfrente de mí, en una ocasión pude escuchar cómo le pedía su número a Tomas para poder contactarlo cuando tuvieran que hablar de cosas con respecto a nuestro baile.

Era una excusa muy obvia, pero Tomas aun así le dio su número, y mientras estaba en mi casa no podía parar de pensar que podían hablar esos 2 si yo no estaba presente.

Vi por un rato a Tomas y mi profesora antes de salir disparada hacia él, los salude a ambos mientras tomaba la mano de Tomas y les decía a ambos que estaba lista para la práctica.

Tomas me saludo de forma normal, pero mi profesora me dio una mirada enojada, le molesto que la interrumpiera al parecer, pero la mire con ojos desafiantes mientras Tomas nos hablaba a ambas para poder empezar con la práctica.

Mi profesora y yo le hicimos caso a Tomas y nos pusimos a bailar, la fiesta de Mía sería un par de días, y en ella tendría que bailar bailes de salón junto con Tomas, no tenía práctica, por lo que Tomas y yo por lo general pasábamos varias horas al día en esto.

Había pisado muchas veces a Tomas en las practicas pero por suerte pude agarrarle el truco después de mucha práctica, ya tenía la técnica casi dominada por los momentos, creía que podría hacerlo bien cuando tuviéramos que bailar juntos.

Mi profesora continua instruyéndonos a ambos, cambiamos a una posición en la cual Tomas tuvo que poner su mano en mi cintura mientras bailábamos de forma algo lenta, mientras estábamos en esta situación y mientras nuestra profesora nos guiaba, pude sentir como la mano de Tomas bajaba.

En un abrir y cerrar de ojos pude sentir como su mano me apretaba mi nalga derecho, cosa que soltar un gemido pequeño, por suerte no fue muy alto y la profesora no escucho.

Su agarre no duro mucho tiempo, ya que cuando tuvimos que giraros y mi espalda estuvo en dirección a los ojos de nuestra profesora, Tomas quito rápidamente su mano de mis nalgas y la volvió a colocar de nuevo en mi cintura.

Cuando mi espalda y no estuvo en la mira de la profesora, Tomas volvía a hacer de las suyas y volvía a apretarme una de mi nalgas, solo que en esta ocasión fue la izquierda.

Cada vez que mi espalda quedaba fuera de la vista de la profesora, Tomas aprovechaba para tocarme y apretarme mis nalgas, y de hecho en una ocasión acerco su boca a mi oído y me dijo que los ejercicios estaban funcionando, ya que podían sentir como mis nalgas estaba “duras y firmes”.

No se cómo la profesora no se daba cuenta, a pesar de que Tomas hacía de las suyas cuando mi trasero fuera de su mira, aun así creo que debió notarse cuando su mano bajaba y subía de esa forma.

No era lo único que Tomas hacia cuando mi posición lejos de su mirada, también se acercaba mucho más de lo que debía y apretaba su pecho con el mío, podía sentir como la presión en ambas tetas, en especial en mis pezones.

¿Cómo la profesora no se da cuenta de eso?

No era la única vez que lo hacía, desde que domine la técnica y ahora podíamos bailar de forma fluida, Tomas había empezado a hacer este tipo de cosas a sus espaldas, la primera vez que lo hizo termine por soltar un gemido fuerte, tuve que explicarle a ella que Tomas me había pisado y por suerte este último lo confirmo, sacándola de dudas.

Desde entonces Tomas había estado tocándome de esa forma en cada uno de nuestros bailes, no sé si era por la sensación de poder ser descubiertos por nuestra profesora o era porque estaba teniendo algo de intimidad con Tomas justo delante de ella, alguien que solo podría imaginarse como serían los toques de este último, pero cualquiera que fuera la razón, esas sensaciones que sentía eran bastante fuertes, quizás por la adrenalina, mis pezones se volvían duros como roca y no ayudaba que Tomas los presionara con su pecho a cada momento.

Cada vez que terminábamos, tenía que ponerme un suéter o un abrigo amarrado en mi cintura para poder tapar mi zona intima… podía sentirla húmeda cuando terminábamos y me moriría de vergüenza si alguien lo notara mientras camina en las calles y si mi profesora lo notaba… las mujeres eran más perceptivas y ella tenía una vista muy buena para poder darse cuenta.

Finalmente Tomas y yo terminamos con nuestra sesión de baile de hoy, ambos estaban sudados por varias horas de práctica continua, Tomas se había aprovechado de mí durante todo este tiempo, tuve que hacer lo mismo de siempre y amarrarme un suéter poco después de terminar para que nadie pudiera notar con facilidad lo mojada que estaba allí abajo.

Esta sensación era algo frustrante, era como solo ver pero no tocar… bueno Tomas si me tocaba, pero no hacía nada más, y eso era frustrante ya que dejaba la zona entre mis piernas echa un mar pero no hacía nada para poder calmarlo.

Ahora entendía a los hombres que se quejaban de no poder “comer” lo que estaban “observando”.

Tomas y yo fuimos con nuestra profesora, este le dio las gracias por su tiempo y planeo con ella algunas últimas sesiones para poder refinar nuestros bailes, pude notar como ella le lanzaba varias indirectas, y e incluso le dijo para poder comer juntos y ver que podían hacer para poder hacer un baile mejor, hasta se ofreció ser su pareja de práctica.

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