Cuando Daniel vio que Camila estaba caminando hacia él, levantó ligeramente las cejas. De verdad, estaba muy guapa hoy. Pero en cuento vio el maquillaje de Camila, se puso descontento. Estaba maquillada demasiado y no parecía natural. ¿Camila no sabía que él odiaba mucho a las mujeres así?
Daniel se dio una vuelta y quería irse. Sin embargo, en el momento siguiente, podía sentir claramente que su brazo se apretó por alguien. Vio hacia a su brazo. Camila ya lo había cogido por brazo.
-Daniel- Camila llamó a Daniel con un tono cariñoso. Su voz era muy atractiva. Daniel supo que Camila lo estaba seduciendo.
-Vamos a bailar. ¿Vale? -le pidió Camila con tono mimoso. Daniel se sintiera un poco a disgusto por ella. De repente, recordó a Amelia. Tenía una cara muy hermosa sin maquillar. Daniel no entendió por qué de repente recordó a esa mujer en este momento.
Daniel quitó la mano de Camila fuerte. No le interesaba nada Camila ahora. Antes tampoco odiaba tanto a ella. Tal vez fue por Amelia. Ya encontró a una mujer tan hermosa que no quería mirar a ninguna mujer más.
Tan pronto como Daniel quitó la mano de Camila, ella cogió el brazo de Daniel fuerte de nuevo. Todavía tenía la sonrisa. A ella no le importaba nada lo que Daniel le hiciera, sólo podía estar con él. Ya estaba satisfecha.
-Daniel. Hoy es el cumpleaños de mi padre. Todavía no le has felicitado -dijo Camila mientras lo llevó hacia a Héctor Fernández. Pensó que Daniel la trataría tan fría delante de su padre. De todas formas, la familia Fernández no era cualquiera. Daniel no pudo desdeñarla.
Daniel quería rechazar. Pero cuando miró a Héctor, justo estaba mirando hacia a ellos también. Parecía que Héctor también los saludó sonriendo desde lejos.
Daniel no tuvo más opción. Caminó hacia a Héctor. Tampoco sería una persona maleducada. Pero Camila no le importaba nada. Tal vez había otra razón. Era sobrina de Sonia, por eso odiaba a Camila también. Incluso odiaba a todos de la familia Fernández.
-¡Feliz cumpleaños! Héctor -dijo Daniel y levantó su copa para brindar.
Héctor miró a Daniel y miró a su hija que estaba a su lado. Una luz brilló en sus ojos, pero desapareció en un instante.
-Daniel. Muchas gracias por tus felicitaciones. Espero que puedas tratar bien a mi hija. En la familia Fernández sólo tenemos esta hija tan preciosa. No quiero que sufra nada en el futuro -dijo Héctor. Y durante el tiempo de hablar, se brindaron y bebieron el vino en sus copas.
La mirada de Daniel estaba más profunda. Nadie pudo entender qué estaba pensando.
-Por supuesto. La trataré bien -tan pronto como terminó de hablar, bebió todo el vino que quedaba en su copa.
Camila se sentía muy contenta por las palabras de Daniel. Ya había dicho frente a su padre que no la dejaría sufrir nada en el futuro. Ella creía que seguramente la trataría muy bien.
-Daniel. Vamos a bailar -Camila aprovechó la oportunidad para decir. A pesar de que sabía que Daniel no quería ir, delante de su padre no la rechazaría. Sus ojos estaban llenos de felicidad.
Los labios de Daniel se curvaron ligeramente. Esta mujer realmente tenía muchas intrigas.
-Vale -dijo Daniel en una voz fría pero muy agradable.
Camila estaba muy contenta al escuchar su respuesta. En este momento, no importaba nada su voz fría. Cualquiera que dijo era agradable para ella.
-Parece que mi hija tienes novio, y olvidas de tu padre. Bueno, que os disfrutéis -dijo Héctor sonriendo. Si su hija se casó con Daniel, la familia Fernández sería más poderosa. Tampoco tendría que preocuparse de las deudas que tenía.
-Héctor. ¿De qué estás hablando? -dijo Camila con un tono lleno de vergüenza. Sin embargo, no fue difícil ver la satisfacción en su cara. Aunque Camila era mala, querer a Daniel era verdadero. Todo el mundo lo sabía. Y lo quería con todo que pudo.
Camila cogió el brazo de Daniel y se fueron. Parecía una pareja perfecta. Sin embargo, en la mente de Daniel siempre parecía Amelia. Pensó que ella todavía debería estar esperándolo ahora.
Acabaron de entrar en la sala de baile, vieron que Carlos y Paula entraron también.
Camila los vio, no pudo evitar reír a carcajadas.
-¡Qué interesante! Dos hermanos bailan juntos -se burló de ellos. No podría ser amor entre hermosos. ¡Qué inmoral!
Carlos y Paula no habían notado a Carlos ni Camila. Pero cuando escucharon las palabras de Camila, Paula se puso negra en seguida. De repente miró a Daniel.
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