"¿Has averiguado cómo se conocieron esos dos?" Bruno no le había dado mucha importancia a Eric, pero ahora resultaba que vivía al lado de Julieta.
"Lo he intentado, pero no hay nada que indique que se conocían antes." Hugo se sintió avergonzado al mencionar eso. Era un hacker bastante eficaz, pero cada vez que trataba de investigar a Julieta, se sentía como un incompetente...
Bruno retiró la mirada, "Deja, lo haré yo mismo."
Las habilidades de Hugo no eran nada frente a Julieta.
Joan está sentado allí, escuchando su conversación, sin ningún interés.
Al irse Julieta él volvía a ser frío como siempre.
Al llegar a casa, subió las escaleras sin decir una palabra. Bruno estaba muy ocupado con el trabajo y lo dejó pasar.
Media hora después, tocaron la puerta del estudio. Bruno se dio la vuelta y vio a Joan con su mochila y su maleta pequeña, luciendo como si estuviera a punto de huir de casa.
"¿Qué estás haciendo?", preguntó el padre seriamente.
"Voy a vivir con la Srta. Mendoza." Dijo el niño mientras intentaba arrastrar su maleta y salir. Bruno frunció el ceño y gritó: "¡Joan, no te muevas!"
Su voz era tan fuerte que todos los sirvientes de la casa oyeron su enfado.
El niño sabía que Bruno estaba enfadado, así que se detuvo un poco temeroso.
De haber sido antes, Bruno seguramente habría regañado a Joan.
Pero al verlo tan triste, se contuvo.
Puso sus archivos a un lado, se levantó y se agachó junto a su hijo, "Joan, si vives con la Srta. Mendoza, le causarás problemas."
"¿Qué problemas?" Joan inclinó la cabeza, confundido.
Julieta sonrió dulcemente, "Un besito."
Como siempre, puso su teléfono a un lado, cerró con llave la puerta del hotel y luego apiló varias botellas de vino vacías en la entrada.
No lo hacía porque temía que alguien entrara, sino porque temía caminar sonámbula.
Con las botellas de vino, se sentía más segura, porque si las pateaba, el ruido la despertaría.
Una vez que todo estuvo en orden, Julieta se metió en la cama.
Justo cuando cerró los ojos, su teléfono sonó. Al ver el número en la pantalla, sus dedos temblaron ligeramente: "Julie, he vuelto."
Sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, como si estuviera viendo la cara del demonio. Julieta abrió el mensaje y bloqueó el número.
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