( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD romance Capítulo 20

Ha pasado una semana desde que acepté el trato con Eder Shane. Aún no me he presentado en vivo, puesto que mis clases empezaron y tenía esta semana regalada por parte de mi jefe, al que complacía todos los días en el edificio de KitPer. Un auto pasaba a recogerme todas las tardes a las 5pm, cuando ya había terminado mis actividades y estaba fresca luego de un baño.

El día que llegue a la universidad me sentí realmente cohibida como hace mucho no lo hacía, mucha gente, todos acelerados, tratando de cumplir su propio ritmo, ahí me sentí en un mar de emociones pero sí, encontré mi lugar.

Mamá se despidió y creo que nuestra relación nunca fue tan buena, me gustaba el hecho de que se atreviese a retomar su vida y saliera con ese tal Hector que tal vez luego pueda presentarme, cuando me digne a ir al pueblo infernal donde ella ama habitar.

Era la mitad del último período, solo una hora y cuarto más y podría irme, en ese momento mi celular sonó y la pantalla marcaba la letra E- como tenía registrado a mi sexy jefe-.

-Hey, boss...- saludé con voz sexy, el profesor acababa de salir del aula por unos archivos y aproveche para tomar la llamada.

-Mi dulce caramelo... ¿Ocupada? - su voz sonaba ronca y eso me gustaba. Últimamente sentía muchas emociones estando a su alrededor y necesitaba evaluar el asunto, no quería mezclar mis sentimientos con la persona menos debida para aquello, un sádico empresario como Eder no tomaría en serio mi problema -sentimental- y definitivamente le cortaría las bolas si se atreviese a burlarse de mi.

-Siempre, bonito, pero dime que necesitas- traté de sonar pesada y el sólo río.

-Pues muchas cosas, bonita- me devolvió el apodo con cariño- ¿Que llevas puesto?

El amaba preguntarme eso, sobretodo cuando mi respuesta incluía tres palabras claves

-Pues un vestido hasta el muslo, color rosa con flores blancas, mis vans negras, mi mochila...- amaba jugar con él.

-Y...? - me instó y tragué una carcajada.

-No llevo tanga.

-Sabes que eso es lo que me encanta de ti, ¿no? siempre tan atrevida y dispuesta a todo- sonaba más ronco aún y mi sonrisa fue radiante, el profesor debía de acercarse ya que algunos compañeros que estaban de pie y hablando fuera volvían apresurados a sus lugares.

-Eder, se acerca el profesor-advertí divertida

-Bien, bebé, hoy te recogeré yo. Quiero que veas algunos shows en vivo para que te adaptes un poco, en dos días iniciaremos con la sesión de fotos y cuando lleguen las pruebas que te hicimos, empezaras en un Live.- Se encargaba de la higiene como si de un putero se tratara pero entendía los cuidados, muchos trabajan en parejas y hasta en grupos y desean mantener la mayor seriedad y todos los temas que incluye en oficio.

-Ok, jefe. Nos vemos- me despedí y colgué justo cuando la voz del anciano profesor de Economía sonaba estridente.

Sus horarios eran locos y pesados, mi rutina de ejercicios empezaba a las cinco de la mañana, ¡por Dios! Al menos tenía un show de carnes sexys para ver mientras sudaba como una puerca y mi cuerpo tonificado cada día más, lo valía.

El resto del día pasó como de costumbre y al atravesar las puertas la típica camioneta negra estaba parqueada, solo que esta vez no me esperaba un chófer cualquiera, sino el puto y sensual señor Shane. Al abrir la puerta y montarme de una manera que mi entrepierna no quedara al descubierto frente a los estudiantes chismosos que admiraban aquel monstruo de tracción, él me sonreía y mostraba un hoyuelo que lo hacía malditamente más sexy.

-¿Me creerías si te digo que eres de seguro la más bella de este sitio?

-Deja tus halagos tontos- me reí pero estúpidamente mis mejillas se sintieron calientes. Mi mochila estaba a mis pies y su mano se colocó posesivamente sobre mi muslo, acariciando la parte interna con el pulgar. El bufó con mi respuesta.

-¿No hay beso para papi?- casi me río como demente cuando mi mente se imagino a Edward y no, definitivamente este papi estaba mejor, aunque el viejo no tenía nada que envidiarle. Me acerque a él y tome su cabeza con rudeza aunque besé sus labios con delicadeza, como si de una puberta se tratase. Cuando mi lengua hizo contacto con la suya sentí un click dentro de mi y mi núcleo empezó a calentarse. Este hombre me llevaba a un nivel de excitación muy alto desde el minuto uno, y no pensaba parar.

Nos alejamos lo suficiente para tomar aire, el auto seguía apagado y note su respiración alterada cuando se alejo de mi para encenderlo, eso subió mi ego, más aún cuando mi mano encontró lugar en su muslo, así como él lo había hecho y sentí la rigidez del pantalón cubriendo su erección.

Ninguno dijo nada y seguimos en un cómodo silencio relleno por música hasta que llegamos al edificio elegante y discreto donde se encontraba un lugar lleno de perversiones.

Me sorprendí cuando, en lugar de seguir el típico camino al ascensor para continuar, Eder tomó mi mano y me condujo a un espacio totalmente distinto a los que ya conocía en mis anteriores visitas. Al parecer, aquella elegancia era la fachada disimulada de la verdadera entrada donde las Stars se encontraban.

En el extremo contrario al habitado por la recepción y la zona donde siempre veía un par o más de empleados, había una gran puerta cuidada por dos guaruras de gran tamaño y cara de seriedad, ellos asintieron en forma de saludo a mi jefe y me miraron sin decir palabra.

Al contrario de las paredes blancas que gobernaban la otra zona, estas estaban cubiertas por un color vino haciendo el lugar más oscuro, inmobiliaria de color negro y metalizada se encontraba repartida, un área de juegos con mesa de billar, una ruleta y una máquina de lotería, otra zona con un enorme TV plasma y un gran sofá en forma de L de cuero negro y una mullida alfombra color hueso, también existía un lugar de juntas, con una larga mesa y una única silla diferente y presidencial en un extremo. Cada zona estaba separada con paredes de vidrio lo que daba la sensación de un único espacio pero que en realidad estaba bien dividido.

Justo en el medio había una isla para recepción más sencilla que la de la entrada del edificio. Marmol negro de arriba a abajo y una pelirroja con un lunar bajo el ojo derecho que le daba el aspecto de una puta irlandesa justo en el medio, usaba una camisa de vestir muy ajustada de color negro la cual casi revienta ya que sus enormes senos se apretaban contra los botones. Una falda negra muy ajustada y tacones negros de aguja, parecía una de esas actrices porno con rol de secretaria. Y su sensual manera de mirar a Eder dejaba al descubierto que alguien no tenía problema con cumplir esa fantasía. Eder me miró pero quise reírme de su gesto, sentimientos crecían por él pero aún no crecían los celos, eso era algo que parecía no existir en mi.

La mujer caminó a nosotros meneando sus caderas y sonriendo ampliamente.

-Señor Shane, bienvenido. Espero que se encuentre de maravilla, ¿desea un café?- su voz era melodiosa pero al mismo tiempo empalagosa. Eder la evalúo pero imagino que estaría cansado de comérsela así que la saludo sin más.

-Nelly, no gracias. Te presentó a Sweet Candy, nuestra nueva Star.- ella me miró de arriba a abajo tal cual como yo había hecho con ella, al parecer le gustó lo que vio ya que no pasé desapercibido el mordisco que le dio a su labio inferior y de repente se me antojo una melena roja mordiendo mi clítoris.

-Un placer.- dijo corta y precisa lanzando chispas con sus ojos, y no de enojo. Yo le sonreí arrasadora y guiñé mi ojo- Pues imagino que el tour se iniciará de inmediato, señor. Puedo iniciar con la Star en el áre--

-No es necesario, Nelly- la detuvo- Esta vez yo le daré el tour.- Ella asintió y volvió a mirarme, esta vez con curiosidad. Esa mirada quedó picando en mi y me aseguraría de aclarar mi duda.

Eder aún tomaba mi mano así que con sutileza me solté de su agarre cuando me indicó caminar hacía una disimulada puerta del color de las paredes que se ocultaba detrás de la recepción. Por supuesto que él se dio cuenta y afianzo su agarre en mí sosteniendo mi cintura y apretándome a su lado. Al cruzar la puerta me di cuenta que no había nadie más en el estrecho pasillo y aproveche el momento para pararlo ahí.

-Oye, oye, dime algo.- le susurré apartándome de su lado para quedar frente a frente, sin tomar en cuenta que el callejón era estrello y quedé apretujada contra la pared y él. Se detuvo a escucharme con un leve fruncimiento de ceño- ¿A que se debe tanta posesividad, bebé?- le hable dulcemente, se rió suavemente pero el enojo no se le pasó, lo veía en sus amarillentos ojos -No querrás que--

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