( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD romance Capítulo 23

-Eso es nena, así- Acomodé mi pose, dejé mis nalgas más a la vista y el diminuto hilo dental negro apenas y cubría mis labios vaginales. Estaba en cuatro y sonreía a mi espalda tratando de verme lo más linda posible.

Rocco me deslumbraba con el flash y pasaba varios segundos viendo blanco. Su voz era chillona y estaba casi segura de que el hecho de tener un fotógrafo gay -y muy profesional- para "que me sintiese más cómoda" era únicamente idea de Eder.

Como si no me sintiese más cómoda con un hijo de puta que pudiera soltar la cámara y empezar a follarme encima de ese felpudo color rosa chillón.

-Bien bebé, ahora fuera la ropa- Sus ojos marrones tenían más sombra que los míos y se me hacía un poco cómico que cada dos minutos acariciara su cabello rubio platinado. Tal vez si me sentía cómoda pero nunca lo admitiría.

Estábamos solo Rocco, Naomi -su asistente y la encargada de las luces-, Lía -mi estilista decretada por el imbécil Shane- y yo. Era una de las habitaciones que permanecía vacía y se utilizaba para este tipo de cosas, bien ambientada y preparada para cada estilo distinto.

Me quité la ropa sin pudor alguno y solo con mis tacos negros de aguja, la gargantilla brillante y los brazaletes a juego, empecé una nueva ronda de fotos.

Algunas sonrientes, otras serias, unas mirando a otro lugar y otras muy, pero muy, provocativas.

-Ok, juguetes, rápido, mi amor!- apuraba a Naomi para que trajera ante mi tres consoladores de distintos tamaños, totalmente limpios, debo suponer, ya que todo el lugar brillaba por su buena higiene- No tienes que ponerles nombre, mami, dale!- ahora el apuro fue para mi y con exasperación escogí uno dorado del tamaño de un buen pene y deje atrás el negro XL y el rosado de dos cabezas.

Me ubiqué en el sofá blanco que estaba junto a una ventana, facilitando un poco el trabajo de la pobre Naomi quién luego de lidiar tantas horas con Rocco, seguro que deseaba matarlo.

-Eso, perfecto, Naomi ayudala con las piernas- cambió su orden y tanto la chica como yo estábamos un tanto exasperadas, cuando la pobre me ayudó a conseguir una posición que le agradara a su majestad real, cuando mis tacos se encontraban juntos en el aire mostrando mi vagina y mis pechos apenas se veían, Rocco me mandó a jugar con el dildo en mis manos y juro que por primera vez en mi vida sentí vergüenza.

.

.

.

El quinto día luego de las fotos Eder Shane no aparecía. Me estaba preocupando y me carcomía no tener quién aclarara mis dudas, ¿le habría pasado algo?¿todo estaba bien? No contestaba mis mensajes y mis llamadas eran rechazadas y luego de eso decidí seguir a mi orgullo y que el hombre apareciera cuando el diese la gana.

La universidad era mi única luz al final del túnel, me mantenía ocupada y animada, aún cuando no socializaba más que con profesores y un gordito que me ayudó a encender la computadora una vez. La ciudad era golpeada por una ola de calor y los vestidos veraniegos se habían vuelto mi armadura.

A eso de las 2pm salí de mi clase de Economía para dirigirme hasta el salón de Metodología, tenía unos minutos para llegar y decidí revisar mi teléfono en el camino, esperando encontrar algún mensaje de mi felino favorito.

Nada.

Con la mochila en mi hombro y mi corazón lleno de frustración continúe caminando mientras veía las llamadas y de un momento al otro mi mochila se soltó de mi agarre, haciendo que cayese al piso y casi yo con ella. Maldije entre dientes y aproveche que nadie había visto mi incidente puesto que el corredor estaba sin un alma, me doble intentando recoger mis cosas rápido cuando algo me atropelló por detrás y unas manos masculinas- lo sé por el tamaño - sujetaron mis caderas y un pene se ubico en mi culo expuesto -mi manía de preferir tanguitas finas con vestidos cortos- el único problema en esta situación es que... bueno, ¿quién coño era?

-Wow!!!- La voz alarmada me hizo soltar un gritito y caí en el piso, junto con todas mis cosas. Levanté la cara dispuesta a emputarme con quien fuese ese idiota pero solo me embobe, y sí, ahora quería que continuáramos en la posición anterior - Perdoname por favor, venía distraído, no vi cuando te detuviste y yo... no quería...- habló atropelladamente y como buena samaritana decidí ayudarlo.

-¿No querías arrecostar tu pene en mis nalgas, eh?- me burlé, haciendo que su color fuese aún más sonrojado y una sonrisa arrasadora se formó en su boca- sí, suelen suceder muchos accidentes como ese. Gracias- agradecí honestamente que estirara sus brazos para invitarme a levantarme y lo vi de cerca.

Era ligeramente moreno, su cabello liso y en puntas rebeldes, en su oreja había una expansión pequeña y creo que era lo único pequeño en su cuerpo. Sus ojos celestes contrastaban ampliamente y lo hacían parecer irreal, podría incluso envidiar esas pestañas. Su nariz era recta y sus gruesos labios de un ligero tono rojo que invitaban a mordisquearlos, cuando vi su cuerpo contuve un suspiro, era delgado pero atlético, vestía una camiseta que se ajustaba a su torso de color gris plomo y unos jeans desgastados, unas Air Max rojas y el teléfono en su mano -culpable de mi atropello- y a estas alturas debía de parecer una acosadora.

-¿Nunca te han dicho que pareces un chico cuando mira a una chica?- Bromeó y me hizo mucha gracia. Sí, ya me lo han dicho. Me encogí de hombros con burla.

-No sé, es que quiero estar segura cuando la policía haga la ronda de sospechosos para descubrir quién fue el pervertido que casi me embaraza sin querer. - Su risa era hermosa y a este punto sabía que ya me había mirado como yo hice con él: con deseo.

-Pues mira que si te olvidas de mí, podría volver a atropellarte- me siguió la broma - tal vez a la próxima lo haga bien y ¡zas! gemelos- su risa fue contagiosa.

-Estas loco- negué con la cabeza mientras aún sonreía.

-Soy Adrien Belanger.- se presentó cuando me invitó a caminar a su lado.

-Mi nombre es Verónica Tocker.- dije con educación y el me miró fijamente -¿Qué?- pregunté curiosa. Ya dije que la prudencia no es lo mío, no me culpen.

-Hermoso nombre para hermosa chica- murmuró con una pequeña sonrisa.

-Oh, no me digas que esas frases te sirven para ligar- me burlé de él y la verdad sí era muy gracioso que, siendo tal lindo, dijera esas tonterías.

-Claro que me sirven, son clásicos- dijo como si hablara con una retrasada y yo sonreí con todos mis dientes- sino, ¿Cómo crees tú que cazo a mis presas?

-Pues sí, tienes razón. Para presas debe de servirte... Lastima para ti que yo soy una depredadora- y peor que tú, lo último lo pensé y por más que quise, no lo dije. Me miró mordisqueando su labio inferior y se me ocurrieron varias cosas para hacerle en ese mismo lugar- Tengo que irme, gracias por ¿todo?- me reí y el me siguió- Tengo que llegar a clases.

-Ok ok, pero no me puedes dejar sin tu número telefónico- dijo con un puchero que lo hacía ver el doble de irresistible. Me tendió su Xiaomi sin clave y yo anoté mi número, y cómo cereza en la punta, abrí la cámara para tomarme una selfie rápida y ponerla en mi contacto, así cada vez que buscara mi nombre, tendría una foto mía. Se lo devolví y el me miraba con deseo, algo que sé interpretar muy bien.

-Nos vemos- dije coqueta mientras depositaba un suave beso en su mejilla y salía corriendo para mi salón, no quería quedar fuera de la clase y alcancé a llegar dos minutos antes que el profesor.

Mi celular tembló, motivo de su vibración, era un mensaje y ya imaginaba quién podía haber sido, ya que Eder estaba descartado.

Desconocido: "Me acompaña una duda, ¿dos cazadores puedes cazarse entre sí?"

Registré el número mientras miraba al frente, el sr. Almes escribía en la pizarra y siempre daba chance a copiar cuando terminaba.

"Claro que sí, él ganador siempre es quién muerde más fuerte".

Después de unos segundos, la respuesta llegó.

Adrien B: "Me pregunto a qué sabrás"

Mordí mi labio sin querer luego de leer esa respuesta.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD