La vida esta llena de sorpresas y entre más locas, más grandes las sorpresas.
Pero no todo es casualidad, eso lo supe hace muchísimo tiempo, algunas cosas son minuciosamente planeadas para dar cómo resultado lo que exactamente se espera. El asunto es saber quién carajos ideó el plan.
Por esas cosas es que yo, Verónica Tocker, me encuentro en una cafetería de la que no preste atención, tomando un extraño batido verde y escuchando a una flacucha hablar y hablar, sin encontrar sentido a sus palabras.
Sí, adivinaron. Estoy con mi "amiga" Melissa Rey.
—Desde que te vi supe "Esta chica es candela" pero mi lado celoso salió a flote. Aunque cuando me di cuenta que eras otra chica más en la compañía de mi Osito vi que podía bajar la guardia y ser tu amiga. Tú mereces ser mi amiga, ¿no, Nicky?
Su Osito.
Nicky.
¿Quién coño le dijo a esta loca que sabía poner apodos?
Eder Shane es más un gato, tigre, jaguar, loco, psicopata, sociopata incluso, ¿PERO UN JODIDO OSITO?
Y yo... Dios, mi madre duró 9 meses debatiéndose para el nombre que me daría y esta perra flaca me lo cambia en segundos por uno de hombre.
Tragué un pedazo de lo que creo que era pepino y la miré con la sonrisa más falsa que pude esforzar.
—Claro que sí, Meli.
Contaba hasta cien, no, hasta mil, esa chica no dejaba de hablar. Cruzaba y descruzaba las piernas quién sabe cuantas veces y estaba mareada con tanto parloteo.
—Dios, me muero por hacer pipi, ¿Me acompañas?— Hablaba como una cría y me resistí de poner los ojos en blanco.
—Tranquila, nena, ve tú, no quiero que nos ganen la mesa antes que lleguen los... ¿Como es qué se llama?— Pregunté inocente
—Muffins Orange. Son de naranja y zanahoría, super in.
—Ajá, eso. Ve, ve—La apuré.
Y mi milagro llegó.
El jodido Samsung extraterrestre con forro de peluche rosa fue olvidado en la mesa y asegurandome de no ser vista- porque es que de tanto ver series políciacas me había empecinado en escoger una mesa que se perdiera en el ángulo de las cámaras del local- lo tomé y apagué de inmediato. Desbloquearlo sería un suspiro para mi nerd favorito.
La vi salir del baño moviendo sus huesos de un lado al otro, era una linda mujer, más que eso. Todos se abrían a su paso y--
Dios, se chocó contra una camarera y empezó a vociferar llamando al supervisor. La pobre chica trataba de recoger las cosas caídas sin llorar y yo corrí a donde estaban para entrar en mi personaje.
Tomé el antebrazo de Melissa para que me prestara atención y con lágrimas en mis ojos la miré con desesperación, me miró de inmediato.
—Meli, tengo que irme, es... mi mamá, algo personal, ¿Sabes?— Traté de sollozar y me salió estupendo. Si KitPer no me servía, seguro Hollywood me recibiría.
—Por dios Nicky, ¿Hay algo que pueda hacer, amiga?
Llevaba en este personaje la última semana, no me juzguen, pero podía ser tan hipócrita cómo esa vecina que pregunta por tu embarazo y cuando das la vuelta te destrulle hasta la ropa interior.
—Sólo, me iré a casa, Meli. Necesito resolver esto.
—Claro, ve. Yo pago aquí y nos vemos, te llamo, ¿Ok?
—Sí, nena. Gracias.— La besé en la mejilla y salí corriendo limpiandome la boca.
Asco su perfume de puta con brillitos.
Cuando me monté en un taxi que encontré, con mi celular llamé a mi socio en el crimen.
—¿Cariño?— Se escuchaba preocupado y me reí suavemente
—Me podría acostumbrar a eso... "Cariño, ¿Vendrás a cenar?" o "Cariño, abre bien las piernas que voy a llevarte al cielo con mi lengua"-- No me pude burlar más porque los ojos saltones del señor de edad que conducía el taxi me hicieron llevar una mano a la boca por vergüenza. En el aparato, Eder reía abiertamente.
—Pues acostúmbrate sí así lo quieres.—dijo con simpleza.
—Tengo un tesoro.— dije, cambiando de tema. Siempre que llegabamos a un punto incómodo lo hacía, con palabra de doble sentido, y no el sentido sucio que me gusta sino el sentido romántico que me aterra, yo solía huir del asunto, y ya que él no buscaba hacerme cambiar de opinión ni retenerme en el momento de marcharme metáforicamente hablando, entendí que era lo mejor.— ¿Donde nos vemos?
Nuestros encuentros en su oficina ya no se llevaban a cabo por cosas obvias. Aunque siempre soñé con que Melissa llegara cuando yo estuviera de piernas arriba para él sobre el escritorio. Pero mi sueño aún no era real. Y el tenía cierto recelo cuando lo invitaba a pasar a mi apartamento por la idea de que me encontraba teniendo sexo con Adrien por todos lados, y eso no dejaba de ser verdadero.
—Hotel Sunday.
.
.
.
Era un enorme edificio blanco muy moderno, el taxista me dejó en la puerta de vidrio enorme custodiada por dos grandes guardias de seguridad vestidos de negro. El nombre del hotel en letras cursivas doradas colgaba en su gran estructura y lleno de palmas, cesped y trabajadores en uniformes negros, se veía exquisito.
Llegué a la recepción y antes de que algo dijiese, la chica tomó un telefono y, luego de dos segundos, me miró, murmuró algo y colgó.
—Señorita Candy, el señor Shane la espera en el penhouse. Los asensores están de aquel lado.— señaló a las puertas metálicas de lado derecho— Que su estadía en el Hotel Sunday sean de se agrado, feliz día.
Me sentí despachada y un poco incómoda, no conocía el sitio y algo que dijo que el dueño era algo quisquilloso.
Subí al monstruo plateado y los números empezaron a subir.
Eder me recibió en una pequeña puerta de rejas negras, arrecostado junto al marco con los brazos cruzados, estaba vestido de manera informal y puedo decir que esa es una de mis maneras favoritas de verlo.
Vestía un pantalón deportivo con estampado militar, una camiseta cuello redondo de color blanco y el cabello despeinado, no tenía zapatos puestos y me sonreía arrebatadoramente. Vagina, tú tranquila ¿eh?
—Caramelito— Me saludó, yo moví mi cabello con nerviosismo mientras me examinaba de abajo a arriba, luego recordé quién soy y puse cara coqueta.
—Quisiera sentirme mal por ella— dije honestamente— Pero saber que estaba tráficando chicas que, si me preguntas, se veían realmente jóvenes— el asintió con pena, lo sabía, algunas parecían adolescentes— entonces que se pudra su lindo culo en la cárcel. Será una linda muñeca— finalicé arrancandole una carcajada.
Terminamos la comida y nos acostamos a ver algo en la televisión plasma, era una suerte que fuese sábado y mis tareas ya estuviesen listas, además Adrien estaba prácticando baloncesto. No teníamos una relación formal, él lo sabía, y ambos aceptabamos el hecho de dormir con otras personas sin dañarnos, pero seguíamos siendo a ojos de muchos, una pareja hermosa en la universidad.
Por lo que el sexo en todas partes de la institución estaba dado por hecho.
Estaba acostada sobre el pecho de Eder, odiaba el hecho de tener que menstruar, ¿Por qué ese castigo tan cruel? Lo bueno era que él no forzaba nada en esos momentos y resultaba siendo una buena compañía sin tener que meterme el pene.
Su mano subía y bajaba por mi espalda y era un momento perfecto.
—Verónica, de verdad te haz dado cuenta de lo que hiciste, ¿Por mí?— Su voz retumbaba en cada espacio de mi cuerpo— Cariño, me haz quitado un enorme peso de encima, creeme que me arrepiento de haber llegado a pensar, en algún momento, que no podrías ayudarme. Eres más de lo que esperaba, gracias por todo yo--
Le corté la parla y besé sus labios, amaba más sentirlo que escucharlo porque las palabras se las llevaba el viento y aunque lo nuestro no era nada, era mi nada favorito.
Dejé de besarlo cuando su erección se hizo presente y me sonrió con una cara penosa que me hizo verlo como un niño, me reí y rodé de lado para salir de encima de él y dejarlo con las bolas azules.
—Quiero que seas honesta conmigo, caramelito— pidió mientras mirabamos al TV, una película con Adam Sandler se transmitía.
—Dispara.
—¿Cuando mierda piensas terminar con lo de Adrien?— mi corazón se contuvo, lo miré con el rabo del ojo y se había acostado de lado mirandome fijamente con toda la seriedad que lo acompañaba siempre. Adiós a mi chico sonriente.
—Eder— empecé sin mirarlo aún.
—No, habló en serio. Sabes que no he dicho nada al respecto porque ciertamente no es un secreto que tuve que dormir con Melissa para poder seguir con el plan. Pero ya eso se acabó, así que acaba tu mierda.
Me senté de golpe y lo miré con cara de pocos amigos
—En serio eres un idiota, cada día me convenzo más de eso— él quería hablar y no lo dejé con mi voz cada vez más elevada— Quieres decirme que tengo permiso de dormir con otro cuando a ti, gran imbécil, te de la gana de tener sexo con otra, ¿Es eso? O sea, cambiamos de pareja cada cierto tiempo o ¿cómo es esto? ¿Qué mierda te pasa?
—Dijiste que somos pareja— su voz estaba llena de sorpresa, no de enojo cómo esperaba, me sorprendí al repetirme las palabras en la cabeza y me frustré con su idiotez.
—Que no, dije que cambiamos de pareja, ¡Estúpido!— grité
—No, no, dijiste que éramos pareja— insistió poniendose de rodillas sobre la cama, quedando muchos centímetros por encima de mí pero sin intimidarme.
—No, dije que cambiamos de pareja sexual, sexual, Eder, todo es sexo, recuerda.— Dije cortante, él tomó los lados de mi rostro y me sostuvo frente al suyo burlón.
—Tú, mi princesa, sólo me perteneces a mí, en todos los ámbitos— fruncí mi ceño y odiaba que no me dejara hablar, me dolían las mejillas— Tú vagina es mía, tus tetas son mías, tus nalgas son mías, todos tus agujeros me pertenecen y, ¿Sabes qué es lo más importante, mi querida Vero?— movió mi cabeza de arriba hacía abajo y me quejé, parecía que asentía— Te diré: Tu corazón es completamente mío.
Y me besó con pasión, estaba muy enojada así que mi parte fue violenta hasta llegar a morder su labio inferior y hacerlo sangrar. Se apartó sonriente y con la sangre cayendo, parecía un verdadero psicópata.
Se recostó carcajeandose para seguir viendo la T.V y aún con ese humor macabro me habló:
—No quiero enterarme de una cogida más con ese tipo, sino me interpondré. Y mira lo que le pasó a mi ex.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD