( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD romance Capítulo 37

A las nueve de la noche sonó el timbre, estaba usando un pijama largo de Patricio Estrella y me sentía furiosa y hambrienta. El pequeño granito y yo teníamos mucha hambre y sólo al grandote se le ocurre prometernos una pizza y tardar tanto.

—Espero que tengas una buena excusa porque yo no-- — me detuvé. No era Eder quién tocaba mi timbre, sino George Jeffrey. Usaba una sudadera gris y ropa deportiva, no se veía tan presuntuoso como antes y sus tatuajes estaban cubiertos. Sus ojos claros me miraban con deseo y la sonrisa en su boca era totalmente falsa.

—Lamento incomodar.

—No, no lo lamentas— contesté cruzandome de brazos, aún estabámos parados en la puerta, él de lado fuera— ¿Qué coño haces aquí? Si Eder te ve aquí juro que va a matarte.

—No creo— se rió— Él está algo ocupado en este momento— dijo con total seguridad. Algo en mi se crispó. ¿Por qué lo decía?

—¿De qué hablas?— dije con molestia— Mira, ¿Sabes qué? No me importa. Largo de aquí.

—Creo que antes de echarme vas a querer mirar lo que tengo que mostrarte— comentó, yo guardé silencio— ¿Puedo pasar?— dijo inocentemente y fruncí mi ceño.

—Cinco minutos, George. Cinco minutos y te largas de mi apartamento o empezaré a gritar— amenacé señalándolo con un dedo. Él asintió y lo dejé pasar suspirando. Echó una hojeada al lugar y antes que se pusiese a admirar mi arte, lo apresuré— Habla ya, joder, ¿No ves que no eres bienvenido?

—¿Entonces tu novio infiel sí lo es, no?— preguntó y yo bufé.

—Si vienes con especulaciones para hacerme creer mierdas que no son, puedes irte antes de los cinco minutos.

Tomó su celular y lo puso ante mí, arrugué el ceño pero cuando reconocí a mi grandote, en una cama kingsize y una puta encima, una acidez se plantó en mi estómago.

Era él. Estaba con una tipa en la cama. Y yo como imbécil que llegase con la pizza.

El vídeo duró unos cuantos minutos pero no quise verlo. Aún así me obligué a hacerlo, quería ver el placer en su rostro y, ¿Realmente? No lo encontré. Algo de eso era muy raro. Parecía grabado con una cámara de seguridad pero sé que los hoteles no las utilizan en las habitaciones. Luego me di cuenta: Estaba esposado. Tenía esposas en manos y pies y su cara era de sufrimiento, también tenía una mancha en la frente, ¿Estaba herido?

Sabía que la idea de Jeffrey era ofenderme con ese vídeo y que me apartara de mi hombre de inmediato pero no, no soy tan estúpida como para creerme esa mierda. Pero él sí.

Fingí mis lágrimas y el rostro de mujer herida a la perfección, aún cuando sólo pensaba en donde estaría y si estaba bien. Sé que existen hombres que sufren las peores violaciones y muchos no lo creen, pero estoy tan clara de la forma de ser dominante de Eder Shane que sé que jamás dejaría que una mujer lo monte sin tocarla de alguna forma, y mucho menos dejarse inmovilizar a menos que sea a la fuerza.

—Dios, yo... No, no puede ser— fingí. George me miró con lástima y sólo le contuve la mirada imaginando las maneras de hacerle pagar esta mierda.

—Sí, sé que debe ser duro, que la persona en la que confías te falle de este modo

—Yo... No lo puedo creer— me llevé una mano al cabello y actúe como loca desesperada. Más o menos así me sentía— ¿Como lo descubriste, George?

—Estaba dando una ronda de seguridad por uno de mis clubes cuando en el cuarto de cámaras me di cuenta de que, sí, era Shane en una habitación. Y conozco tu hermoso cuerpo como para saber que no eras tú— repasó mi silueta de los pies a la cabeza cómo si yo no lo notara— Lo siento, no me gusta dar malas noticias.

Asentí, "conteniendo" mis lágrimas.

—Gracias. Yo... No sé que decir.

—No te preocupes, sé que últimamente no nos hemos llevado muy bien, Candy, pero me encantaría volver a lo del principio contigo— dijo rascando su cabeza mientras se despeinaba el cabello corto, yo hice como si me sorprendiese pero me contuve para no poner los ojos en blanco. Era un verdadero idiota.

—En este momento no quiero saber de nadie, George. Te agradezco que me hayas... Abierto los ojos. Pero no, no es el mejor momento— Lo despedí sutilmente y caminó hacía la puerta parándose con ambas manos en el marco.

—¿Estarás bien?— Dijo, como si realmente le importara. Di un asentimiento triste y aparté la mirada

—Lo intentaré, gracias— me sorprendió robándome un beso rápido en los labios y antes de reclamar, dio media vuelta y se fue. Cerré la puerta y los nervios explotaron.

Caí de rodillas y sentí lágrimas reales rodar por mis mejillas

¿Donde mierda estaba?

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EDER SHANE NARRA:

Desperté con un cubetazo de agua fría encima. Seguía atado a la cama y desnudo, mis ojos se aclaron y luego de toser el agua que entro por mi nariz, me di cuenta que, en lugar de la ninfómana enferma, estaba su psicópata hermano.

—Espero que Carish te este tratando bien— dijo sonriente.

—Eres un maldito idiota, ¿Lo sabes? Todo esto para tener a mi mujer, jodido imbécil— mi voz se oía ronca, hacía horas que no hacía más que gritar. Llevaba al menos 8 horas atrapado y mis malditos hombres no aparecían por ningún lado. Jeffrey me había dado otro dato, su nombre era Carish.

— Tú mujer. Me gusta que digas eso— se rió con burla— si hubieses visto su rostro cuando vio el vídeo. No pensé que lo disfrutaría tanto. Al parecer la puta de mi hermana sí sirve para algo después de todo.

—¿Qué vas a hacer conmigo, eh, Jeffrey? ¿Tenerme aquí atado?¿Torturarme? Si vas a matarme hazlo de una vez— hablé con dureza y su rostro cambió a total seriedad.

—Si quisiera matarte ya tendrías una bala en la frente. No, quiero que sufras el desprecio de Verónica. Que pierdas de a poco lo que haz querido tener y eso incluye tu fortuna y la deliciosa perrita que te haz estado cogiendo.

Él no sabía nada de mi hijo, no podía permitir que lo supiese.

—Dime una cifra y te la daré.

—He perdido al menos una docena de hombres mientras estás aquí y no llevas veinticuatro horas. Estoy cansado de ti—Al menos supe que mis hombres le estaban dando batalla y no dormidos en algún puto lugar.

Con una inyectadora en mi cuello me desmayé instantaneamente, sin saber qué mierda me rodeaba y pensando en la estabilidad de mi mujer embarazada. "Zeus se los va a comer".

—Hey, muñeca— hizo un intento de sonrisa y vi lo moreteado de su rostro. No dudé en acercarme y llevé una mano a su mejilla, estaba frío. Se acurrucó a mi cuerpo y no tardé en verlo como un pequeño niño indefenso. Odiaba verlo así y sabía que ese maldito tenía que pagar.

—Dime que estás bien, Eder— pedí cuando llevó su mano sin intravenosa a mi mejilla, estaba limpiando una solitaria lágrima que rodó por mi rostro.

—Te juro que no quería estar con esa mujer, cariño. Te lo juro por la vida de mi hijo en tu vientre. Ella... Uso una crema que me hizo parar y... me violó. Nena, sé que es una locura pero por favor--

—Shh... Ya, lo sé, no soy tonta, Eder— Sus orbes amarillos estaban abiertos con fuerza y brotaba la sinceridad y desesperación de ellos. Eso solo me confirmó que él estaba secuestrado—¿Quién fue?— pregunté con más dureza de la necesaria.

—Al parecer el bastardo de George Jeffrey tiene una hermana muy puta— murmuró mirando a otro lado. Sentí mis uñas clavarse en las palmas de mis manos—Verónica, por favor, tú no te preocupes por nada de esto, yo--

—Y una mierda que no me preocupe, Eder— dije furiosa parandome de la camilla. No podía creer que me dijese que me calmara— Toda esta mierda es por que un idiota sádico se enamoró de mí en un momento de cachondeo y, por mala suerte, es un puto millonario. Ah y de paso incluímos el hecho de que tiene una hermana violadora. ¿Te parece que me quedaré en la casa esperando a que te maten a ti o vengan por nosotros?— Traté de bajar el tono de mi voz, mi latido estaba tan desesperado como me sentía.

—Cariño— Él estaba sentado en la camilla, revolvió su cabello— No quiero arriesgarlos. No puedo hacerlo, ¿Entiendes?— Negué con la cabeza. Eder suspiró cansado y vi el dolor en sus ojos— Esta bien. ¿Qué pretendes?

—Él fue a buscarme y luego de mostrarme todo lo que según hacías en una habitación de su club, me pidió una oportunidad— tenía el ceño fruncido. Me acerqué a la camilla— Vi las esposas, supe que algo no iba bien. Actué perfectamente y George jura que estoy de su lado y que te odio. ¿Lo entiendes? Soy la carnada perfecta.

—¡NO!— Gritó y me sorprendí— Dirás ustedes son la carnada perfecta. Y eso es lo que él quiere. Tenerte. Aún no sabe nada del embarazo y no pienso arriesgarlos a ambos por un simple idiota.

—No es un simple idiota. Mira lo que te hizo. Hay hombres muertos por toda la ciudad y estoy segura que tiene algo que ver— él miró a otro lado dándome la razon— No estoy preguntandote, te estoy informando sobre lo que haré y te invito a unirte a mí, sino, puedes seguir tu camino.

Me miraba en silencio, sopesando mis palabras. No me arrepentía de ninguna y Eder sabía que hablaba en serio. Asintió cortamente y miró a un extremo contrario.

—Te amo, Verónica Tocker. A ti y a tu jodida forma de ser.

Mi corazón se paralizó y, sin pensar en los golpes sobre su rostro y cuerpo, besé sus labios con fuerza, hasta que el aire se agotó en mis pulmones. Pegué mi frente a la suya y busqué su amarillenta mirada, esa que me enloqueció desde la primera vez.

—Te amo, Eder Shane y prometiste irme a buscar al infierno así que no lo olvides jamás.

Me dio una sonrisa y su mano fue a mi vientre, me levanté para que le diera un beso, era algo tonto pero lo comenzó a hacer luego de la visita al doctor.

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El plan estaba resuelto, aunque lo odiaba firmemente. No quería arriesgar la vida de Eder, o la mía, y muchísimo menos al fruto de nuestro amor.

La idea era que Eder se quedaría de lado, oculto entre las sombras, mientras yo fingía odiarlo ante todos y, bajo cuerda, le daba alas a George. Él quería joder los negocios de Eder y yo haría eso mismo con los suyos. Pero sobretodo, él quería sentirse mi dueño, creer que le arrebataba ese poder a Eder Shane y aprendería, que con Sweet Candy, soñar no cuesta nada.

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