( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD romance Capítulo 40

El hotel Sunday nos recibió luego de la salida del hospital, no puedo decir ni explicar cómo me siento. Creo que necesito alguna clase de terapia pero será luego de acabar con la mierda que nos rodea.

Jeffrey se comunicó conmigo y a duras penas pude dirigirle la palabra por teléfono. Le expliqué algo sobre un familiar enfermo y que tuve que viajar a mi pueblo, colgué cuando soltaba un par de maldiciones y amenazas a mi persona. ¿Qué más podía quitarme?

Eder se esforzaba, realmente lo hacía. Me atendió como se debía en los momentos más débiles, limpiaba mis lágrimas y me consolaba cuando las pesadillas llegaban a mi mente. Ya habían pasado dos semanas y la herida se curaba bien, los puntos habían sido retirados y sería cuestión de tiempo para que desapareciera de a poco en mi piel pero no era algo que me quitase el sueño.

Busqué en Facebook el perfil de Carish y la agregué a mis amigos, no tardó ni cinco minutos en responder la solicitud. Todas sus fotos eran presuntuosas y con insinuasiones sexuales, era todo un caso la psicópata.

—Nena, debes de comer más que frutas, el doctor dijo que no puedes permitirte tener anemia porque tus valores van a bajar y te sentirás realmente mal.

Me contuve para no voltear los ojos, el hombre se comportaba como mamá algunas veces, por lo que decidí ceder, en un lado Eder estaba haciendo todo lo posible por mi y, en otro, el pollo que tenía en la mano olía delicioso.

Mientras comía mi celular se iluminó con una notificación, era ella.

"Hola, Vero. Tanto tiempo, pensé que mi hermano te había encerrado en una mazmorra, lol"

Sí, comiquísima.

"Carish, la verdad las cosas no van bien entre nosotros, te agradecería que no le dijeses que hablamos, no entiendo su molestia a nuestra amistad. Es un tipo muy raro"

No mentía, ese idiota realmente era raro, un verdadero lunático.

"Ese tonto tiene sus problemas, pero a mi claro que me encantaría ser tu amiga. ¿Quieres que hagamos una pijamada? ;)".

No se andaba con rodeos, excelente, tampoco tengo tiempo para jugar.

"Claro, pásame la dirección y a eso de las siete llego, llevo helado :)"

Recibí el mensaje y decidí esperar a mi chico para contarle. Se ha estado moviendo mucho entre las sombras últimamente aunque sé que le duele un poco el hecho de no estar manejando KitPer. Se reunió vía teleconferencia con los demás socios, dejando por fuera a George, para hacerles saber su recelo con Jeffrey y que estaba tratando de separar su asociación, pero pareció calmarlos un poco el hecho de saber que Eder no lo apoyaba, les pidió tiempo y disimulo y, sobretodo, no decirles sobre la reunión e informarlo de cualquier asunto.

Volví a concentrarme en las actividades, gracias al cielo y al aburrimiento llevaba mis tareas y ensayos al día y no estaba retrasandome con las clases virtuales que comenzaron a impartir luego del paro escolar, me sentía muy bien volviendo a estudiar y me ayudaba a no pensar en... Mis cosas.

Dos semanas y aún no lloraba, sólo cuando la nostalgia me acorralaba pero no sentía que lloraba todo lo que tenía retenido, mi pecho se llenaba de un peso muerto que estaba amenazando con acabar conmigo y me sentía cada vez más mal. Pero Eder no necesitaba más, era suficiente con todo lo que tenía encima.

Miré el reloj, cuatro y doce de la tarde, me di una larga ducha y empecé a asicalarme como era debido, depilé todo vello y lavé mi cabello con shampoo, acondicionador y baño de crema. Me peiné con tranquilidad y hunté mi cuerpo de crema y perfume y me sentía super diferente. Salí y eran las cuatro y cincuenta y ocho, sólo tarde un poquito.

Me puse una tanga fucsia y no pensé en cubrir mi cuerpo con más nada mientras buscaba un té helado en el refrigerador, el penhouse era realmente amplio y tenía una terraza encantadora, el clima empezaba a ser ideal: ni cálido ni lluvioso, por lo que aún en mi desnudez, decidí tumbarme en la silla mirando el espectaculo del cielo y tomando mi bebida cuando sentí la puerta principal abrirse con llave por fuera.

—¿Nena?— la voz de Eder llegó a mis oídos y le hice una seña a través de las corredizas de vidrio para que me viese.

—Aquí, cariño.

—¿Como vas, amor? ¿Terminaste los deberes?— Él paseaba su vista por mi cuerpo y acomodó un poco sus piernas. El sexo estaba prohibido para mi por al menos dos semanas más y sabía que era un verdadero reto para él, aunque sentirme deseada por mi pareja me hacía sentir muy bien, mi lado ególatra siempre presente.

—Sí, baby. Hablé con Carish también— su rostro se tensó, se con exactitud cúanto odia a esa mujer: Es casi el mismo nivel de odio que siento yo por George— A las seis nos reuniremos para una "pijamada"— puse mis ojos en blanco, la tipa era una conquistadora y juraba que yo caería en su red cuando la verdad era que me había convertido en una Viuda Negra y empezaba a tejer mi telaraña sobre ella sin que lo notase.

—Deberíamos atraparla hoy mismo y empezar la tortura— murmuró él sentandose en la misma silla larga que yo y tomando un sorbo de mi bebida, cosa que me importó en lo más mínimo, llevé mi mano a su antebrazo y lo acaricié por inercia, relajandonos a ambos con el simple toque de nuestras pieles.

—No, bebé. Ya hablamos de esto, le sacaré todo lo que pueda sacarle y luego la tendrás en bandeja de plata, te lo prometo. Esa puta nos va a pagar todo lo que nos hizo. Ella y su hermano lo harán— prometí con rostro serio y el asintió cortamente.

Entré a vestirme, y decidí no ser sútil. Esta guerra había empezado y yo sería quién ganara. Busqué un overol en falda de jean, abajo usé la tanguita fucsia y sólo un brasier de encaje muy bonito y del mismo color, mi par de Nike corte bajo de color blanco y fucsia y mi cabello suelto, puse más perfume sobre mi cuerpo cuando Eder me entregó con un poco de molestia la taza de helado de ron con pasas que me había mandado a comprar con alguno de sus muchachos.

Lo abrí delante de su mirada curiosa y abrí las tres pastillas sedantes que tenía en mi mano sobre él, revolví con una cuchara para que el polvillo no se notara. El doctor me había entregado un frasco completo cuando salí del hospital y me pareció buena idea utilizarlo. Volví a cerrar guiñandole un ojo a mi chico de mirada divertida.

Le di un beso en los labios y prometí contactarlo apenas se durmiera Carish.

Tomé mi pequeño bolso y me lo puse en el hombro, y que comience la fiesta.

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—¡Viniste!— Su voz melosa y su flequillo revuelto me dieron la bienvenida cuando abrió la puerta, era un apartamento de seis plantas y ella vivía en la tercera, usaba una bata de seda color hueso y debajo un conjunto de encaje de color vino además de sus pies descalzos. Debo decir que era una verdadera belleza, lástima que estuviese tan loca.

Al parecer y por lo que Eder me dijo, Melissa y ella no se llevaban nada bien, problemas con chicos supongo, y por eso ella se comunicaba con George. Carish no era una chica muy inteligente y su familia la mantenía apartada y calmada con una buena cuota de dinero al mes.

—Claro que sí, y traje helado— dije meneando el envase en su rostro, sonrió y se apartó para dejarme pasar.

—Eh, no me saludas— dijo acercandose a mi para dejar un suave pico en mis labios que no respondí por la sorpresa— Ven, sientete como en tu hogar.

Hablamos de trivialidades un poco y cuando sacó una botella de champagne tuve que negarme diciendo que tenía una infección en la orina y no podía tomar alcohol, ella me creyó de inmediato y se sirvió una copa enorme. El helado estaba en su refrigerador y no veía la hora de que empezara a comer.

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